Te odio

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—Ratita, ¿Aún tienes agua en tu mochila?—Le pregunto.

—Yep.— Responde con una sonrisa mostrando la pequeña mochila gris oscuro colgando en su espalda.—¿Cuánto falta para llegar al próximo campamento?

—No está lejos, pero hay que ser cuidadosas. Nada de simplemente correr y golpear a todos.— Le miré, reprochándo lo que había hecho en el campamento anterior.

Ella solo sonrió nerviosa y se llevó a la boca un dulce de leche.

—¿Donde conseguiste esos dulces?—Según recordaba, los últimos se habían acabado hace 3 días.

—Las intercambié.—Respondió rápidamente, comiendo el dulce lo más rápido que podía.—Una docena de dulces de leche por baterías para una pistola paralizante.

¿Baterías?

—¿Pero donde...?—Llevé mis manos a la funda detrás en mi espalda. No había nada.—Pequeña demonio... Por lo menos deberías darme uno. Fueron mis baterías las que intercambiaste.

Hizo un puchero y de mala gana me dio un par de dulces.

Esas cosas sabían muy bien. Eran uno de los pocos lujos que podíamos darnos estando en esta maldita dimensión. 

Paré en seco al escuchar pasos. Alguien se estaba acercando.

—Ratita, detrás de mi. Ahora.—Danielle asintió mientras saco la pequeña pistola láser que tomé del campamento anterior y apuntaba en dirección al ruido.

Sabía que eran ellos; Gatos. Su campamento estaba cerca y era común que asignaran guardias a los alrededores. 

Era dos.

Les disparo a ambos justo en la frente y caen inconscientes.

Normalmente no recordaban nada después de despertar. Lo que lo hacía favorable para nosotras, ya que teníamos el tiempo suficiente para escapar.

—Bieeen... Veamos que tienen.—Saltando, Danielle se acercó a los dos gatos humanoides con trajes militares y les quitó todas las armas que traían consigo.—¿Que tenemos aquí? 4 pequeñas de corto alcance con municiones, una bara retráctil de acero, este es mío.—Se apresuró a decir, tomándola rápidamente.—La anterior ya no sirve. Sigamos... Oh, este te gustará. Es la bolsa rara donde puedes guardas cosas a lo Harry Potter.

Lanzó la bolsa hacia mí... Me será muy útil, ya no tendré que cargar tanto peso.

Sonreí, sacando el contenido que había en la bolsa. Era un rifle de largo alcance con mira.

—Judi, uno esta despertando.—Susurró/Gritó Danielle entendiendo su nueva bara para volver a dejarlo inconsciente.

Antes de que llegara a golpearlo le disparé de nuevo en la cabeza. Dos tiros dieron al mismo tiempo en su frente.

Fruncí el ceño, dando media vuelta a apuntando a quien sea que hizo el segundo tiro.

Y ahí estaba él. En su forma humana luciendo unos pantalones militares y una camisa sin mangas color negra.

A juzgar por como apuntaba con su mano al gato inconsciente, supuse que utilizó sus poderes.

Él sonrió hacía mí y yo le disparé en el pecho.

No tardó en tirarse al suelo y retorcerse del dolor.

Me acerqué hasta quedar a unos cuantos pasos frente a él y descargué toda la pistola.

Todas las armas en este mundo no eran mas que láseres, que iban desde un aturdimiento momentáneo hasta una descarga eléctrica de mucha potencia. Deseaba con todas mis fuerzas que Bill siguiera retorciéndose de dolor en el piso pero necesitaba guardar municiones.

¿Cuarta pared? ¡Ja!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora