Capítulo 30.

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Ángel...

Hyungwon sintió que su corazón salía de su pecho, fue tal su impresión que sus piernas no le respondieron y perdió el equilibrio tambaleándose hasta amenazar con caer de espaldas. Pero el golpe nunca llegó, alguien lo sostuvo entre sus brazos poco antes de que su cuerpo tocara el suelo.

Cabello rubio cenizo algo claro y brillante, ojos azules como el mar, su mirada, sus facciones, esa sonrisa... era Hoseok. Los ojos de Hyungwon se llenaron de lágrimas. ¡Hoseok, Hoseok, su Hoseok! ¡Estaba vivo! Todavía sin poder creerlo levantó su mano para acariciar su mejilla, su mente le había jugado muchas bromas con anterioridad, no quería ilusionarse en vano.

Lo sintió, su piel suave y tibia. Ahogó un sollozo y justo después sus manos abrazaron su cuello, hundiéndose en su pecho comenzó a llorar.

El íncubo se quedó quieto, no hubiera imaginado una reacción así en ese joven, ¿por qué estaba llorando?, ¿por qué parecía feliz de verlo?, no lo entendía, pero se dejó abrazar. Luego de unos minutos, el chico de cabello castaño se separó para contemplar su rostro una vez más.

-Yo creí... él me dijo...-le parecía imposible hablar. Hoseok lo levantó, Hyungwon siguió aferrándose a él como si pensara que en cualquier momento se iría de su lado, parecía un niño pequeño reclamando a su madre.-Estás aquí, eres real.

-Soy más que real, ángel.-respondió el íncubo.

Hoseok no recordaba a Hyungwon, y Hyungwon no se percataba de ello, creía que Hoseok solo había cambiado su aspecto físico, sus cuernos eran más grandes que como lo recordaba, sus alas enormes, y su cabello aún rubio solo lo hacían ver más hermoso. No importaba cómo fuera, lo amaba de cualquier manera.

Sus miradas se perdieron en la otra nuevamente, así que Hoseok hizo el primer movimiento. Acercó su rostro al de Hyungwon, y este a su vez hizo lo mismo. Cuando sus labios se tocaron no hubo en ningún momento un roce sutil, fue poderoso y excitante, incluso Hoseok reconoció que era el mejor beso que recordaba haber tenido.

El íncubo mordió su labio inferior haciendo que el castaño gimiera al sentirlo, las manos del ángel se aferraron a su cuello con mayor intensidad pues clavó sus uñas en su piel.

-Mmm...-la voz melodiosa de Hyungwon llegó a los oídos de Hoseok.

Lo levantó en brazos y lo llevó hasta un sillón cubierto por una sábana blanca. Recostó al castaño en él y Hoseok se subió sin aplastarlo. Desprendió su camisa blanca de un tirón haciendo que algunos botones se desprendieran, entonces tuvo libre acceso a su pecho. Un bello ángel sin duda, y todo para él.

Bajó su rostro hasta quedar frente a frente con uno de sus pezones, lentamente y sin pensarlo pasó su lengua por encima de él, haciendo que Hyungwon gimiera en respuesta. Hoseok se deleitó escuchándolo suspirar cada vez que pasaba su lengua húmeda por cada uno de sus tetillas ya erectas. Subió un poco y chupó su mentón, Hyungwon contempló su rostro por un momento, Hoseok parecía mucho más fuerte esta vez, y en sus ojos creyó ver mucho más deseo que la primera vez que lo hicieron.

-Ahh... mmn...-sus cortos ruidos deleitaban a Hoseok, se estaba excitando aún con la ropa puesta, ese joven era muy erótico.

Aprovechó su vulnerabilidad para poner una mano en el botón de su pantalón mientras su boca seguía chupando la piel de su pecho. Cuando hubo desabotonado el pantalón, bajó la cremallera y sin que Hyungwon lo viera venir apretó su miembro con una mano por encima de su bóxer. El castaño gritó, la excitación golpeó esa área mucho más fuerte al sentir las caricias de su íncubo.

Hyungwon sabía que estaban yendo demasiado lejos, corrían el riesgo de que Daios los descubriera luego de percatarse de que se había escabullido de su vista, pero es que no podía frenarse, saber que Hoseok estaba vivo, y volver a sentirlo en cuerpo y alma lo hacían ser débil y desearlo con toda su alma. No podía un ángel pecar por amar tanto.

That boy is a monster.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora