Nota #15

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— ¿Y bien? Por qué me llamaste.

Hebras puntiagudas bufó, apoyando sus muslos en la baranda para poder sentarse en el borde. No tenía tiempo, era tarde y más encima solo accedió porque insistió demasiado en querer hablar con ella.

¿De qué podrían hablar?

Todo lo que tenían que hablar se acabó hace años, desde aquel día que fue reemplazada por otra decidió no dejarse pisar o arrastrarse. Su paciencia se estaba terminando, por otro lado, el hombre que estaba al frente suyo no sabía como comenzar la charla.

Estaba decidido en hablar con ella, años habían pasado desde que terminaron y cada uno rehizo su vida, pero ahora que por fin se volvieron a ver, aunque la causa sean sus hijos, tenerla frente a él seguía siendo duro.

Le recordaban todas las malas decisiones que tomó a causa de su egoísmo y ansias de poder, descuidó a una hermosa mujer que ahora no estaba con él y tuvo un frustrado matrimonio e intento de familia por propia culpa.

Todo lo que Todoroki Enji había hecho con su vida estaba fatal.

Blonda ceniza al ver que no obtenía respuestas por parte del pelirrojo decidió irse, para qué estar en el mismo lugar con el hombre que pisoteó su corazón solo por poder y estatus social alto. No tenían nada de qué hablar.

— Espera, Mitsuki.

— ¿Me vas a decir qué mierda quieres? No vine solo para quedarme a mirar a un sujeto con problemas.

— . . . — no tenía fundamentos para refutar, todo lo que decía era verdad. — Lo siento.

— ¿Hah...?

¿Escuchó bien? ¿El ogro estaba pidiendo perdón? Antes de que fémina tuviera el placer de burlarse, el de orbes azulados habló.

— Todo lo que hice estuvo mal, sigo siendo un imbecil que no pudo llevar una relación sana con su familia por culpa de mis ambiciones.
Me di cuenta que tengo que cambiar.

— Mnh... ¿Y a qué se debe este cambio tan abrupto? —

— Shōto...

Mitsuki suspiró, era cierto que la relación padre e hijo estaba gélida y sin esperanzas de ser derretida, pero que el grandote se haya dado cuenta que no podía seguir así fue un alivio para ella, solo porque el hijo del foráneo podría ser él mismo sin repercusión de que foráneo le negara su libertad.

Blonda llevó sus hebras detrás de su oreja, no sabía qué más decirle ya que ella no planeaba perdonarlo pues el daño estaba hecho, pero si podía tenderle la mano una vez más con el propósito de encaminarlo a ser un buen padre.

Ser un adulto maduro y responsable para ellos es difícil, pero no imposible.

— ¿Eso es todo lo que tenias que decir?

— Sí, ya no te molesto más, disculpa.

— Tranquilo, tiempo al tiempo.

Fémina ahora sí que disponía irse a su hogar, pues su hija por muy independiente que sea no debería de estar sola en la noche. Cualquier cosa podría pasar y más vale ser precavido que lamentar a futuro.

Enji solo pudo observar como la silueta de la mujer que alguna vez amó se iba alejando, sus palabras no salían y mucho menos su mente reaccionaba. Pero su anatomía sí.

En menos de lo que canta un gallo, Enji yacía abrazando con fuerza la anatomía de la Bakugō mayor mientras que la misma se esforzaba por zafarse, ¿acaso el otro se había vuelto loco?

— ¡¿Qué mierda pasa contigo...?!

No contestó, lo único que podía procesar era que estaba abrazando a la foránea como si su vida dependiera de ello. Como si fuera un refugio hecho para él, el pelirrojo terminó por apoyar su frente en el hombro impropio, Mitsuki solo suspiró pesado para dejar de luchar y apoyó de su hábil en la cabeza masculina.

— Si tan mal estás, anda a un psicólogo. — comentó, pues ella no era su soporte emocional. Podía estar siendo cruel, pero era la verdad.

— Antes de que pudiera darme cuenta, ya estaba así. Probablemente deba ir, pero déjame estar un poco así, por favor...

Todoroki Enji, ¿tan bajo había caído como para pedir "por favor"?

La adulta solo se quedó en su posición, intentado que todo el remordimiento que tenía acumulado no saliera de golpe e hiriera más al mayor.

Era lo que se merecía por haber hecho tanto daño, pero verlo tan frágil causó que su corazón de ablandara un poquito, solo un poco...

Los brazos rodeando su anatomía se sentían nostálgicos, su frente en su hombro se sentía extraño.
Ahora que lo pensaba, jamás tuvieron una relación muy afectuosa cuando fueron pareja, el ajeno solo se dedicaba a trabajar y ella también, básicamente se habían juntado por necesidad que por amor... aunque ella si logró enamorarse y él no, o eso creía ella.

— ¿No deberías soltarme? El problema después me lo llevo yo, no tú. — de tan solo pensar que podrían verlos era un dolor de cabeza, no quería que las viejas chismosas del barrio tuvieran comida a costa de ella.

— Oh, claro. — con gentileza (extraña en él) soltó con cuidado a Mitsuki, ella solo acomodó sus ropajes.

— Ya conoces mi número, así que no te límites en llamar.

— Está bien, en serio, no pensé que todo esto iba a salir bien. Por lo menos me esperaba un golpe tuyo.

— ¡Y bien que puedo dártelo ahora!

Con refunfuños y gruñidos se despidió la mujer, avanzando con furia a su hogar mientras maldecía al foráneo, Enji solo observó divertido mientras se dirigía a su auto estacionado.

Quizás no fue tan malo que fuera a recoger a Shōto a la casa de las Bakugō.

« Notes » ; Todofem!Baku.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora