c a p; 7

244 15 12
                                    

s e g. t e m p;

— Es tu ensayo, lo leo durante todas las noches — Millie se volteó demasiado rápido cuando lo escuchó hablar, y algo se removió en su pecho al sentir su tono de voz, tan roto y tan vacío. — En fin, ¿qué estás haciendo aquí? ¿Vienes para avisarme que tu boda con Sadie será en Paris? Porque no creo que pueda costearme ese viaje — Noah caminó hasta llegar al lado de Millie y sentarse a su lado con una sonrisa falsa, pero no de esas cínicas, de esas que te toca fingir porque lo único que quieres hacer es llorar. Pero Noah no le haría eso a Millie, el siempre cuidaría de su felicidad antes que la suya propia.

La chica había perdido todas sus palabras, la presencia del chico la había dejado muda, de lejos se podía notar que Noah había perdido su chispa, su motor, su sonrisa y su alma, Millie parpadeó un par de veces y llevó sus ojos de vuelta a su ensayo, dejándolos descansar ahí por un momento, escuchando a Noah suspirar hasta que por fin se pudo armar de valor para hablar

— En realidad no — aclaró su garganta.— Vine para decirte que cometí un error, estoy aquí porque me confundí, estoy aquí porque me siento arrepentida, vine para decirte que lo siento tanto Noah, vine para decirte que no me siento bien si tú no estás conmigo yo... — Millie cerró sus ojos con fuerza y botó un gran suspiro — Yo vine para decirte que te amo... — no es una palabra que no le haya dicho antes pero esta vez se siente diferente decirlo, se siente diferente oírlo

— ¿m-me... amas? — preguntó Noah desconcertado y parpadeante, él claramente sabía que la chica lo amaba pero no pueden culparlo, él pensó que nunca se separaría de ella y ya saben qué pasó, se fue detrás de alguien más, así que no le quedaban muchas esperanzas, las perdió cuando la había perdido a ella, en realidad todo lo había perdido porque ella es su todo.

— Obvio que te amo, te he amado y te amaré más que a nadie, siempre. ¿Por qué dudas de eso? —Millie puso su mano encima de la mano del castaño y le sonrió inocentemente y con nostalgia. Volvió a hablar sin dejar que el castaño respondiera su pregunta, porque la castaña creía que si se detenía no iba a poder hacer esto más tarde, era ahora o nunca — Y me di cuenta que con Sadie vivía en puras ilusiones ¿sabes? y contigo vivo de realidades, y eso es lo mejor que me a pasado, porque amo vivir de realidades contigo, amo la manera en que cada mañana haces algo nuevo para despertarme y recordarme que me amas, amo la forma en que me miras cuando estoy haciendo cualquier cosa, amo como te entregas a mi y como yo me entrego a ti, amo que a pesar de que soy un desastre no me abandonas, amo nuestras peleas, nuestras discusiones, nuestras reconciliaciones, amo absolutamente todo porque en todo Noah, en todo estás tú. En cada cosa que hago estas tú, en cada paso, en cada sonrisa, en cada lágrima, en cada recuerdo, en cada latido y en cada suspiro — Noah la miró con sus ojos aguados, con una sonrisa genuina, porque la chica está hablándole desde el corazón y ama cuando eso pasa, bueno, la ama a ella. — Y de verdad me arrepiento de haberte causado tanto daño, y lamento haber pensado solo en mi, pero ya estoy aquí y prometo que nunca me iré, así que Noah, ¿podrías por favor perdonarme? — rogó Millie llorando

El chico solo la miraba, recorría cada facción de su cara, estaba contemplándola. Anonadado con lo que acababa de oír, Millie nunca dejaba de sorprenderlo, nunca dejaba de enamorarlo.

— Yo... necesito pensarlo — Noah la miró pretendiendo seriedad, permitiéndole a las lágrimas salir de sus ojos, mordiendo sus mejillas por dentro para evitar la sonrisa maliciosa que amenazaba con salir.

— Oh claro — Millie con un tono de voz algo apagado bajando la mirada — Tómate tu tiempo, es lo mínimo que puedo hacer — dijo sacando su mano de la mano de Noah — Gracias por escuchar — y estando a punto de levantarse el castaño sonrió y se tiró encima del cuerpo de Millie

— Ni creas que te dejare ir otra vez — le murmuró este en su cuello — Y no te vayas con Sadie de nuevo, porfis

— No lo haré — dijo Millie riendo mientras lo rodeaba con sus brazos, ella estando con lágrimas soltó un suspiro cargado de alivio y se aferró con fuerza al cuerpo de Noah. — Gracias — susurró y el chico pasó sus manos a cada lado de la cabeza de Millie para mirarla con la sonrisa más hermosa que la chica había visto en el rostro del ojiverde

— Gracias a ti — dijo el admirándola, fue lo primero que aprendió a hacer cuando la conoció y ahora, era lo único que podía hacer, admirarla.

Limerence.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora