Especial: Recuerdos de San Valentín. NamJin

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Kim dio una última calada a su cigarrillo, antes de tirarlo al suelo. Lo aplastó con el zapato, y se quedó mirando el vaho que salía de su boca. Definitivamente no fue buena idea salir a esas horas con las bajas temperaturas que habían. No podía conciliar el sueño, y lo único que se le ocurrió fue ir a sentarse a un banco cualquiera para admirar el amanecer.

Algo se le escapaba. Hoy era San Valentín. Fecha que le producía una verdadera diabetes a más de uno, por tantas cursiladas que se dicen las parejas en ese día. Otros, en cambio, se la pasaban haciendo regalos, como chocolates, y deseando amor para todos.

NamJoon cerró los ojos, mientras que los recuerdos de su último San Valentín venían a su cabeza.

[...]

— ¡Feliz día de San Valentín, Joonie!—SeokJin le ofrecía una caja de bombones, y el de cabellos rosados la aceptó con mucho gusto.

— Sabes que no hacía falta, tonto.—Despeinó el cabello del mayor, y acto seguido le robó un beso, dejando las mejillas de SeokJin con un sonrojo bastante visible, e ignorando las miradas de los demás alumnos pasar por el pasillo.

— Pero quería hacerlo, ¡Es nuestro primer San Valentín juntos!—Abrazó fuertemente por la cintura al menor, sintiendo el calor ajeno.

— Te amo, Jinnie.—Susurró en su oído, antes de besar los carnosos labios del mayor.

Ambos estaban en un momento demasiado irreal, tenían miedo de que eso acabase. Y, lastimosamente, así fue. Kim NamJoon y Kim SeokJin cortaron hace mucho.

[...]

— ¿En qué momento se fue todo a la mierda?—Se dijo NamJoon, sintiendo las lágrimas derramarse y deslizarse por sus mejillas. Era la primera vez que lloraba por alguien. Realmente echaba muchísimo de menos el amor que le daba SeokJin.

[...]

— Estas vistas son hermosas, ¿No crees?—Decía SeokJin, disfrutando del amanecer junto a su novio. Ambos se encontraban en una barca, en medio del lago Tangeum. Se fueron de Seúl, sólo para divertirse aquel día de San Valentín, juntos.

— No más que tú, hyung.—NamJoon guiñó un ojo, y SeokJin bufó con una sonrisa plasmada en su rostro.

Después de aquella mañana, su tarde se basó en ver películas en casa de NamJoon, aprovechando que sus padres se habían ido a celebrar el día.

Los dos chicos también lo hicieron, pero a su manera. Todo el mundo sabe que cuando se va a ver películas a casa de tu pareja, se hace de todo, menos ver la película. Efectivamente, ambos lo habían hecho, pero fue de una manera tan especial, que ninguno de los dos lo olvidaría. No habían tenido sexo, habían hecho el amor.

— Me encantaría que esto no acabase nunca, NamJoon.—Se acurrucó entre los brazos del menor, dando pequeños besos en el pecho de éste.

— Nunca se acabará, Jinnie.—Depositó un beso en la cabeza de SeokJin, cerrando sus ojos.—Lo prometo.

[...]

— Que idiota...—NamJoon se limpió las lágrimas, recordando sus propias palabras.—¿Cómo vas a prometer eso, pedazo de idiota?

Se levantó del banco, y empezó a caminar sin rumbo alguno. Mas, parecía como si sus pies reaccionaran antes que él, al posarse enfrente de la casa de Kim SeokJin. No sabía muy bien lo que hacía allí. Sólo quería volver a ver la sonrisa de la persona que tanto amó.

— Volveré a hacerte mío.—Susurró más para sí mismo NamJoon, mirando la fachada del domicilio.—De verdad... Te echo tanto de menos, SeokJin...

— Yo también te echo de menos, NamJoon.

***

SeokJin volvió de su casa, después de acompañar a su madre al trabajo y de hacer algún que otro recado. Cuando subió a su habitación, se quedó pensativo observando la cajonera de su escritorio.

— Ah... Se me está haciendo larga esta mañana...

Se sentó en la silla, y abrió uno de los cajones. Allí habían mil y una fotos, sobrepasaban los límites de tantas fotos que habían guardadas ahí. Abundaban, sobre todo, fotos de su ex-novio NamJoon.

No sabía si fue bueno o malo todo lo que pasó entre ellos. Fue una bonita relación, hasta que se volvió horriblemente tóxica. Pero, ¿Qué podía hacer? A lo mejor no había marcha atrás, siquiera.

SeokJin fue hacia el borde de la ventana, sentándose en éste. A pesar del frío, se dedicó a contemplar la luz del sol reflejada en toda la calle. Pero algo llamó su atención; Kim NamJoon se encontraba enfrente de su casa.

— Te echo tanto de menos, SeokJin...—Pudo llegar a escuchar las palabras del menor, y una sonrisa apareció en su rostro. Vio a NamJoon suspirar, o más bien sollozando. No podía imaginar que NamJoon llorase, y menos por algo como que su relación terminase.

— Yo también te echo de menos, NamJoon.—Susurró. Se metió dentro de la habitación, escondiéndose detrás de la cortina.—Pero no estamos en las mejores condiciones para estar juntos. Deberías cambiar, deberías de dejar de hacerle daño a mis seres queridos. Sólo... Deberías de ser el NamJoon de antes.—Se decía a sí mismo, con los ojos cristalizados. No quería llorar por alguien como NamJoon, pero era inevitable. Lo amó por mucho tiempo, y no dejaba de tener los recuerdos junto a él en su cabeza.

— Volveremos a estar juntos.—NamJoon apretó su puño, sintiendo la impotencia de no poder hacer nada para su relación con Seok.—Lo prometo.—Eso último lo dijo seguro de sí mismo, aunque por dentro tenía una actitud dubitativa.

No quería prometer algo que quizás no se iba a cumplir. Pero correría el riesgo. Definitivamente iba a volver a estar en los brazos de SeokJin. No sabía cómo, ni cuándo ni dónde. Pero lo haría.

SeokJin observó cómo NamJoon abandonaba la estancia, y sintió una presión en el pecho al verle doblar la esquina.

<<Regresa, imbécil. Vuelve y dime cuánto me amas, a la cara. Siempre te amé, Kim NamJoon.

¿Por qué tuviste que cambiar? Me haces sentir tan idiota, que me dan ganas de pegarte.

Pegarte en los labios, con los míos.>>

***

Feliz día de San Valentín.

Gracias por las ideas para este capítulo a mis dos best friends ;)) Os amo.

[Querido diario...] *. YoonMin .*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora