Epílogo.

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Hoseok se limpió el sudor en su frente después de dejar la madera en el suelo. La mañana era brillante, había despertado dos horas antes de que sonara su alarma, así que sin poder dormir continuó con los preparativos de la reconstrucción de la casa de su madre.
Había pasado un mes desde la batalla contra Asmodeo. Los demonios en la mina se habían marchado y ya nada interrumpía la pacífica vida en el pueblo, ni siquiera la presencia de los pocos íncubos existentes en esa región. El único demonio que había permanecido en el pueblo era Hyunwoo, él vivía con su pareja, Kihyun, muy cerca del área donde reconstruía la casa de su madre. Para los padres de Kihyun, y para el resto, Kihyun estaba muerto. Kihyun no podía estar más feliz viviendo con Hyunwoo, lejos de su padre, y agradeciendo que su madre lo dejara de una maldita vez.
—Venimos a echarte una mano.—escuchó. Hoseokvio a Hyunwoo acompañado de Kihyun, el cual cargaba una canasta de tamaño mediano.
—Traje el desayuno.
—¿Jooheon no está contigo?—preguntó Hyunwoo, buscando un rastro del íncubo.
—No ha llegado.—Hoseok tendió una manta para que Kihyun comenzara a servir el desayuno.
—Debe estar con Changkyun, al chico le ha costado despedirse de sus padres, incluso Jooheon está dudando, cree que no es una buena idea.—Hyunwoo ayudó a Kihyun a servir la bebida.
—Sería peor dejar que Changkyun muriera, no me gustaría que Jooheon pasara por la misma situación en la que me encuentro.—la mirada de Hoseok se tornó melancólica.
—¿Cómo te sientes?
—Lo extraño, Hyunwoo.—sus ojos se humedecieron.—Por las noches juro que puedo oírlo hablándome, diciéndome que volverá.
—Él volverá.—interrumpió Kihyun.—Hyungwon te ama demasiado. Dios no puede ser tan malvado, ¿o sí?
Un grito interrumpió la charla. Changkyum agitó su mano, saludándolos. Pronto la pareja se unió a los otros tres. Changkyun tomó asiendo junto a ellos, seguido de Jooheon. Hoseok sonrió débilmente, su amigo se veía mucho más feliz, y él también estaba contento por Jooheon, si tan solo se encontrara Hyungwon su vida estaría completa.
Dios, lo extrañaba tanto, y solo había pasado un mes, pero a pesar de la agonía, del anhelo de tenerlo entre sus brazos, de besarlo, de tocarlo, de amarlo... No importaba cuánto, esperaría mil quinientos años con tal de verlo. El problema era que un íncubo obtenía su poder y vida de las personas con las cuales tenía sexo, y él ya no era humano, si pasaba mucho tiempo sin relaciones podría morir. Hoseok había decidido ser fiel a Hyungwon, ¿pero cómo vivir hasta volver a verlo?
—¿Jinhwany June no han llegado?—preguntó Changkyun. Kihyun negó.
—Esos dos deben estar muy ocupados, ¿no crees, Hoseok?—Hyunwoo rió por el comentario de Jooheon.
—Déjalos, nunca vimos a June proteger tanto a alguien. Jinhwan se ha ganado el derecho de su atención.—todos rieron por el comentario de Hoseok.
—¿Minhyuk mencionó a qué hora vendría?—preguntó Changkyun, ansioso.
—¿Estás nervioso?—la plática entre Changkyun y Kihyun captó el interés de sus dos amigos.
Hoseok se levantó tomando camino hacia el bosque. Jooheon lo vio alejarse, pero supo que su amigo estaría bien, necesitaba un momento para estar solo. Jooheon más que nadie podía ver el sufrimiento de Hoseok y también lo fuerte que era al enfrentar una situación como la que estaba viviendo.
El íncubo caminó entre los grandes árboles, pinos y encinos del verde bosque a su alrededor. Le encantaba escuchar el sonido del viento entre los árboles, cuando era más joven nunca le puso gran atención, ahora que no tenía a su madre era cuando más valoraba el lugar donde había crecido.
—Mamá, me pregunto si puedes verlo.
Cerró sus ojos dejándose llevar por el sonido de las hojas golpeando unas contra otras. Un olor dulce se extendió por sus fosas nasales, un olor que Hoseok conocía muy bien, el olor de su ángel, el olor de Hyungwon. Inhaló profundamente, sus sentidos le estaban jugando una mala broma, pero no quería que ese dulce olor desapareciera, se aferraría a él hasta el final.
—Hyungwon.—susurró con el rostro hacia el cielo, sus ojos se mantenían cerrados. La luz del sol se había filtrado entre las ramas acariciando directamente en su cara, imaginando que Hyungwon era quien lo tocaba desde arriba.
—Hoseok.
Hoseok bajó el rostro inmediatamente. Esa voz se había escuchado clara en su cabeza. Y no lo había imaginado. Delante de él, un hermoso ángel rubio de alas completamente blancas le sonreía.
—Hyungwon...—Hoseok corrió hacia él, tenía miedo de que Hyungwon se desvaneciera una vez más frente a sus ojos.
Entonces lo tocó. Pudo sentirlo nuevamente, su piel, su calor, su suavidad. Hyungwon sonrió mucho más, sus lágrimas fueron descendiendo silenciosas por su cara. Pronto el abrazo de Hoseok lo envolvió. Habían estado exactamente un mes sin verse, un mes donde tuvo tiempo para recuperarse, conocer a su madre y pedir por volver para estar con Hoseok.
—Te extrañé tanto. Podía escucharte, podía oírte llamándome, y yo solo podía responderte en sueños.—confesó Hyungwon sin dejar de llorar.
Hoseok tenía una mano en su mejilla y la otra en su cuello mientras lo contemplaba, cerciorándose de que no era un sueño más. Hyungwon realmente había vuelto.
—Raziel... él fue salvado. Está bien, él fue quien pidió mi regreso, los cielos...
—Hyungwon.—lo interrumpió Hoseok.
El íncubo se acercó aún más, inclinó su rostro y unió sus labios en un beso. El tiempo se detuvo para los dos, lentamente el ángel se aferró a su cintura mientras Hoseok enredaba sus dedos en su cabello rubio y mantenía la otra mano en su mejilla, tocando de vez en cuando su oreja. Dios sabía cuánto lo había extrañado, y ahora se lo traía de regreso mil quinientos años antes.
—Te amo, Hyungwon.—rozó sus labios.
—Y yo a ti, Hoseok.
—Te cuidaré, no fallaré esta vez. Nadie podrá separarnos. Te lo prometo.—besó su mano. Hyungwon sonrió, entonces miró hacia arriba.
—Tu cabello.
—Lo pinté después de recuperar la memoria. Quería conservar al viejo Hoseok. ¿No te gusta?
—Me encanta, y sabes que no miento.
Hoseoklo alzó entre sus brazos por un momento. Luego lo besó. Estaba tan feliz de tenerlo de regreso que nada podría estropear su felicidad.
—Volvamos, a tus amigos les dará gusto verte.—lo tomó de la mano y comenzaron a caminar de vuelta con los demás.
—Supe que Minhyuk utilizará el poder de demonio que tomó de mí para volver a Changkyun un demonio. Estoy feliz por él y Jooheon. También sé lo de Jinhwan y June, y que Kihyun vive con Hyunwoo. Los estuve observando todo este mes.
—Tal vez deberías considerar que asuste a tu padre nuevamente, así logramos que deje a tu mamá en paz, y todos felices.—Hyungwon rió por el comentario.
Sabía que podría hacer algo al respecto para ayudar a su madre humana, pero también entendía que no podía interferir en sus decisiones. Además, tenía el presentimiento de que ella misma tomaría cartas en el asunto.
—Caminaba por el bosque y me encontré un bello angelito.—mencionó Hoseok, llamando la atención de todos.
Kihyun y Changkyun saltaron enseguida, apretando a Hyungwon entre sus brazos. Pronto el recién llegado Jinhwan se unió a la celebración. Hoseok contempló a Hyungwon mientras era recibido por el abrazo afectuoso de todos. Su felicidad estaba completa ahora, pronto llegaría Minhyuk y tendría algo más que celebrar con sus amigos.
Amigos. Estaba tan agradecido con cada uno de ellos. Lo ayudaron cuando pasaba los peores momentos, incluso después de perder a Hyungwon ellos siempre estuvieron ahí para apoyarlo. Y estaría en deuda con ellos por siempre.
—Parece que ahí viene Minhyuk.—mencionó June. Changkyun gritó emocionado.
Hyungwon se acercó a Hoseok y recostó su cabeza en su brazo.
—¿Crees que tu padre me acepte esta vez? No me gustaría volver a perder mis recuerdos de nuevo.—Hoseok sonrió, el tampoco deseaba repetir esa experiencia.
—Le agradarás. Y más si le damos nietos.—Hyungwon soltó una carcajada.—¿Es verdad que los ángeles no tienen género?
—No sé, tal vez deberíamos averiguarlo.

Fin ❤

That boy is a monster.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora