Limerence.

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— Aún no puedo creer que aceptaras — decía el castaño mientras levantaba la última caja con cosas de Millie

— Ni yo, pero el dinero podría servirnos — contestó mientras tomaba su maleta — Más ahora que viviremos juntos — empujó al chico juguetonamente

— ¿Y como les serviremos? — preguntó — Esos locos nos creen doctor corazón — opinó

— No lose amor, pero si creen que les seremos de ayuda, al menos hay que intentarlo — Millie se detuvo

— Wow, ¿Esa fuiste tú?

— No lo se, ¿¡Esa fui yo!? — se sorprendió

— Aw, mi chiquita está cambiando — Noah sostuvo la caja con tan solo una mano para que con la otra pudiera alcanzar a Millie en un abrazo y llenarle de besos la cara

— ¡Basta Noah! — golpeó su brazo

— Bah. Volviste a ser tú — se detuvo y siguieron caminando a través del gran parque del pueblo Nateville, hasta llegar al hogar de Noah, que desde hoy, sería el de ambos.

Mientras tanto, Sadie y Finn, como todos los días, estaban haciendo su magnífica entrada por las puertas de la Academia, dirigiendo su mirada casi al instante a los casilleros de la problemática pareja, frunciendo el ceño al ver que no estaban ahí como el resto de los días.

— Ire a averiguar que pasó — Finn le informo a Sadie dándole un fugaz beso en los labios, que casi se sintió real. Finn, tenía el poder de saber que ocurría en la escuela, ya que era como el presidente de los alumnos, y como sabía que los chicos eran de meterse en problemas, de inmediato fue a la oficina del director a ver que sucedía

— ¿Director Brown? — Finn entró suavemente a la oficina

— ¡Hola hijo! — sonrió feliz de verlo — ¿Que se te ofrece?

— Uhm, no he visto a su hija y su novio en los pasillos hoy. ¿Algo de que preocuparme? Ya sabe, como presidente del centro de alumnos

— Schnapp fue suspendido, tres días — le informo leyendo su libreta

— ¿Y Millie? — preguntó. El director hizo una mueca al oír su nombre

— Donde está Noah, esta ella. Así que supongo que deben estar juntos

Mientras Finn y el director arreglaban algunos detalles, Sadie se encontraba en la biblioteca, buscando un libro que la ayudara a reajustar sus emociones y sentimientos. Ya que últimamente se a sentido atraída por la pareja de castaños, y no sabe descifrar a cual, aunque ella en el fondo, sabe muy bien quien es. Pero no debía, ella debía amar a Finn, él era muy bueno con ella, y quería que el fuese feliz.

— ¿Que tal te fue? — preguntó Sadie al ver como Finn aparecía. Él le hizo una mueca con la cabeza para indicar que salieran de ahí para conversar y no molestar al bibliotecario. Se dirigieron al baño del cuarto piso, siempre estaba deshabitado

— Están suspendidos por tres días— murmuró — Bueno, en realidad sólo Noah está suspendido, pero donde va el, va ella

— Eso es muy tierno — Sadie comento — Y pensar que se ven tan fríos...

—¿Tú de verdad crees que con esa conducta Millie nos llamar... — un zumbido en el pantalón de ambos los distrajo. Un mensaje de texto de la castaña se podía divisar en sus pantallas.

-- Espera a que regrese, y tendrás que contar en medio de la cafetería lo que de verdad pasó.

— ¡Esta loca! Yo no hare eso — reclamó Finn

-- Lo haces, o no hay trato -- otro mensaje apareció casi al instante

-- Y QUEREMOS VEINTE DOLARES POR SESIÓN -- después de unos minutos otro apareció

-- Lo siento, ese fue Noah. Adios pecosos.

— Finn — la voz suave de Sadie resonó por el baño vacío — ¿A que se refería la chica con "lo que verdad pasó"? — Finn entró en pánico.

No le podia contar simplemente a su novia que había inventado todo aquello solo porque Millie no quiso besarlo. Así que empezó a buscar una manera de hacer que Sadie se olvidase de eso, por los siguientes tres días, hasta que tuviera que anunciarlo en la cafetería.

— ¿Finn? — volvió a hablar, y sin rodeos Finn la tomó de la cintura y comenzó a besarla desesperadamente, pidiendo permiso con su lengua para entrar. Era un beso distinto, pero esta vez había sido deseado por ambos.

Aunque los dos pecosos tenían a la misma persona en la cabeza mientras se besaban.

¿Huelen el drama?