Reconstrucción de un Corazón (EN EDICIÓN)

5.-Sobrevivir

Estaba en una nueva casa, con el mismo trabajo pero empezando de cierta forma una nueva vida, decidí contactar a un psicólogo y empezar a asistir a terapia para saber el por qué de mi comportamiento, por qué siempre quería estar peleando con él, por qué le gritaba, por qué lo insultaba, por qué lo dañaba. Yo había estado inmersa en la idea de que era por culpa de mi trabajo, por el constante estrés y el odio que sentía hacia mi jefe, pero algunas cosas estaban cambiando de perspectiva como el hecho de que seguía en el mismo trabajo pero ya no sentía ganas de pelear o quizás por que ya no tenía con quién hacerlo.

Mi psicólogo en la primera cita me hizo darme cuenta que la razón de mis peleas era por que siempre había algo (o alguien) que las detonaba, no peleaba por el estrés de mi trabajo, me estresaba él y solo él, por no hacer las cosas que yo le había pedido miles de veces, cosas cotidianas, sencillas, y llegó un punto en el cuál yo ya no dejaba de pelear por que ya había soportado tanto e inconscientemente explotaba a cada rato por traer tanto acumulado, por que muchas veces lo puse por encima de mí y toleré cosas que no me gustaban "por amor" y claro, llegó ese momento en el que mi yo interior dijo ¡BASTA! "¿Que estamos haciendo?, ¿por qué estas tolerando cosas a alguien, que nunca antes haz tolerado?" pero empezó a manifestarse de forma negativa y si bien el psicólogo me dijo que no estuvo correcta la forma en que actué (Y que yo actualmente estoy consciente de ello, reconozco mis errores, todos) no debía tampoco crucificarme yo sola, regañándome tanto y no debía seguirme culpando, no debía seguirme lastimando sola más de lo que ya estaba.

Después de esa primera cita empecé a darme cuenta de muchas cosas.
La primera, que él no era la víctima, la segunda, yo tampoco lo era, ninguno de los dos éramos víctimas.

Yo lo lastimé mucho si, pagué por mis errores y muy caro, pero hubieron cosas que sinceramente siento que no merecía, fuí terrible con él en las peleas, pero no se me puede juzgar solo por ello, y él su error fue soportar tanto sin hablar, sin decir lo que sentía, decidió guardarse todo por meses hasta que explotó, pero no de la forma en que yo lo hacía, yo constantemente explotaba y me liberaba de las cargas, pero él no, así que cuando explotó lo hizo de una forma violenta y definitiva, que lo cambió y cambió el curso de las cosas, estaba muy harto, muy enojado, quizás me odió por un momento, quizás en el fondo me odia un poco ahora.

Y así fueron pasando los días, mi cabeza era una bolsa llena de pensamientos tanto negativos como positivos, me reprochaba y después me aplaudía, me enojaba y luego me alegraba, pero siempre terminaba en el mismo punto depresivo y confuso.
Pensaba en que ambos pudimos buscar ayuda, que todo se pudo solucionar y después pensaba que todo había pasado como tenía que pasar, pero también me hartaba de esa idea por que aún no quería entender que él me hubiera dejado sola, de la nada, como de la noche a la mañana había podido cambiar sus sentimientos hacia mi, como en una noche se había podido esfumar tanto amor, no lo comprendía, seguía estancada ahí sin poder avanzar.

Trataba de continuar mis días normales, reía y demás pero mi mente siempre estaba aislada en esos pensamientos, no había día que no pensara en él, en lo que estaría haciendo, con quien se estaría quedando realmente, le mandaba indirectamente mensajes, le escribía algo a mi mejor amigo y le pedía que se lo mandara en un screenshot, incluso una vez se lo pedí a mi madre y ella me ayudó, por que ella también estaba preocupada por él aún, y yo quería que se diera cuenta de lo que yo ya estaba experimentando, quería que él empezara a despertar su consciencia así como lo estaba haciendo yo, quería que él analizara todo y descubriera otra perspectiva de las cosas, así como lo estaba haciendo yo. (Si, quizás inconscientemente aún pensaba que podía cambiar algo y que él volvería al darse cuenta que ya estaba cambiando)

Los días transcurrían y pensaba menos en él y ya no lloraba tanto, debo admitir que lo que me había hecho ir sobrellevando la situación era esa esperanza de cambiar para que él me buscara después, por que yo creía fielmente que sí pasaría, que sí me buscaría, por que lo había escuchado tan sincero, ya que a fin de cuentas ya nada iba a cambiar, no habría razón entonces para mentir y yo ya no podría retenerlo, entonces lo que me dijo tenía que ser lo que sentía realmente, o eso pensaba hasta que un día el universo se encargó de pararme en seco, y darme una pizca de realidad tan cruelmente encarnada para que ésta vez realmente hubiera un cambio y yo no olvidara por quién debía cambiar, y no por él. Por mi, por amor a mi, tenía que sacar a relucir mi amor propio ahora más que nunca…

Y escapar del abismo obscuro y sinfín en el que estaba ahogada.