23

61 8 2
                                    

*Elián Marin*

Suspiré mirando como Hugo se quitaba la ropa de trabajo para irse a sentar con su novia.
Era mi mejor amigo y tenía que cubrirle, pero Amber no se merecía esto.

Ella era hermosa, una chica encantadora con la que te reías siempre...Pero al conocerla a fondo, te dabas cuenta que era más que eso. Era una chica con la que los temas de conversación nunca acaban, siempre tenía algo que decir, tenía un conocimiento extenso, se defiende muy bien ante toda situación.
Cariñosa, brusca, fría y encantadora.
Era un torbellino se personalidad; en el que si te absorbía, tenías el privilegio se saber una parte de sus sentimientos. Pero solo ella decidía si te dejaba dentro se ese caos para que la conocieras o te expulsaba lanzándote lejos de ella, haciendo que te congeles del frío al no sentir su calor en las palabras.

Te haces inútil como persona cuando le haces daño.

-¿Me cubres?-Le miro.

-Claro.-Respondo cortante. Y me sonrie.

-Cálmate, yo también la quiero.

-Si la quisieras no la engañarías.

-El burro hablando se orejas.-Apreté mis puños mirándole y decidí seguir haciendo mi trabajo.

Cuando estaba atendiendo a la otra novia de Hugo, me giré a ver que una chica se sentaba en una mesa alejada.

Era ella.

Noté como mi corazón se aceleraba al verla con su pelo revuelto y mi sudadera puesta. Estaba preciosa, estaba a punto de irse a dormir. Pero algo la detenía, siempre dormía tarde. Su cabecita nunca paraba de crear. Se veía jodidamente perfecta...Con esa sonrisa...

Su sonrisa...

Mierda, Hugo.

Acabarás con esa hermosa sonrisa. Suspiré y al ver que buscaba a su novio le bloqueé la visión.

*Dua*

Había acudido a su casa todos estos días pero aún así...No dejaba de llorar. No se levantaba de la cama, su abuela estaba demasiado preocupada. Esta rota.

Totalmente rota, esa era la gota que colmó el vaso.

-Dua por favor dime que le ocurre.-Me dice su abuela suplicándome.

-Eso no me toca a mi, señora Roypas.-Le sonreí.-Solo dele su tiempo, ¿Okay?-Acaricié sus manos para luego subir con Amber. Entrando despacio mientras cierro.
Estaba envuelta en sus sabanas mirando a la nada mientras metía un trozo de empanada, sin ganas, en su boca.
Estaba destrozada.

-Por favor vete.-Dijo en un susurro y yo negué.-No, ¿Sabes por qué?-Le sonrío mientras niega.-¡Te tengo una sorpresa!-Me río mientras abro la puerta para que mire al chico delgado, alto y sonriente. Noté como sus ojos se cristalizan y empieza a llorar.

-Yoryi...-Se tapa la cara llorando y Jorge no tarda ni un segundo en sentarse a su lado para abrazarla. Me senté al otro lado y acaricié su espalda para que volviera a desahogarse.

-¿Que me decís de un secuestro ahora?-Bromea y Amber ríe un poco limpiándose las lágrimas.-¿No? ¿Y un asesinato?

-Jorge...-Le advertí.

-¿Ni siquiera uno pequeño?-Nos empezamos a reír. Sabía que era lo que ella necesitaba.

Un amigo de toda la vida. Me sentí un poco celosa pero me gustaba poder ayudarla.

-Enséñame la ciudad.-Sonreí, ese era muestro plan. Sacarla a ver la luz del Sol. Alegrarla.

-¿Enserio?-Replica.

-Si, vaaamos.-Tiro de ella y la meto al baño.-Yo te elijo la ropa.

Sonreí junto a Jorge.

Era un plan perfecto....

O era.

Elián #thedomains2019 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora