El repetitivo eco de las gotas se mezclaban con la suave caricia de una voz. Abrí los ojos sobresaltada al darme cuenta de que ya no me encontraba en mi habitación. En vez de sentir la comodidad de un colchón sentía dolores punzantes en aquellos lugares en los que se me clavaba algo duro.
Al abrir los ojos no hice nada, me quedé estática observando el entorno en el que desperté. Mi cuerpo se hallaba tumbado sobre agua cristalina que me rodeaba en un abrazo para nada acogedor.
Levanté la cabeza extrañada, sintiendo inmediatamente como las gotas que caían de mi pelo recorrían mi rostro descaradamente.
Mirando mejor el lugar supe dónde me encontraba. En el mismo bosque con el que soñé la otra vez. Hacía un frío terrible por lo que me incorporé con gran esfuerzo y me abracé a mi misma para entrar en calor.
Mi respiración agitada se convertía en vaho que se mezclaba con la densa niebla del lugar. Entrecerré los ojos en un intento de ver más allá de ella, pero parecía no haber nada y eso solo consiguió transmitirme nerviosismo.
-¿Qué ves?.- miré a mis espaldas sin poder evitar soltar un gemido del susto.
Miré por cada rincón visible del bosque. Solo me encontraba yo.
-Sal de donde estes.-me atreví a decir.
-Si tu lo deseas...-soltó una risa a la vez que traspasaba la niebla, quedando enfrente mío.-Buenos días, querida Denna.-su siniestra mirada me transmitió escalofríos.
-Canelio...¿qué haces aquí?.-pregunté abrazándome aún más.
-Pues, para serte sincero...-llevó su mano derecha a la boca.- No lo sé.-se encogió de hombros sin parar de reír.-Estamos en tu cabeza, dímelo tú.
-Yo...tampoco lo sé.-mi voz salió demasiado aguda para mi gusto.
-Oh, venga.-hizo un baile de cejas.- Querías soñar conmigo y ya esta. No me sacas de tus pensamientos, admítelo preciosa.- me guiñó un ojo insinuando algo que no era cierto.
-Por supuesto que no.-contesté indignada.
-Ah ¿no?.-su aliento chocó en la comisura de mis labios al formular la pregunta.-¿Y por qué te pones tan nerviosa?.
Sin previo aviso me tomó de la barbilla, ocasionando un choque eléctrico entre nuestras miradas. Azul con azul.
No podía dejar de perderme más y más en su profunda mirada, de modo que al final quedé atrapada entre las rejas de su belleza.
Su rostro cada vez se acercaba más de manera peligrosa hasta que nuestros labios por fin pudieron encontrarse unos a los otros, con un desespero que no parecía real.
Esperen...¿qué hacía yo besando a Canelio?
Entrando en razón me aparté rápidamente de su contacto, pero su mirada ya no era suya. Era una mirada potente, fuerte, dura...y sobretodo fría como el hielo. Era la mirada de Leonard.
-Me has decepcionado, Denna.-dijo severo.- Te dije que solo eres mía.- sus ojos se tornaron rojos, eliminando cualquier belleza que estos poseyeran y su boca, de la cual sobresalían los colmillos, se acercó en un parpadeo a mi cuello.
Me desperté con el rostro mojado por las lágrimas. Todo mi cuerpo temblaba de puro terror y soledad. Nunca me había sentido tan sola como en aquél momento, sin nadie junto a mi que me trasmitiera esa sensación de bienestar.
Los rayos de luz entraban igual de temeroso que mi corazón por las rendijas de la ventana que las cortinas no llegaban a tapar adecuadamente.
Me quité las sábanas y más calmada me dirigí al baño para calmar la tensión con una ducha templada.
ESTÁS LEYENDO
Secuestrada por un vampiro
RomanceTenía una vida tranquila. Sentía estar segura. Amaba vivir. Pero todo cambió cuando lo conocí a él por error, o mejor dicho, cuando él decidió acabar con toda mi vida para beneficiar la suya, para usarme como su esclava de sangre. Dejé de ver la l...