-Ambar recoge tu ropa.-Escuché a mi madre decir desde la cocina. Me levanté del sofá dejando el libro a un lado y me metí a mi cuarto. Miré las cajas abiertas con algo de ropa en mi capa y suspiré. ¿Por que ahora y no en Junio?-¡Deja alguna para este mes!
-Ajá.-Creo que mi forma de ser original era cuando estaba sola o a veces con mi abuela. Era seca pero siempre estaba bailando o cantando, no me reía si no lo veía necesario, me gustaba ser así. Pero cuando lo intentaba ser así con el resto, se preocupaban o se alejaban de mi. Nunca era así con los demás.
Sin ganas me puse a recoger toda mi ropa dejando muy vacío mi armario.
Solo una poca ropa para este mes de clase.
Pase por la cafetería de siempre en la esquina de mi casa, antes de entrar a casa, y vi a mi padre y hermano dentro. Fruncí el ceño y entré bañándome un olor a dulce y alcohol.
-Holi-Me acerque a mi padre y mi hermano.
-Hola.-Dijeron los dos.-Mira Miguel, esta es la otra hermana-Dijo mi hermano
-¿Es la última?
-No, espera que lleguen los demás.-Sonrie mirando detrás de mi esperando a que entre alguien. Mi hermano siempre era así de bromista. Y chasqueó la lengua divertido.-No hay más.
No pude quedarme más rato, tenía mucha hambre y no quería hablar con nadie.
Tampoco comí hasta las cinco de la tarde, no quería ver a nadie. Quería dormir hasta que se acabara él mes. Odio las despedidas tanto como las californianas mal hechas que tengo, es irritable. Mi padre consiguió trabajo, debería estar contenta.
Se que parezco egoísta, pero nunca me han durado mis amigos. Salvo Jorge, mi mejor amigo.
Casi nunca salía de casa, pero estos 15 días que venía mi americana, debería salir y olvidarme de todo lo que esta pasando. Debería asumirlo ya sin berrinches internos.
Calma.
