IV

42 7 1
                                    

{Tenía 17
Cuando descubrí
El placer}






El sonido de la cucharilla contra la taza del café, resonaba por toda la cocina vacía, como una gota de agua procedente de la llave, cayendo en el lavaplatos.

Eran a penas las cuatro y veinte de la madrugada y no dormí nada pensando de como actuaría, dentro de un día, en clase. Fue ayer cuando le tiré azúcar derretida a Lorena en el pelo, la chica que me gustaba.


·Hace unas horas·


El sonido de la música retumbaba tanto en la casa, tanto que la música traspasaba las paredes que seguramente si hubieran más casas por la zona, la gente se quejaría. Pero habíamos alquilado esta casa solo para fiestas, a las afueras de la ciudad cerca de un bosque.

Estaba al lado de mi mejor amigo, mientras mirábamos al "DJ" tocar. Cuando entonces se acercaron nuestras amigas, Lorena y Sofia.

El codo de Hugo chocó contra mi costado y miré a la chica de pelo negro y ojos azules que me gustaba tanto. Una de las primeras chicas, que en tres años, podía tratar como amiga. Era carismática e inteligente, me sentía tranquilo a su lado.

-Hola-Sonreí después de saludarla. Ya habían pasado más o menos unas dos horas cuando quisimos ir a "Hablar", en una de las habitaciones de la casa. No la había hecho mucho caso desde entonces.

Pero era por vergüenza. Ella y yo pasamos por más de unos simples besos. Lorena tenía más experiencia en ese sentido, yo nunca había experimentado algo así antes. Fue con ella con la que descubrí el placer.

-Hola-Me contesta con una media sonrisa después de darme un beso de media luna. Ambos no sabíamos como actuar.-Elián...-Dijo llevándome a la cocina, lejos de todos.-Hablemos de nosotros.- ¿Éramos amigos?¿O algo más? Pero ahí me entró el miedo.

Nunca me he abierto con nadie sobre mis sentimientos, no era capaz de amar a una chica y protegerla si yo no controlaba mis pesadillas y amueblaba mi cabeza.

No estaba listo.

-¿Qué somos?-Eso mismo quiero saber yo.

Sin saber que contestar, cogí un vaso de la mesa con un líquido y me lo llevé a la boca para beber...Pero eso no era agua. La consistencia era algo más sólida y tenía un sabor demasiado dulce para mi. Cuando abrí los ojos después de escupir, miré a Lorena repleta de esa sustancia.

Se estaba quitando los restos de los ojos, los pelos de su cabello se pegaban entre sí formando mechones gruesos y pastosos, su boca entreabierta y algunas lágrimas salían de sus ojos.

-Lorena...Yo...-Traté de tocarla para ayudarla, pero me empujó fuerte hacia atrás haciendo que la parte baja de mi espalda chocara con la encimera, para que luego mi camiseta se llenara de limonada con algo de tequila.

-¡No me toques!-La miré.

-Te juro que no fue mi intención, Lorena-Traté de acercarme, excusándome.

-Eres despreciable. Pensé que eras distinto.-Se cruza de brazos.-¿Por eso no me hablabas? ¿Por que solo buscabas sexo?-Me quedé en silencio con la mirada pegada al suelo, bastante decaído.-Pierdete.-Es lo único que me dice después de desaparecer por la puerta de la cocina. Algunas personas que estaban en la cocina, para recargar su bebida, se quedaron viendo la escena.

Traté de seguirla, pero la gente que estaba bailando era un obstáculo para mi.


No se puede ser más patético.





Ahora(17 años)•


-Buenos días.-Dice mi hermana pequeña, entrando con su pijama de Cenicienta, a la cocina.-¿Que haces aquí tan temprano?-Miré la hora, ¿Cuanto tiempo había pasado?, eran las ocho y treinta de la mañana. Miré mi café, frío por el largo rato que me quedé embobado viéndolo.

-Buenos días, bicho.-Sonrío mirándola.-¿Que película quieres ver hoy?-Era Domingo de películas. Mi hermana y yo decidimos seguir la tradición, que teníamos con nuestros padres, de todos los Domingos despertarnos y ver películas todo el día. Aislados de los demás.

-Pues hay una que quiero ver.-Dice cogiendo la caja de cereales.-Trata de un pez que quiere ser famoso y luego... Pero el pez se parece a un famoso...-Echa los cereales en un plato hondo.-Se hace amigo de un tiburón que le ayuda a hacerse famoso.-Me sigue explicando mientras pone leche en sus cereales.

-¿Espanta-tiburones?-La miré detenidamente. Esa película estábamos viendo en la mañana de mi cumpleaños, antes de que nuestros padres intentaran matarnos.-¿Segura?-Tengo miedo de que al verla, recuerde ese día y vuelva a encerrarse en su habitación.

-¡Claro que estoy segura!-Sonríe acercándose.-¿Le tienes miedo al espanta-tiburones?-Mueve sus manos hacia mi.

-Más miedo le tengo al mono que tengo delante.-Me pone una cucharilla cerca de la cara mirando mi reflejo.

-¿Ese mono?-Astuta.

-¿Como se te ocurre?-La miro salir corriendo de la cocina, empiezo a seguirla hasta que la cojo como un saco de patatas sobre mi hombro.

-¡Suelta!-Chilla dándome pequeños golpes en la espalda y moviendo las piernas.

-Jamás.-La tiro sobre el sofá y me siento con cuidado en su barriga, encendiendo la televisión.

-¡Me ahogo!

-¿Quieres que haga peso de verdad?-Dejo de contener el cuerpo. Y empieza a darme en la espalda.

-¡No respiro!-Me río y me pongo a su lado después de colocar la película.





¿Por qué es tan difícil seguir adelante con mi vida?¿Dejar de ser yo mismo solo con mi hermana?

Elián #thedomains2019 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora