4. Por las buenas.

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Existía una pequeña lista de cosas que me había permitido averiguar hasta ahora: Sí, Olivia era hija de su padre; se encargaba de distribuir la mercancía más importante de su padre y siendo sincera, es muy buena jugada

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Existía una pequeña lista de cosas que me había permitido averiguar hasta ahora: Sí, Olivia era hija de su padre; se encargaba de distribuir la mercancía más importante de su padre y siendo sincera, es muy buena jugada.

¿Quién se imaginaría que niños ricos se prestarían para hacer de camellos? Nadie, por a plena vista, ellos no lo necesitan. Por eso es muy difícil que los descubran.

También que la fiesta de la que hablaban sería en un club llamado Artemis, fuera de la ciudad. Solo estaban invitados empresarios y políticos importantes, puesto que era la única manera de vender, estafar y robar entre ellos mismos en una sola noche.

La corrupción misma.

En esas fiestas lo más común es hacer aliados, por eso ninguna invitación podía ser rechazada. Y bueno, a mí me hubiera gustado al menos tener una, por las buenas.

Pero ¿Quién dijo que en esta vida todo debía ser por las buenas?

Suspiré con cansancio recostada del balcón del último piso del instituto. Julián pasaba de mí, no es que me importara, pero era extraño. Había algo en ese chico que no terminaba de encajarme, un trillón de cosas pero las principales eran básicas: ¿Por qué siempre estaba solo? ¿Por qué siempre aparecía cerca de mí? ¿Por qué no estaba un año adelante si era mayor? ¿Por qué siento que todo lo que respecta a él es caos?

Escuché el timbre sonar para la última clase, historia, y supe que tenía pocas horas para ingeniármelas y entrar a esa fiesta, a como dé lugar.

***

La residencia del instituto era creo que más grande incluso que el colegio mismo, y si habían veinte personas de las ochocientas habitaciones era mucho. Sin duda alguna la estructura del colegio en sí me impactaba pero el resto del campus era aún más increíble, las residencias no encajaban con el diseño de los jardines y las aulas, estas tenían más un ambiente antiguo y colonial, como si hubieran estado antes que todo, y el colegio se hubiese construido alrededor.

En verdad era un desperdicio no vivir ahí, pero claro ¿Quién va a vivir en residencia estudiantil teniendo múltiples propiedades en la ciudad? Me siento estúpida de solo pensarlo.

Tiré el bolso sobre la cama y empecé a desvestirme, eran aproximadamente las seis de la tarde y por más que me matara pensando como entrar a la fiesta ¿Con qué iba a ir? No tengo ropa de fiestas, nunca voy a fiestas, porque específicamente odio las fiestas.

Me mordí las uñas del desespero, no tenía una alternativa ante eso. Mis pies se hacían escuchar por todo el suelo de madera, no había cubierto esa parte del plan. Estaba demás considerar en ir a ese club en jeans y franela.

Piensa Odette, piensa.

Escuché voces afuera, mi chismosa interior se aferró a la puerta para poder escuchar de qué se trataba. Claramente eran risas, y una voz femenina se hacía escuchar con claridad.

Una chica con una figura extremadamente bien definida se contoneaba por el pasillo en shorts y un top rojo de seda. Estaba descalza y la acompañanaba dos chicos que obvia y claramente no pertenecían aquí, llevaban el uniforme de futbol de un colegio cerca de aquí, a unas cuantas millas.

—"Los veo en unos minutos, mi cerradura está algo atrofiada, voy a ingeniármelas y los alcanzo" —Gritó. Probablemente pensaba que nadie más la escucharía con esos gritos.

Pero gracias a sus gritos, esa niña rica resolvería mi problema esta noche.

Y así pasó; Esperé hasta que salió y me escabullí hasta la puerta de su habitación. Giré la perilla, pero en verdad estaba trabada ¿La había soldado o qué? Miré el picaporte y tenía como un papel dentro, me quité una de las pinzas del cabello y lo introduje con desesperación.

Un billete de cincuenta dólares es lo que esa idiota había usado para trabar la puerta ¿Pueden creerlo?

Viva la burguesía.

—¿Señorita? —Una voz fuerte se escuchó detrás de mí. Me sobresalté y pegué un pequeño grito del miedo. —¿Esta es su habitación?

Mierda.

—S-si. —Tragué seco. Vamos Odette, no tiembles ahora. —Es que perdí mis llaves y la cerradura ha estado así desde el inicio del curso. —Expliqué.

Definitivamente el hombre de seguridad delante de mí no me creyó ni lo más mínimo. ¿Quién en su sano juicio creería que alguna de las puertas está mala? si aquí tienen empleados hasta para limpiar las cerraduras por dentro.

—Nunca la había visto entrar aquí, siendo sincero ¿Esta es su habitación?

—Soy becada, estaba en la habitación del frente pero el rector ha mandado a limpiar la humedad dentro. —Mentí. —Así que por este tiempo, es mi habitación.

—Mmm.

—¿Y su copia? —Interrogó.

—¿Disculpe?

—La copia de llave que se le entrega a cada estudiante nuevo junto con la llave original. —Explicó.

Fruncí el ceño. —¿De qué habla?

Este suspiró con fastidio y me quitó del paso. Sacó un llavero repleto de su bolsillo y empezó a buscar. —Cierto que mencionó que es becada.

¿Y eso que significa? ¿Qué soy bruta?

—Sí. —Me limité a responder.

Insertó la llave con el número de habitación y rápidamente la tranquilidad volvió a tomar mi cuerpo.

—Le sugiero que pase mañana temprano por la oficina dirección y pida un nuevo juego de llaves. —Sonrió sin ganas. —La cerradura parece estar en perfecto estado señorita.

—Gracias. —Dije antes de entrar a la habitación y cerrar la puerta de un golpe.

Bien, definitivamente él no se creyó mi cuento, pero ya no puedo retractarme.

Fui directamente al extravagante armario y lo abrí, una infinidad de vestidos colgaban de esquina a esquina. Rebusqué lo más rápido que pude, hasta ver un pequeño y ajustado vestido blanco de tirantes, lo tomé junto con una chaqueta de jean rasgada que reposaba en la cama y unos tacones abiertos con un gran lazo en la parte trasera.

Escuché de nuevo esa voz femenina cerca hablar, por instinto solo supe esconderme bajo la cama.

—Esta es mi habitación. —Dijo la chica entrando. —Y si ve que tengo problemas con la cerradura, es su problema, ocúpese.

—Ya le dije a su compañera de cuarto que pasara mañana por un nuevo juego. —El hombre de seguridad frente a ella.

—¿Cómo dice? Vivo sola. —Ella rió.

Un silencio entre ellos se hizo más que evidente.

—Le abrí la puerta a una chica pelinegra hace un momento, supuse que era su compañera. —Contó el hombre.

—¿¡Qué hizo qué!? —Gritó la chica precipitándose a caminar por la habitación. Abriendo las puertas de los armarios, revisando detrás de los estantes, de las cortinas, hasta que la vi pararse frente a la cama dispuesta a inclinarse.

No, no, mierda. 

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Nota de la autora: Les dije que esta Odette me traería muchos problemas. ¿Que creen que pase cuando la descubran? ¿Y la descubrirán? 

¿Están listos para el siguiente capitulo? Empiezan los viajes al pasado.

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Cisne Negro ✔ Asher #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora