Nunca había amado tanto estar en el departamento. Cuando por fin un taxi se dignó a aparecer no pude sentirme más aliviada, pero aún sentía algo de pánico, creo que tanto trabajo me está volviendo loca. Alessia enseguida notó mi inquietud en el momento en que cerré la puerta tras de mí.
– ¿Qué tienes? Estás pálida ¿estás bien? – Me interrogó ella. Estaba sentada en el piso junto a la mesa de centro y sobre ésta había montones de papeles, libros y su laptop.
– Sí... No es nada. – Respondí yendo a la cocina por un vaso de agua.
– ¿Segura? Porque pareces una muerta.
– ¿Conoces un psiquiatra? Porque creo que lo necesito. – Dije luego de tomar el vaso de agua de un solo trago.
– ¿Para qué o por qué?
– Cuando estoy en la calle siento que me miran, últimamente ha sido así. – Dije acostándome en el sofá.
– Ni modo que se seas invisible para que no lo hagan.
– Tonta. – Le lancé uno de los cojines. – Me refiero a... no lo sé. Como si me observaran o algo así.
– Sí. Necesitas un psiquiatra. – Rió. – Pero por lo que me dices creo que tienes calle-personasfobia.
– Idiota. – Le lancé otro cojín y ella rió otra vez. – Me levanté del sofá y luego fui a tomar una ducha.
Estaba algo preocupada por lo que estaba pasando, por esa sensación que tenía pero como siempre, decidí olvidarlo. Preparé la cena y luego fui a dormir, mañana tendría que ir a la obra y necesitaba dormir bien y tener energías suficientes ya que estar allá agotaba todas mis fuerzas mucho más que estar en la empresa. Al día siguiente, como siempre, tuvimos un día muy ajetreado en la obra, los clientes vendrían en unos días a ver qué tal iba todo y aunque aún faltaba mucho, todo iba excelente. El señor Agramont, o mejor dicho, Khaled y Glenn aunque tenían personalidades totalmente diferentes eran excelentes personas, a diferencia de otros jefes uno sentía que trabajaba con ellos, no para ellos y eso motivaba de gran manera a todos. A pesar de que Khaled es más serio e intimidante en el trabajo eso no impedía que se notara que es un gran hombre y sus empleados lo sabían, yo lo sabía. Últimamente nos hemos llevado muy bien, con más confianza y no lo sé... Es como si hablara con Khaled el humano y no el jefe, y eso me encantaba.
– Dios, este sol va a rostizarme. – Dijo Glenn haciendo una expresión divertida. Era hora de descanso y sí que queríamos descansar, estar en la obra implicaba trabajar bajo el sol y el calor.
– No sólo a ti. – Ahora estábamos bajo sombra pero para cuando acabara el descanso y llegara a casa mi piel luciría como si hubiera estado en la playa un mes sin protector. – Parezco un pollo al horno.
– Si no me hubieras hablado de pollos y comida no habría recordado invitarte al lugar donde tienen la mejor de Vancouver. – Dijo él sonriendo.
– ¿De qué hablas?
– ¿Quieres ir a comer conmigo mañana?
– ¡Ah, te recordé eso!
– Bueno en realidad igual lo hubiera recordado. – Reí.
– Claro, iré.
– Bien, ¿qué tal en el almuerzo? Pasaré por ti.
– Seguro, está bien. – Acabó el tiempo de descanso y regresamos al trabajo. Cuando llegué al departamento sí que estaba cansada, parecía que un tren me hubiera arroyado, necesitaba dormir mil años seguidos.
*P.O.V Khaled*
Hoy el día sería imparable, tenía tres reuniones y una de ellas era fuera de la empresa, sin contar que Kya iría a mi oficina por un artículo que publicará en una revista sobre la obra Margrit y los clientes de ésta. Acababa de llegar de una de las reuniones, justo después de la hora del almuerzo. Pude ver a Munz y a Glenn bajando del auto de él, muy sonrientes y luego él... le tomó la mano. Eso no me gustó mucho, me hizo perder el buen humor que últimamente he tenido. Subí a mi oficina hecho una furia ¡¿Por qué demonios no la puede dejar tranquila?! No soporto que él la merodee y la haga reír. Nunca me había imaginado a Munz con Glenn... o con otro, y ahora lo hago y ¡No! Creo que no podría verla cada día en el trabajo sabiendo que está con otra persona. Me sentía impotente, Glenn es quién está allá pasando tiempo con ella, riendo y tomándola de la mano. Tengo ganas de bajar y partirle la cara. Pero sería hacer el ridículo y además... creo que a ella también le atrae él, al menos eso es lo que parece. Nunca me había sentido tan frustrado.
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Incluido En Mis Planes
RomanceSavannah Munz es una muchacha sencilla, humilde, lista y testaruda que acaba de terminar sus días de universitaria para entrar en el mundo de los negocios como Ingeniera Civil y está muy emocionada por la nueva vida y responsabilidades que ahora ten...