Vuelta a empezar

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-Tú puedes hacerlo, Amelia. Es tu oportunidad de que todos esos caza talentos se fijen en ti.-me recuerda Isobel, la cuál sabe en parte todo lo que he pasado y me ofrece el apoyo que necesito-

-El traje me aprieta un poco.-le digo revolviéndome-

-Son los nervios.

-Nunca tuve tantos.-me muerdo el labio-Hace tiempo que no actúo delante de tanta gente, y menos cazatalentos.

-Tú tranquila, todo saldrá bien.-asiento y ella me contesta-Recuerda, yo no bailo...

-Yo hago arte.-termino de decir nuestra frase-

Me da un apretón cariñoso en el brazo y luego se va.
Ya estoy más tranquila. Me encuentro detrás de la cortina que da al público. Nadie me habla, saben que tengo que concentrarme. Mucha gente pasa con prisa y otros intentando calmarse para su actuación. No lo puedo evitar y paro a una chica de mi estudio con la cuál he hablado algunas veces. Parecía que iba con prisa, pero al verme me regala una sonrisa y frena en seco.

-¿Alguien ha preguntado por mi?

-Tu madre y tus amigos están fuera, si te refieres a eso.-ha podido reconocerlos por que siempre vienen a felicitarle después-

-Vale, gracias.

Toda la gente, incluida ella, se colocan a los lados del escenario para no ser vistos. Me recoloco el traje por quinta vez e intento relajarme. Inspiro e expiro. Se comienza a escuchar una voz, el hombre que tiene el micrófono y que siempre presenta estos actos. Tiene una voz como el de teletienda. Te convence de que lo que vas a presenciar es asombroso.
Me coloco en la posición inicial y veo cómo se eleva el telón lentamente.

En la primera fila están algunos hombre trajeados y con papeles, preparados para escribir, atentos a todo. Los cazatalentos. En la segunda fila está mi madre y todos mis amigos. Silvia está sentada junto a su nueva novia, la cuál no me acuerdo del nombre, nunca lo hago, pero a ella le da igual, o eso parece. Kira y Jay también están muy juntos y hablando animadamente, casi tanto como Alex y Joaquín, los cuáles no quieren admitir que están juntos, pero para todo el grupo lo están. Veo cómo están emocionados, como cada vez que me ven actuar. Uno de los hombres trajeados me sonaba muy familiar, recuerdo que a principio de curso me dio una tarjeta para que fuera a estudiar a su escuela en Dublín. Hay otro hombre al lado suya que no reconozco, pero es el que más me mira expectante. Me inspira una desconfianza increíble.

Cuando los aplausos cesan la música empieza a sonar.

Casi nunca hago bailes que reflejen sentimientos tristes, pero esta canción de verdad me gustaba, y quería hacerla bien. No quería que fueran solo volteretas y giros, sino que transmitiera sentimientos. Los sentimientos que tuve en Navidad. Ahora estamos en Julio, se han acabado las clases hace algunos días. Han pasado seis meses y aún no puedo olvidar lo que me costó dejar a Kevin. Me guardé ese sentimiento en lo más fondo de mi alma, y ahora estaba ahí de nuevo, y no podía pararlo.

Cuando la música cesó toda la multitud se levantó y aplaudió con ganas. Vi a mi madre llorando de la emoción. El telón bajó. Me fui de allí mientras cada persona que me encontraba me daba la enhorabuena por la actuación. Cuando me encontré a Isobel me lancé a sus brazos y solté las lágrimas que estuve aguantando seis meses. Ella lo comprendió y me guió hasta el camerino, provocando que todos se apartaran bruscamente.

-Voy a buscar a tus amigos.-dijo, y salió del camerino-

Lo único que le conté a Isobel fue que mi padre murió cuando nos estábamos reconciliando y que mi novio desapareció, y en parte es cierto. Me estuvo influyendo confianza hasta este baile por que sabía que no podía dar mi máximo. Pero lo di, y eso me llevó a esta situación.

Cuando la puerta se abrió me sorprendió ver quién estaba allí. Era el hombre que no me daba muy buena espina.

-¿Quién es usted?-dije limpiándome las lágrimas y levatándome de mi asiento-

-Seguro que has oído hablar de mí.-su voz era grabe y áspera-

Se hizo el silencio. Él observó la habitación, cada detalle de ella, y luego volvió a posar la vista en mi.

-¿No te recuerdo a alguien?-dijo con un tono de burla-Soy el padre de Kevin.

Mis piernas comenzaron a temblar. Todo comenzó a nublarse. Mi madre seguida de Kira llegaron justo en el momento en el que el hombre salía a escondidas de la habitación. Casi no repararon en su presencia por que estaban ocupados manteniéndome en pie mientras mi vista se nublaba del todo y me desmayaba.

NOTA DE LA AUTORA

Siento haber tardado tanto tiempo en volver a comenzar la historia, pero prometo que si tardo tanto tiempo es por que quiero que quede lo mejor posible. Espero que le deis tanto apoyo como a la anterior historia.

Besos ;)

El rebelde y la bailarina: A continuación...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora