Odette
Mi idea no fue la mejor de todas, pero fue la única idea que se me ocurrió entre tanto pánico y desesperación.
La estructura del plantel educativo donde la raíz de todo este problema había empezado se me hacia tan familiar y acogedor, que era inevitable suspirar al saber que ese lugar era también ese punto rojo en el que la bomba por lo general solía estallar.
Bajé el niño del caballo y me lo llevé cargado en la cintura dejando al animal en total libertad. No debía, y no quería, pero mantenerlo conmigo era riesgoso. Con la palma de la mano le di una palmada, la cual, alertó al animal y le dio rienda suelta a un trote carretera abajo perdiéndose entre la neblina, la oscuridad y el sonido de las herraduras bajo aus patas apagándose con la distancia.
Mi aliento estaba frío, tanto o peor que la piel del niño cuyo abrigo constaba en una franela de algodón blanca y un pantalón corto. Ni siquiera había previsto que debía cuidarle eso, era primera vez que tenia alguien a mi cargo como tal, esto era muy nuevo para mi, realmentetenia cero idea de que hacer.
-¿A donde vamos, tía?-Esa voz tan dulce me tenia enamorada, él estaba temeroso y yo lo único que quería era que se sintiera a salvo conmigo.
-Cuando sepa te digo. -Solté en broma y él rio con fuerza.
El pasillo principal del patio del instituto estaba en tinieblas, el viento azotaba los arboles de durazno con fuerza y podía escuchar los ventanales de los niveles sobre mi resonar. Estaba por entrar la cuaresma, en esta zona del pais, es normal que todo parezca un completo caos.
Comida, debía conseguirle algo de comer.
Me desplacé entre pasillo y pasillo hasta llegar a la cafetería rezando por qué los refrigeradores y hornos estuviesen llenos almenos con las sobras del viernes. Un par de tequeños y un jugo pasteurizado fue todo lo que encontré, la cafetería se surtia los lunes a primera hora, era de esperarse; el que era mi sobrino, ahora tenia una sonrisa de oreja a oreja que me llenaba a plenitud.
-¿Cómo te llamas? -Preguntó sentándose de piernas cruzadas frente a mi en el suelo.
-Odette¿Y tú? -Pregunté sabiendo que su nombre real no era a por el quele llamaban.
-Diego.-Respondió en un tono triste. -Es como me dijeron que me llamo. Como mi supuesto papá.
Le acaricie la mejilla y lo atraje a mi en un intento por darle consuelo y algo de calor. -¿Qué te dijeron de tu padre? -Interrogué.
Sabia que el niño era muy pequeño, que aún le dificultaba hablar, que no entendía otra cosa más que lo que le dijeran y eso me mataba, me quemaba, me destruía.
¿Cómo le digo a un niño que su padre no es quien le dijeron? ¿Qué lo estuvieron usando para suplantarles los progenitores que resultasen apropiados? ¿Cómo le digo que ni siquiera su nombre es real?
-Que es un hombre ocupado, con dinero, ni siquiera lo he visto. No sé como es. -Sollozó aplastando el contenedor de cartón del jugo yaterminado. -¿Por qué el no me quiere? ¿Por qué no me visita?
-¿Confías en mí?
Él asintió.
-¿Por qué? -Pregunté con curiosidad, yo esperaba un No como respuesta alo anterior.
-Si siento que eres mi tía de verdad. -Respondió.
Me quité la blusa de botones que llevaba, quedando en una de tiros que tenia abajo y se la puse sobre los hombros. No me importaba congelarme, él era mi responsabilidad, era mi vida ahora y no iba a permitir que le hicieran daño, ni siquiera el frío.
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Cisne Negro ✔ Asher #2
Narrativa generalePara Odette la vida nunca fue color de rosas, pero estaba dispuesta a poner su vida del color que le pegara la gana. Siendo ella una capaz estafadora, deberá ingeniárselas para conseguir una gran suma de dinero para desliárselas antes de que a su m...