7

96 9 0
                                    

Estábamos de visita a Cartagena, nuestra nueva ciudad, este fin de semana para ver la casa y para que mi padre pudiera arreglar su nuevo despacho en la Universidad.
Estaba colocando mi ropa en el armario pero el ruido de mi teléfono me molestó nuevamente.

-Hola.-Contesté.

-Hola, Ber hija, ve a mi cuarto y verás una caja blanca con papeles. ¿Me la puedes traer por favor? Ya sabes donde esta la Universidad.

-Si-Dije desanimada- Ya voy.

-Ponte un suéter, hace fresco.-Colgó.

Hice lo que me pidió, me puse un suéter de la Universidad de Salamanca que me regaló la ex pareja de mi padre y cogí esa caja de papeles.
Al salir del edificio miré el suelo. "Calle Soledad" justamente detrás del Coliseo.

-Si, soledad la que voy a sentir yo.- Suspiré y al pasar delante del puerto me debute para mirar el primer submarino que estaba en el cristal del museo de la Universidad.
Cartagena era muy pequeña, pero llena de historia, y aprendí rápido donde estaban las cosas.
Después de quedarme empanada por aquel submarino entré a la recepción de la Universidad.
Nunca había estado por dentro, era bonita. Pero no me interesaba la ingeniería ni derecho.

-Perdona, ¿Estudias aquí?-Dije a un chico para detenerle.

-Si, estudio aquí.-Sonríe y mira mi sudadera- ¿Universidad de Salamanca? ¿Te han transferido? No veo tu placa con el nombre.-No pude evitar reírme.

-No, no soy universitaria.-Sonreí y miré su placa.-Elián.-Le miré.- Soy hija del profesor de derecho, ¿Sabes donde esta su departamento?

-Lamento decirte que soy nuevo, señorita...-Sonríe.

-Ambar, soy Ambar. No pasa nada, preguntaré a algún profesor.

-Mejor mira en el mapa de la entrada.-Lo señala.-Siento no poder ayudarte.

-No pasa nada.-Sonreí.- Hasta luego.-Me marché a ver el mapa.







Abrí la puerta sin necesidad de llamar y miré el desastre de cajas y papeles por los suelos y mesa. Pero nada en las estanterías.
Dejé la caja en algún sitio libre y abrí la neverita sacando una gaseosa.
Miré la puerta abrirse y detrás de ella mi padre.

-Hola.-Sonríe.

-Aquí esta la caja.

-Gracias. ¿Todo bien por casa?

¿Por casa?

-Si, ya tengo el armario listo. Luego iré a dar un paseo con la abuela y a comprar comida para la cena.

---

Pasada los días con mi americana, entraba la semana de exámenes del segundo trimestre. A todos se nos notaban cansados y consumidos por dentro. Mucha gente nos habla diciendo que es nuestra mejor etapa, que la disfrutemos. Que ellos a nuestra edad lo tenían todo organizado...

Pero lo que no saben es que ahora la presión académica se ha ajustado a un solo tipo de alumnado no tomando en cuenta a gente con más dificultades para lograr entender una cosa. No hablo de gente con discapacidad, sino que no todos somos buenos en lo mismo: No todos los pájaros saben nadar, ni todos los peces saben saltar.

Miré mi hoja repleta de fórmulas sobre física para ver si podía aprenderme algo. No tenía ni la mayor idea como iba a sacar este año en cuarto, mi primer trimestre fue mal con dos suspensas y este segundo trimestre va a peor. Llevo suspendiendo todos los exámenes y tengo una última oportunidad para aprobarlos esta semana sin vomitar letras ni números.

¿A quien se le ocurrió la maravillosa idea de hacer los trimestres más cortos? We need to talk about it.

Al acabar, mi intento de estudiar, me puse a recoger los último que quedaba en mi cuarto para que se lo llevarán mis padres.

Dios, sólo una semana y me iré lejos de aquí. ¿Seguiré teniendo contacto con mi mejor amigo? Me gustaría verlo igual que siempre, no quería conseguir otros amigos. A estas alturas de la vida, cuando había conseguido tan poco desde la vista de terceros... pero si lo ves desde mi vida... había logrado tanto.

Había mejorado en mis notas, había empezado a sonreírle a mis padres más a menudo. Era más habladora con ellos, ya no iba al hospital para las citas con mi psicólogo ni psiquiatra. Ya no las necesitaba.

Todo para mi era genial: días aburridos, días divertidos, días tontos y días concentrada.

Había dejado atrás toda la monotonía de mi día a día y ahora veía todo de color. Tengo miedo de que si salgo de mi burbuja, todo se vuelva como antes.

Y por lo que he escuchado... una vez vuelves a hundirte... no vuelves a salir.

Elián #thedomains2019 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora