Los muertos pocas veces libertad
alcanzáis a tener, pero la noche
que regresáis es vuestra,
vuestra completamente.Gil de Biedma
-¿Leonard?.- me levanté al cobrar la consciencia completamente. Lo llamé mil veces, sin embargo no me veía, no me miraba como solía hacerlo.
Seguía agarrando a Daniel del cuello hasta el punto de tenerlo de la misma manera en la que minutos antes él me sujetaba a mi. Su rostro no expresaba ningún tipo de emoción y sus gestos eran mecánicos, parecía un robot configurado para matar y odiar. Daniel luchaba por liberarse de su agarre, su cara se enrojecía poco a poco y las venas de su cabeza se hincharon aún más. Pensé que se iba a morir ahí mismo, pero consiguió propinarle una patada en el estómago que lo debilitó lo suficiente como para poder escapar.
Leonard no tardó en recuperarse y en volver a ir a por él y ambos se sumieron en una pelea imposible de seguir. Se movían a una velocidad borrosa, lo único que se escuchaba eran los golpes cuando chocaban contra las paredes o los muebles de la habitación. Asustada y sin saber que hacer salí corriendo de la habitación en busca de Canelio o Dack, quienes habían desaparecido y por los cuales temía de que les hubiese hecho algo. Volví hacia el comedor para intentar despertar a Graciela y Alejandra, posiblemente las haya drogado y por eso estaban tan profundamente dormidas.
-Graciela, despertad por favor.- las sacudí desesperada. Los llantos se escapaban de mi control. Sonreí agradecida al ver como la pelirroja abría sus ojos y miraba a su alrededor confusa. Vi como su rostro pasaba del desconcierto a la ira y luego a estar en alerta.- Están aquí.- fue lo primero que se me ocurrió decir. Graciela me tomó de los hombros para que dejara de temblar y clavó sus potentes ojos en los míos.
-¿Quién más está aquí a parte de Daniel?.-preguntó lentamente sopesando su pregunta.- Leonard.- pronunció su nombre segundos después de haber cerrado los ojos y abrirlos de repente.
-No vayas.- la agarré del brazo antes de que subiera y se encontrara con el panorama de arriba.- Ya no es él.- la voz se me quebró del todo al decir lo último. Graciela se llevó las manos a la cara y luego tiró de su pelo hacia atrás mientras paseaba de un lado a otro.
-Mierda...¡Joder!.-gritó hecha una furia.- Tenemos que encontrar a los demás e irnos.
-No vais a ninguna parte.- oímos su voz desde la entrada. Un escalofrío me recorrió entera al cruzarme con sus ojos, tan escrutadores, intimidantes y sobretodo, decididos.- Tú te vienes conmigo.- me señaló y sonrió cínicamente.
-Leonard, no hagas esto.- se acercó Graciela interponiéndose entre él y yo.- Lucha contra aquello que te retiene, sabes que no eres tú, lucha.- repetía una y otra vez casi suplicando a que Leonard volviera a ser el de antes.
-Apártate.- contestó sin ni siquiera dignarse a mirarla, su atención estaba puesta en mi.- Solo la necesito a ella, a nadie más.
-¿Para qué?.-pregunté sabiendo la respuesta. Leonard ya me había avisado de que esto iba a suceder y no quise hacerle caso.
-Creo que lo sabes de sobra.- dio un paso adentrándose más hacia el comedor.
-Denna, vete, yo me encargo de esto.- me miró Graciela sobre el hombro significativamente. Sabía que ella correría peligro y no quería dejarla sola, pero por su cara me dejó bastante claro que no tenía opción.- Vete ya.- asentí en shock, me costaba centrarme en lo que sucedía a mi alrededor.
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Secuestrada por un vampiro
RomanceTenía una vida tranquila. Sentía estar segura. Amaba vivir. Pero todo cambió cuando lo conocí a él por error, o mejor dicho, cuando él decidió acabar con toda mi vida para beneficiar la suya, para usarme como su esclava de sangre. Dejé de ver la l...