VII

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Final

Rebuscaba entre mis cosas que permanecían sobre mi cama, totalmente desordenadas, mientras escuchaba a mis amigas contar su historia de "Por que nunca dejar a tu amigo un boli", la razón era simple: acababa en el hospital.

-¡Fue divertido!-Exclama Lucía.

-No te pasases.-Dice Lidia mirándola intentando ocultar su risa.-Ay no, en realidad me dio mucha penita.-Dijo mirándome cambiando el tono a penuria.

-Se puede saber que buscas hija mia, acabarás en Narnia si sigues metiendo la mano debajo de la colcha.-Me giro a ver a Lucia y no puedo evitar soltar una risilla.

-Busco mis notas, mamá mía.-Ella rodó los ojos sonriendo y emprendí de nuevo la búsqueda de mis notas. Hacía ya una semana que habíamos acabado las clases, Elián ya salía de la universidad y su hermana y yo entraríamos a segundo de bachillerato. Tenía que enseñarle las notas a mi padre que venía de visita hoy a nuestra casa.

Si, mi madre tenía razón: "Cuando vivas sola morirás en tu mugre se lo desordenada que eres". Pero esta vez no es mi culpa, llevo tres días mala y el desorden era de Elián. Que de llevar tres días soportando mi mal estar y no le daba el alma para recoger todo después de trabajar.

-¡Aquí están!-Casi podía escuchar un aleluya cantado desde los ángeles del cielo. Ah no espera...Era Lucía.-Por favor para antes de que hagas sufrir más a mis oidos.

-Tu te quejas y yo la tengo al lado.-Dice Lidia tapándole la boca.-Oh Dios...Silencio...-Cierra los ojos como si el sonido del ventilador era lo más hermoso del mundo.

-Bueno que si.-Me apresuré a decir.-Vamos a ir en dos semanas a Madrid, estaréis, ¿No?

-Si, estaremos. Pero a saber si llegas si llegas después de organizar tu casa.-Cerré mi puño y estiré mi dedo del medio para tan solo enseñárselo a Lucía.

-Se que Elián y yo parecemos desordenados. Pero os prometo que no, no aguantamos ni tres días viendo el desorden.

-Y menos esta que es como una mini madre/suegra/ogro de la limpieza.

-Meter a "ogro" y "limpieza" en la misma frase no queda bien, Lidia.-La miré como si fuera una de las divinas.-O sea como tu cara.-Sonreí al escucharlas reír.

-Ah pues como la tuya misma.-Contrataca y empiezo a reír a carcajada suelta. Pero mi móvil hace que se callen mis amigas.-Mejor nos llamas luego.-Dice Lidia de nuevo y desconecta la videollamada.

-¿Si?...Si, soy yo...-Me quede esperando un raro. ¿El hospital?-Mmmm, si soy su novia.-Me levanté como un resorte y cogí mi bolso al escuchar esa terrible noticia.
Sin pensármelo dos veces cogí el coche, que tenemos en común Elian y yo, y salí echando leches del garaje. Siempre digo que es malo conducirlo sin pensar, pero esta es una urgencia. Elián y Dua me esperaban en el hospital.


No tardé ni diez minutos en llegar al hospital, ventajas de vivir en una ciudad muy pequeña, y tardé menos de tres minutos en llegar en frente del pasillo que conectaba con la sala de cirugías. Busqué con la mirada en los asientos vacíos a mi mejor amiga, me ponía casa vez más nerviosa al ver que no estaba ahí.

-Joder...-Susurré cuando alguien me tocó el hombro y, al girarme, ver que era mi mejor amiga. La abracé por unos minutos dándole fuerzas, o más bien intentando ella dármelas a mi.-¿Cómo esta Elián?-Pregunté con un gran dolor en el pecho.

-Está en el baño y no ha salido desde que la llevaron a quirófano.-Asiento.-¿Te importa que vea cómo está?

-Claro que no...Miguel está en camino así que no estaré sola.-Asentí y con gran prisas busqué los baños. Me metí en el servicio de hombres sin pensarlo dos veces y miré a la única puerta blanca cerrada. Con paso ligero me acerqué a la puerta y apoyé la espalda en ella.-¿Cariño?

Elián #thedomains2019 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora