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s e g. t e m p;

— ¿Te sientes mejor? — preguntó el rizado pasando las yemas de sus dedos por la ardiente cabellera de Sadie, la cual estaba recostada en el sofá con una manta que Finn se había encargado de traer para que la chica se sintiera mejor

— Si, gracias Finn — Sadie suspiró y se dedicó a profundizar su mirada en los bonitos ojos oscuros del pecoso, algo tenían que lograban dejarla sin aliento. Eran soñadores, alegres, misteriosos, atractivos, agradables de admirar y fáciles de querer. — Ahora que lo pienso, tienes lindos ojos Wolfhard — Sadie posó sus dedos con sutileza en la mejilla del recién nombrado

— Gracias — Finn arrugó la nariz, no se esperaba ese comentario

— Debí haberlo notado antes — y de pronto un tono de melancolía llegó a la voz de la pelirroja. — Debes creer que soy una inútil, Dios — Sadie sacó sus dedos del rostro de Finn para llevárselos hasta su sien, sintiéndose culpable

— Hey roja — el rizado llamó su atención, mientras dejaba suaves caricias en los pómulos de la chica — No eres una inútil, al menos, no creo que lo seas — hablo con semejante tranquilidad

— ¿Lo dices enserio? — Sadie se sentó a la altura del chico

— Claro que lo digo enserio, no eres inútil. Eres la chica más fuerte que he visto, más pura y gentil, más dulce y dramática que he conocido y la que ha podido llevarse mi corazón por completo — soltó por fin. La pelirroja al oír esto abrió sus ojos de par en par con una sonrisa

— Me alegra oír eso — soltó una risilla — Pero no es justo Finnie, lo único que se hacer es hacerte sufrir — Sadie tomó la mano del rizado

— Esto... puede que suene extraño, pero viniendo de ti, hasta el sufrimiento me gusta, vales eso y mucho más Sink, lo digo enserio. — la mano de Finn subió hasta el rostro de la ojiazul — Me gustas enserio — finalizó antes de cerrar sus ojos y dejarse llevar.

Así fue como Finn finalizó con su estado mental involuntario, terminó con su síndrome y con esa necesidad imperante de ser respondido de la misma forma, terminó con su limerencia, dándose cuenta que Millie nunca fue lo que el quiso realmente y estando de acuerdo si Sadie le correspondía o no, el ya había entregado todo lo que podía entregar y se sintió verdaderamente bien con aquello.

Así fue como Sadie, dejando llevar sus labios contra los labios de Finn dejó ir a Millie, se alejó del sufrimiento y su muy oculta necesidad de ser correspondida, a pesar de que lo fue, pero no como ella quería. Se alejó de ese martirio de emociones y dolor, para dejar que su corazón sanara, para que quizá, más adelante volviera a amar. El sufrimiento, la curación y luego poder volver a amar otra vez, pero ahora sería distinto, había dejado su limerencia atrás.

• • •

— Hay algo que debo hacer — murmuró Noah.

Luego de haber charlado más a fondo, luego de unos mimos y unos cuantos besos, recostaron sus cuerpos y observaron el techo un par de minutos, con sus manos entrelazadas y lo más cerca posible, no querían sentir como se alejaban otra vez. Pero al correr de los minutos, mirar el techo comenzó a cansarlos e involuntariamente voltearon a observarse, ambos muy sonrientes, estaban felices, estaban completos.

— ¿Que? — Millie juntó sus cejas con curiosidad

— Ven aquí — Noah se levantó de la cama y le extendió su mano a su chica lara que esta se levantará también. La llevó hasta el sofá y le pidió que esperara ahí mientras el iba a buscar algo, algo que le había enseñado a Finn hace unos días. — Bien, te pediré que no digas nada hasta que termine, ¿esta bien? — la castaña asintió algo confusa, pero contenta. — Esto lo tenía planeado unas cuantas semanas antes de que vinieras con semejante bomba — el soltó una risa nerviosa y ella una risa pequeña, boba, de esas que sueltas cuando estás enamorada. Noah comienzo a juguetear con lo que tenia detrás de su espalda — Por eso comencé a trabajar tan repentinamente, necesitaba dinero y con el que me mandaban mis padres adoptivos no era suficiente — soltó un suspiro — Comencé a ahorrar hasta que por fin pude comprar esto — y ahí fue cuando reveló lo que tenía guardado hace tanto tiempo, aquella pequeña joya en aquella pequeña caja. — Desde mis siete años supe que eras tú, estoy absolutamente seguro de que eres tú, a menos de que aparezca otra persona y te arrebate de mis brazos otra vez, pero, mi corazón siempre me lo dijo, y aún me lo sigue diciendo. Cuando escribí mi ensayo lo único que venia a mi mente era precioso rostro, y quizá por eso reprobé, porque solo escribí una cosa, tu nombre. — Millie soltó un suspiro, sus ojos ya estaba cristalizados de nuevo. — Y Mills, se que aun somos pequeños, pero siempre lo fuimos, y ya te perdí una vez, no quiero volver a hacerlo. — Noah negó enfatizando lo que quería expresar, sus ojos estaban cristalizados también. — Así que... ¿te casarías conmigo? — extendió la cajita y se la enseñó — Mierda se supone que arrodillarme, lo siento. Otra vez — la castaña soltó una risa y el castaño se arrodilló. — ¿te casarías conmigo?

— Noah — Millie susurró apenas negando sutilmente. Acercándose hasta el rostro del castaño para tomarlo con fuerza y besarlo, quizá como nunca antes lo había hecho, este se sentía diferente, era el fin de una etapa y el inicio de otra.

— Lo tomare como un si — hablo separándose del beso. Mientras la miraba con una sonrisa hermosa, la sostenía con fuerza por la cintura, admiraba sus bellos ojos y mientras deslizaba la pequeña joya por su delicada mano.

— Es un si — dijo mirando el anillo que ahora yacía en su dedo.

Así fue como Millie se sintió por primera vez en las nubes, y aunque amaba vivir de realidades con su chico, por esta vez, la ilusión era perfecta, porque era de ellos. Millie dejó ir ese sentimiento de confusión hacia la pelirroja a penas se dio cuenta que no era lo que su corazón quería, porque este ya tenía un nombre tatuado y nada en el mundo podría borrarlo, ni si quiera una pequeña atracción, siempre iba a estar ahí el nombre de Noah tatuado en su corazón.

Y hablando de él, así fue como Noah se sintió realizado. A pesar de que el nunca tuvo el síndrome de limerencia, pues el solo ha amado una sola vez en toda su vida, bueno, luego amó a dos criaturas más pero ese no es el punto, las dos veces que Millie se les fue de los brazos lo aceptó. Admitió que fue su error y le juró que por nada del mundo se volvería a repetir, y así fue, hasta que la castaña le contó como se sentía últimamente, pero ahí tampoco tuvo esa necesidad obsesiva de sentirse correspondido, el solo la dejó ir, porque creía que eso la haría feliz, y para Noah, Millie siempre fue primero.

Y ahora la etapa para estas dos ardientes parejas que alguna vez estudiaron en la academia Blackburn daba por finalizada, dejando atrás ese sentimiento involuntario que alguna vez tuvieron, y siendo felices con su persona que fue destinada para ellos, dejando atrás todos los problemas y confusiones del pasado, dejando atrás esos llantos, dejando atrás esos sentimientos que no eran respondidos de la misma manera, y sobretodo dejando atrás su limerencia.

Fin.

...
Muchas gracias a todas esas personitas que se dieron el tiempo de leer esta mediocre historia, saber que alguien quizá disfrute las locuras que salen de mi mente es un sentimiento bonito, muy bonito, y de verdad espero con todo el corazón que les haya gustado este final, gracias por leer y cuídense mucho. Feliz año 💜

Uhm antes de que se vayan, ¿Les gustaría un fic Sillie?

Limerence.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora