36.Recuérdame

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-Come algo, has hecho mucho ejercicio hoy.- me avisó Dack apoyándose en el respaldo de la silla. - Te vas a encontrar mal.

Mientras él intentaba en que probara bocado yo solo me dignaba a mirar por la ventana de mi habitación sentada en el respaldo de esta. Ya habían pasado dos días desde que no teníamos ni idea de cómo estaba Leonard o dónde se encontraba, simplemente no sabíamos nada de su paradero o de él y eso cada vez me estaba matando más. Para despistarme un poco, los dos días después del incidente con Graciela, los concentré en mejorar mi rendimiento. Me dedicaba a correr y a hacer ejercicios de fuerza para aumentar mi masa muscular, pero dejamos de luchar entre nosotros hasta que no averiguásemos que sucedió aquél día.

-No tengo hambre.-fue lo único que dije antes de volver a silenciarme.

-Denna...así no te recuperarás.- habló con tono materno Graciela.- Necesitas recuperar fuerzas, se que estás preocupada, pero...

-Pero me da igual, solo quiero ir a buscar a Leonard.- le lancé una mirada furiosa para que notase lo molesta que me sentía con todos ellos.- Él no está bien...ya habría llamado. ¿Es que no te preocupa? Él no te habría dado la espalda.

-Hey.-se acercó peligrosamente hacia mi.- Yo no le estoy dando la espalda, nunca vuelvas a decir eso.- me señaló advirtiéndome de que si lo volvía a mencionar acabaría mal.- Solo estoy cumpliendo con mi promesa...eso es mostrar lealtad. Yo también estoy preocupada, créeme.

-¿Qué promesa?.-fruncí el ceño sin entender a qué se refería con esa palabra.

-Prometí que si él no daba signos de estar bien, me quedaría aquí contigo pasase lo que pasase y evitaría que hicieses alguna estupidez.- suspiró cruzándose de brazos enfrente de mi.- Leonard me dijo que antepusiese tu vida antes que la suya.

-¿Qué?.-alcé la voz levantándome de un tirón para empezar a dar vueltas por la habitación enojada.-¿Por qué ha hecho eso? ¿Quién se cree para decidir por mi?

-Es tu alma gemela...-bajó el tono de voz esquivando mi mirada.- Solo quiere tu bien. Entiéndelo.

-El ya sabía que algo iba a ocurrir y no dijo nada...tenemos que ir a la corte.- comencé a hablar rápidamente al mismo tiempo que mi mente maquinaba algún plan.

-De eso ni hablar. Esto mismo quería que él evitase.- sonrío de lado ganándose de mi parte una mueca de desconcierto.- Te conoce demasiado bien.

-Mira, o me ayudáis o voy sola...¿cuál de las dos cosas es peor?.- dije amenazantemente.

-Denna, entiéndelo, no podemos.- intervino Dack en la conversación con voz tranquila. Su pelo negro caía en cascada sobre su frente y sus ojos ligeramente achinados me observaban con seriedad.- Eres muy importante como para ponerte en riesgo.

-No soy nadie...solo soy yo.- bufé harta de que me repitieran una y otra vez la misma cosa sin que yo llegase a entenderlo del todo. - Nadie sabe que soy la cazadora esa de la leyenda.- dije indiferente ganándome una mirada decepcionada de Dack.- Y no tienen por que saberlo.

-Tu tío Daniel lo sabe perfectamente.¿Has olvidado por lo que te hizo pasar?¿Quieres volver a encontrarte en la misma situación?- sus preguntas hicieron que me encogiera sobre mi misma.

No deseaba volver a tenerme que encontrar encerrada, herida, cansada, aterrorizada...pero pensar en Leonard sintiéndose posiblemente de la misma manera, hacía que no me importase en lo absoluto lo que me llegara a pasar a mi.

-Tienes razón.-dije después de un largo silencio.-¿Qué proponéis que hagamos entonces?

-Esperar.- declaró la pelirroja orgullosa por lograr hacerme entender, o eso creían ellos dos.- Si lo tiene la corte no se atreverán a hacerle daño,es más, lo utilizarán para amenazarnos y conseguir lo que quieren, si es que han oído rumores de que te tenemos bajo nuestro mismo techo y si lo tienen los cazadores...solo podemos esperar a que decidan dar el primer paso.

Secuestrada por un vampiroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora