Ni si quiera sabes por dónde empezar cuando estas cosas ocurren. No sabes cómo digerirlo ni cómo hacer llegar a tu mente la información necesaria sin que duela. La decepción a veces es mucho más dolorosa cuando se trata de una amistad que parecía tenerlas todas consigo.
Fuimos fuertes como robles. Sembramos árboles y creábamos vida allí donde fuésemos. Esa era nuestra esencia, con un pequeño aroma a amor que terminó llegando a Roma como debía. Fuimos algo que no supimos definir y nos estancamos en el nada en un momento en el que todo parecía haber cogido su cauce.
Nos estancamos como se estanca un pantano que queda congelado para el resto de su vida. Paradas y sin fuerzas para continuar creciendo. Sin esperanza. Sin confianza. Siendo egoístas y olvidando todo aquello que habíamos creado. Como si dejase de tener importancia. Como si ya nada tuviese el mismo valor.
Pasamos de diamantes en bruto a joyas baratas de los chinos en tan poco tiempo que ni lo vimos venir. Jugamos con la suerte y nos quemamos las manos. Y ahora duele. Quisimos engañar a La Norma y ella ya iba dos pasos por delante nuestra. Ahora se ríe mientras nos mira y nos dice: "os lo dije". Que a veces la esperanza no lo es todo.
Esta claro que no me mereces. No es dar para recibir, es dar para ser feliz. Pero si siempre das y tiras del carro la felicidad desaparece y comienza a venir la angustia. No me mereciste, ni lo haces ahora. No mereces mis palabras de ánimo. No mereces mi tiempo. No mereces mis detalles o favores. No mereces que mire por ti y me preocupe a cada instante por si algo malo te ha pasado. No mereces muchas de las cosas que he hecho porque no has sabido apreciarlas como debiste. Y qué pena. Qué pena que no hayas sabido hacerlo, porque merezco la pena. Siempre la he merecido, pero nunca lo has visto.
Y ojalá. Ojalá llegue en ese futuro en el que te des cuenta y mires atrás. Ojalá llegue ese día en el que me veas y te des cuenta de lo que has perdido. Porque no valgo esto que me has hecho. No valgo cómo me has tratado. No valgo toda la mierda que he soportado tanto tiempo por hacerte feliz. No valgo lo que te crees que valgo.
Ojalá, aunque suene feo, el Karma ponga las cosas en su lugar y llegues a poder ponerte en la piel de la persona que ahora te escribe esto. Ojalá entonces te des cuenta de lo que valgo y de que no estoy para pisarme como un charco cada vez que llueva. Que no soy sólo un pañuelo donde sonar los mocos o un sitio al que acudir cuando algo se necesita. Que yo también necesito ser esa persona alguna vez. Que también necesito de esa compañía.
Ojalá llegue y lo entiendas.
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Yuanfen
Short StoryMi vida hecha arte. Mis días hechos prosa. Mis sentimientos plasmados en papel. Disfruta.