Un futuro verano inolvidable

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Cuando volvimos a casa mi madre estaba hablando por teléfono, y por como se elevaban las comisuras de su boca sabía que se trataba de John.

-Voy a ducharme.-le dije a Will-

-¿Te acompaño?-le miré bastante seria-

-Creo que aún es pronto para hacer esa clase de bromas.

-Los siento.-entre toses murmuró algo más-Aburrida.

Dicho esto se dio la vuelta y comenzó a andar por el pasillo.

-¿Cómo has dicho?.le hablaba a su espalda, pero sabía que me escuchaba-

-No he dicho nada.

-Te he escuchado decir algo.-noté como formaba una sonrisa ladina-

-Tan solo que eres una aburrida.

-Que va.

Se giró y me observó con sarcasmo.

-Cada vez que hago una broma, me dices que pare. Cada vez que te invito a ir a algún sitio, no accedes. Dime, ¿eres, o no eres aburrida?

Abrí la boca para decir algo, pero al saber que no se me ocurría nada la cerré.

Él siguió su rumbo por la casa y yo procedí a meterme en la habitación. Cogí la ropa de andar por casa y me fui al baño. Al pasar le vi en su habitación. Estaba mirando algo en su móvil e intentaba ocultar una sonrisa.

-¿Pasa algo?-levantó la vista-

-Además de aburrida, cotilla.-

En lugar de responder me fui ofendida al baño. Era verdad, soy muy cotilla, y eso es lo que me molesta, tener que admitirlo. Coloqué todo en su lugar, me puse mi playlist de ducha y me sumergí en la bañera. Alguien petó en la puerta. Se escuchó la voz de mi madre a través de ella.

-Voy a salir un momento. He quedado con un amigo. ¿No te importa verdad?

-No.

-Volveré pronto.

-¿Vas a comer con él?

-Puede.

No se escuchó nada más. La bañera empezó a llenarse.

-¿Dejaste comida hecha?

-Si.

-Pues come con él.

-Vale-dijo más animada-

Luego escuché unos leves murmullos de que solo la quería para que cocinara, pero no estoy segura de que dijo después.

Como Will estaba a sus cosas procedí a hacer mi rutina de los domingos. Después de correr me metía en la bañera y con música triste metía la cabeza dentro del agua. Aguantaba el máximo tiempo posible y luego salía mucho más relajada.  Comenzó a sonar Never forget you, así que hundí poco a poco la cabeza hasta que al agua me cubrió por completo.

No sé cuanto tiempo pasé hundida, pero empecé a escuchar unos golpes en la puerta. Abrí los ojos y cuando vi lo que tenía encima solté un grito y la mayoría del aire que retenía. Una figura encapuchada y vestida toda de negro me observaba. Al intentar sacar la cabeza él/ella metió la mano en el agua y no me dejó salir, haciendo fuerza sobre mis hombros. Se escuchaban los golpes y notaba su fuerza, perdía el aire a medida que gritaba, pero igualmente era como si no estuviera allí. Lo observaba todo desde fuera. Hasta pensé que ya estaba muerta cuando por fin la persona me dejó salir. 

Saqué la cabeza y entre toses conseguí aceptar el oxígeno que me llegaba. De verdad, las personas no apreciamos el oxígeno. La figura, la cuál parecía más mujer que hombre, abrió la ventana y saltó, pero no antes de ver como aparecía Will e intentaba agarrarle.

Lo primero que hizo Will fue asomarse  a la ventana entre maldiciones, luego cerrarla. Cuando me vio en el borde de la bañera, con el agua cubriéndome entera y seguramente morada por la falta de oxígeno, se quedó paralizado. Después de unos segundos en los que salió del shock, se arrodilló y me cogió el rostro con las manos. Iba a decir algo, pero no le salió. Se levantó y agarró una toalla, luego me ayudó a salir de la bañera, no sin antes echarme un reojo de arriba a abajo. Por lo menos no hizo uno de sus chistes al respecto.

Me cubrió con la toalla y luego me abrazó. No sabía por que lo hacía, seguramente fuera yo la que estaba en estado de shock. Tenía ganas de llorar, pero no me salían las lágrimas. me escocían los ojos y la garganta, y tenía un dolor en el pecho insufrible.

El acabó con nuestro abrazo y se dio la vuelta en señal de que me vistiera. Yo lo hice en el menor tiempo posible, dejé la toalla a un lado y salí del baño. Fui a mi habitación, la cuál se encontraba en frente, y fue allí dónde reaccioné. Estaba vez no estaba triste, estaba furiosa.

Cogí uno de los cojines que estaba sobre mi cama y lo lancé sobre la pared, luego hice lo mismo con el otro. No quería lanzar nada más, ahora tocaba gritar.

Grité.

Y grité.

Y grité más.

Me cogí de los pelos y tiré de ellos. Caí de rodillas y y mi grito se fue transformando en un llanto. Reparé en algo que había caído cuando tiré uno de los cojines. Era una foto de mía y de Kevin. Yo estaba montada a caballito encima suya y estaba riendo, él tan sólo sonreía, pero se le notaba que estaba muy feliz. Ahora tenía un corte por el lado derecho superior de la foto.

Me limpié las lágrimas, cogí la foto por el marco y la dejé en su sitio. Me giré y comprobé que Will me estaba mirando fijamente.

-Pienso matar a la persona que me haya hecho esto. Que nos haya hecho esto.-dije refiriéndome a mi y a Kevin-

-Yo te ayudaré.

-No hace falta. Quiero hacerlo yo sola.-él negó con la cabeza.

-Estoy aquí para ayudarte. Aún no he podido protegerte como es debido y tengo que hacerlo.-suspiró-Quiero hacerlo.

Tan sólo asentí.

-¿Cuál es el plan?-dijo con una sonrisa ladina-

-Pues vamos a encontrarles antes de que nos encuentren a nosotros.

-¿Y luego?-preguntó despegandose del marco de la puerta y acercándose-

-Simple, matarles.

-¿Y cómo piensas hacer eso? ¿A puñetazos?

-Es una opción, pero tengo pensado algo mejor.-él arqueó las cejas-

-Tengo varias personas de mi lado. Personas con armas. Personas peligrosas.-él empezó a entenderlo-Vamos a trazar un plan en el que las implicaremos. Mataremos a los responsables de esto y haremos que Kevin vuelva.

-¿Y el baile? ¿La universidad?

-¿No sabes lo que es trabajar desde casa?-dije con un ápice de sarcasmo en mi voz-Además, tenemos todo un verano para hacerlo.

-Un verano inolvidable.

-Seguramente.

Hubo un cómodo silencio entre nosotros, como si nos estuvieras leyendo los pensamientos.

-¿Te apuntas?-él pareció pensarlo-

-Estoy dentro.

Nos dimos un apretón de manos. Fue el principio de una promesa. Lo que desconocíamos es que esa promesa nos iba a unir de una forma perversa, macabra, incluso tóxica. 

Era el final de la Amelia buena.

Y era principio de la Amelia asesina. 

NOTA DE LA AUTORA

Siento de verdad no actualizar tanto como antes. tuve un bloqueo de escritora, pero ahora estoy encontrando el camino por el que quiero llevar la historia y creo que os va a encantar.

El rebelde y la bailarina: A continuación...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora