-Eres mía.- susurró separándose de mis labios.
-¿Qué me estas haciendo?.-pregunté con el corazón estrujado, sin saber si por tristeza o felicidad.
-Leonard.- interrumpió Canelio mucho más pálido de lo normal y con la respiración entrecortada.
Me separé rápidamente de Leonard al darme cuenta de la situación en la que Canelio nos encontró, una muy incómoda.
-Debemos marcharnos.- dijo con inquietud y una pizca de temor.- Nos atacan.
-¿Quién?.- la pregunta se me escapó sin darme cuenta pero no parecía importarle a nadie que yo me entrometiera en la conversación.
-Cazadores, vienen a por ti.- al oírlo decir eso me llevé las manos a la cabeza asustada.¿Por qué me tenía que pasar todo a mi?
-Como pensamos.-murmuró Leonard detrás de lo más tranquilo.- Diles a Lira y a Claus que vayan a la casa de las montañas por los pasadizos, de esa forma no podrán dar con ellos.
-¿También vamos a ir ahí?.-casi ni podía hablar de los nervios que sentía. Me daba miedo que Lira o Claus o cualquiera de nosotros saliese herido por mi culpa, no podría vivir con ese peso sobre los hombros
-No, nos vamos mucho más lejos.- apretó la mandíbula.- Hay que esconderte lo mejor posible de ellos. Si te atrapan estamos todos perdidos.
-Pero..¿por qué?.-elevé la voz exhausta.- ¿Solo me quieren para usar mi sangre en vuestra contra?.- me parecía infantil y cobarde el método por el que los cazadores querían liberarse de los vampiros, no era justo.
-Sería poca cosa.- habló Canelio después de mantenerse un buen tiempo callado.
-¿Es que hay más?.-solté una risa que se mezclaba con cansancio.
Leonard y Canelio se miraron cómplices antes de que este último saliera por la puerta sin decir nada más.
-Cuéntame todo, ahora.- exigí.
Leonard tiró de mi mano para ir a lo que fue mi habitación y sacó dos bolsos negros.
-No hay tiempo para hablar, luego te contaré todo lo que quieras, pero ahora recoge lo más esencial y baja.- se fue apresurado dejándome estupefacta.
Cada vez estaba más perdida y me reconocía menos. Cuando me miraba en el espejo solo veía a una persona desconocida, completamente diferente a lo que era yo.
Miré a mi alrededor pensando qué es lo importante para mi y me di cuenta de que no hay nada que sea mío así que lo único que hice fue meter unos cuantos vestidos y cosas sin mucho valor que encontraba por ahí. Tal como agendas, collares... nada importante.
Dos golpes en la puerta resonaron por toda la habitación. Lira entró con una cara llena de tristeza y preocupación.
-Denna, me voy.- se acercó para darme un abrazo.- Espero que nos veamos pronto, cuídate.
-Lo mismo digo.- sonreí falsamente. Iba a separarme de la única amiga que tenía y sabía que para Lira tampoco era fácil. Nos fusionamos en un último abrazo antes de que ella saliera por la puerta en silencio.
Solté un bufido a la vez que mis ojos se encontraron con mi reflejo en el espejo. En todo ese tiempo lo único que cubrió mi cuerpo era una bata de dormir. Para estar más cómoda me puse unos pantalones de franela de color negro y una blusa verde oscura y por último me abrigué con una chaqueta gruesa. Miré mi reflejo una vez más, con disgusto. Estaba horrible.
Para mi suerte el collar que decoraba mi cuello captó mi atención. Se me había olvidado completamente que lo tenía. Lo abrí para ver de nuevo la imagen de mis padres invadiéndome una especie de nostalgia y rencor.
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Secuestrada por un vampiro
RomansaTenía una vida tranquila. Sentía estar segura. Amaba vivir. Pero todo cambió cuando lo conocí a él por error, o mejor dicho, cuando él decidió acabar con toda mi vida para beneficiar la suya, para usarme como su esclava de sangre. Dejé de ver la l...