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Jueves, y Finn y Sadie seguían sin hablar, al igual que Millie y Noah. Salvo por las chicas, ellas eran las únicas que se hablaban, pero a escondidas ya que no querían que algunos chismosos que por internet se hacían llamar "los ojos de la Academia" las vieran y empezaran con sus típicas suposiciones.

— ¿Y hace cuanto haces esto? — preguntó Sadie dándole una buena calada a su cigarrillo, Millie la miró con el ceño fruncido, la pelirroja sonrió, la castaña se veía bonita con sus cejas juntadas — Ya sabes, esto, fumar — explicó

— Solía hacerlo en situaciones de estrés — explicó dándole una última calada

— ¿Solías? ¿Que cambió? — preguntó Sadie tratando de no atorarse con el humo del tabaco

— Noah — Millie se encogió de hombros apagando el cigarrillo en la pared — Con el nunca necesité un cigarro, supongo que él era suficiente

— Oh Millie, no me obligues a besarte otra vez — Sadie tiró de su cigarro por algún lugar del salón vacío, haciendo reír a Millie con su comentario

— ¿Puedo hacerte una pregunta incómoda? — Millie habló luego de unos minutos de silencio, Sadie le dedicó una sonrisa dulce y asintió — ¿Como supiste que te gusto? — dijo sin rodeos, sorprendiendo a la pelirroja con su franqueza

— Desde que comencé a observarte, aunque me obligue a creer que no era cierto — se encogió de hombros

— ¿y Finn? — Millie preguntó, sintiéndose extraña al notar como se preocupaba del pecoso, casi al instante hizo una mueca.

— Tengo que decirle, ¿Crees que se enfade?

— No puede hacerlo, y se lo hace, le golpeo — Millie guiño su ojo a la pelirroja y salió del salón para ir con el señor Collins para ensayar su acto de mañana.

Millie caminó por los pasillos, casi vacíos, salvo por unos chicos que estaban sacando sus cosas de mala gana. Ambos chicos, al sentir el peculiar aroma dulce de la castaña voltearon. Creando un momento realmente incomodo, Noah bajó la mirada arreglándose la correa de su mochila y caminó hasta su siguiente clase sin levantar la vista del suelo, en cambio Finn se acercó a Millie rogándole por unos minutos.

— Habla — dijo fríamente mientras miraba las agujas de su reloj correr

— Antes que nada, ¿Como estás? — preguntó haciendo un ademán

— Bien — puso su mejor sonrisa — ¿Eso es todo? Okay, adios — canturreó y comenzó a marcharse pero Finn la detuvo

— ¡No espera! ¿Has hablado con Sadie? — sus ojos cambiaron a una expresión triste

— Uhm, le diré que hable contigo — Millie hizo un mohín con sus labios

— Por favor, habla con Noah

— Ya te pusiste idiota Rizos — la castaña rodó los ojos — Me voy, tengo ensayo — dijo cortante y se fue, dejando a Finn con las palabras en la punta de la lengua. Millie comenzó a correr a través de la academia hasta llegar al salón de música.

— Bien... — Millie murmuró acercándose al piano tocando teclas al azar antes de comenzar

— ¡Llegaste! — el maestro apareció — ¿Que vas a tocar? — se acercó al piano apoyando su barbilla en el, Millie le dio una sonrisa fría y comenzó a tocar.

... You've stolen my love you now desert me

— No no — el maestro chasqueo la lengua — Se nota que esta canción es para alguien, necesito que la sientas, que la cantes como si ese alguien estuviera frente de ti. — la castaña suspiró, cerró los ojos y ahí estaba Noah, mirándola con una sonrisa triste y comenzó a tocar. En cada palabra, en cada tecla, estaba Noah.

Al abrir los ojos, termino de tocar las últimas dos teclas y sintió sus ojos aguados, rápidamente tocó el lugar y se secó todo indicio de lágrimas. Dirigió su vista al maestro esperando aprobación de su parte, pero el se encontraba llorando

— Estás lista, cantas hermoso, fue magnífico. Tengo que irme — habló lloriqueando y salió del salón.

Millie botó una gran bocanada de aire, y volvió a tocar. Quería hacerlo lo mejor posible porque de verdad quería que Noah lo sintiera.

— ¡Al fin te encuentro! — Sadie apareció — Necesito que me ayudes, he evitado a Finn todo el día, pero ya no puedo más — exclamó — No se como decirle que soy, ya sabes — movió sus hombros

— ¿Que eres que? — la profunda voz de Finn inundó el salón

— Lo que pasa que a Sadie le gustan los hombres tanto como le gusta el café — Millie explicó y caminó hasta la salida antes de que su nueva amiga pudiese hacerle algo

— Pero tú solo bebes té— habló Finn mirando a Sadie confundido

— Exacto, adios — Millie canturreo saliendo de la sala de música

Limerence.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora