Diciembre 1948
Ya llegó el mes, solo falta el día para nuestra unión. Estos dos meses han pasado cosas que podrían poner en peligro la sociedad de la que formamos parte, pero a pesar de las preocupaciones la llama de nuestro amor sigue en pie, manteniéndose cada día.
Nada podrá contra nosotros cuando seamos uno, las injusticias ya no se cometerán con nuestra unión.
La corte por lo general no parece muy contenta con la idea de tener que respetar a seres más poderosos que ellos mismos, aunque sea para su bien.
-¿Qué haces?.-preguntó mi prima desde la puerta pillándome desprevenida. Cerré con discreción el diario y lo metí bajo la almohada antes de girarme y verla desconcertada.
-¿No sabes que hay que llamar primero?.-dije lo más borde posible. Alejandra frunció el ceño en desaprobación.
-Ay, ¡Qué genio!-exclamó dispuesta a irse.
Quizás me haya pasado un poco, así que antes de que se marchara la llamé y le pedí disculpas que era lo justo.
-Perdón...es que estoy un poco inquieta.-le sonreí invitándola a sentarse. Ale no tardó en aceptar y en saltar como una loca sobre mi cama antes de tomar asiento a mi lado.-¿Eres bipolar a algo?
-Puede.-sonrió con picardía.- Mañana van a ponerse en camino Dack y Canelio.- dijo algo apenada mirándome seria. Sus ojos verdes tenían un brillo cautivador que conseguía que te perdieras en ellos intentando adivinar de qué color podrían ser estos. A veces parecían incluso azules o grises.- Por lo menos tendremos la casa solo para chicas.-su voz no sonaba muy convencida, algo la estaba preocupando y no quería sincerarse.
-Espero que todo vaya bien.- suspiré pensando en Leonard, en lo mucho que debería estar sufriendo en ese momento.- ¿Y si he perdido a Leonard?.-un terror tan grande como el universo se instaló en mi pecho y no pude evitar fruncir el ceño e imaginarme cualquier cosa horrible. No quería que Leonard se convirtiera en alguien desconocido, es decir, él y yo no éramos muy unidos ni nada, pero empezábamos a formar una relación y ahora todo iba a cambiar.
-Tranquila, él te quiere, siempre se lo he visto en los ojos.- acarició mi hombro sonriéndome con ternura.- Me han dicho que quieres entrenar tus capacidades...
-Así es.-asentí con seguridad.-Quiero estar lista para cualquier cosa, no me gustaría hacer daño a nadie, pero si debo hacerlo...
-Lo entiendo.-se puso de pie dirigiéndose hacia la puerta.- veré que puedo hacer para ayudarte.
-¿Dónde vas?.-pregunté al ver que se disponía a irse y dejarme sola. Por una parte lo agradecí ya que quería continuar leyendo el diario, pero por otra necesitaba que alguien me escuchara y me distrajera un poco.
-A la biblioteca.- se encogió de hombros.-¿Vienes?.- hizo una seña con la cabeza sin dejar de mirarme en ningún momento.
-¿Qué vas a hacer ahí?.
-Buscar información.- suspiró frustrada por la insistencia de mis preguntas.- Deja de preguntarme, me va a explotar la cabeza, en serio, tienes que dejar ese hábito.
-Nací preguntando.- me encogí de hombros con media sonrisa plasmada en la cara.- ¿Qué tipo de información quieres buscar?.-volví a preguntar sin evitarlo.
-Sabes que...mejor quédate aquí. Solo me darás dolo de cabeza.- abrió la puerta lanzándome una mirada sobre el hombro. Sin pensármelo dos veces salté de la cama y la seguí escaleras abajo hasta que pude situarme a su lado.- Eres como una lapa.-se quejó sin decirlo enserio.
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Secuestrada por un vampiro
RomanceTenía una vida tranquila. Sentía estar segura. Amaba vivir. Pero todo cambió cuando lo conocí a él por error, o mejor dicho, cuando él decidió acabar con toda mi vida para beneficiar la suya, para usarme como su esclava de sangre. Dejé de ver la l...