Capítulo diez.

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Alexia Mc'Mahon.

El crujido de la puerta hace eco al cerrarse de golpe.
Ese mismo sonido lo he escuchado en incontables veces los últimos dos días.

Ha parecido una eternidad.

La habitación está semi oscura, sino fuera por la luz de la lamparita postrada en una mesa, todo estaría a oscuras.
No he podido distinguir cuando es de día o de noche, pero Lombardi viene cada día para ver cómo nos encontramos.

Nuestra desesperación parece ser una fuente para fomentar su ego y su hombría.
Imbécil.
Hazel y Margaret se encuentran conmigo en el cuarto, Lombardi no permitió que ninguna quedará en el apartamento, y nos saco a rastras ese día, con mi herida punzando y mi boca sangrando.

Hazel ha estado con mucha ansiedad, y a pesar de que la habitación no está en tan malas condiciones, el encierro no ayuda con ninguno de sus padecimientos.
Lombardi tiene la hora precisa en que Hazel necesita inhalador y sus pastillas y logra mandar la dosis a mi petición.

Hazel está apretada a mi pecho con fuerza, no ha dicho ninguna palabra desde que salimos y cuando le intento sacar una conversación cierra los ojos, lo mismo pasa con Margaret, que trata de ayudarme, pero es imposible ya que la situación no parece mejorar.

Si solo Alek...
Mis ojos se nublan por las lágrimas, toda esta situación me recuerda a cuando mis padres nos dejaban encerradas con el fin de no tomar alimentos de su refrigeradora, y no les importaba  dejarnos horas bajo cerradura.

Todos esos recuerdos quedaron en el olvido cuando conocí a Alek, sus cariños y mimos con Hazel y conmigo, me hicieron soñar despierta.
Soñar con que podría ser feliz.

Ahora me doy cuenta de que el destino puede cambiar de un segundo a otro, y pasar de sonrisas a lágrimas.
Hay momentos en los que la silueta del rostro de Alek viene a mi mente, y extiendo mi mano al aire, como si estuviera a mi lado, diciéndome que todo va a estar bien y que me sacara de este maldito tormento.
Falsas esperanzas.

El frio de la pared, hace que mi mejilla arda un poco, trato de no prestarle atención mientras chequeo lo más seguido a Hazel, que por ahora se va dormido de nuevo en mis brazos.

Me sobresalto al escuchar tan seguido el sonido de puerta, todas nos ponemos alerta al ver a Lombardi entrar y la gran lámpara encenderse y iluminar el ambiente.

Se acerca a nosotras, Hazel se acurruca más a mí, el temblor de su cuerpo es tan notable que su respiración se agita de miedo hacia este hombre.

—No tengas miedo. —le dice Lombardi con una sonrisa, que a mí parecer es sarcástica e hipócrita—. No te haré daño... si tú hermana hace lo que le digo.

Cuando me pasa el inhalador, lo tomo rápidamente para hacerla inhalar a través de el, le brindo tranquilidad todavía con este hombre casi encima de mí.
Las pastillas y el vaso de agua vienen después.

Lombardi suele levantarse e irse siempre, pero está vez se queda agachado mirándome fijamente.
El miedo en mi interior se instala al ver la mirada de depredador que posee.

Levanta su mano y la posa sobre mi mejilla lastimada, odio su tacto en mi piel, pero me obligó a quedarme quieta mientras aparta mechones de mi cabello y observa con detenimiento la herida.

—Todo fue culpa de ese imbécil. —murmura—. Si no fuera por el, tú serías mi reina.

Se acerca y deja un beso sobre la mejilla herida, y al levantarse indica a dos hombres que entren.

—Llevenlas a la habitación de arriba. —y con esa orden sale del cuarto.

Dichos hombres con paciencia ayudan a Margaret a levantarse, nos brindan miradas compasivas y nos guían sin decir ninguna palabra hasta una amplia habitación, con rejas y ventanas cerradas, sin embargo la luz se centra en todo el lugar y nos muestra unos muebles y una cama King al final.

Dama de Seducción |TERMINADA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora