Capítulo 32.

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—¿Cuánto más falta?

La pregunta de Jinhwan apenas se escuchó sobre el aire helado que golpeaba sus rostros. Raziel, junto con los íncubos y el mismo Jinhwan, viajaban usando sus alas hasta la ciudad donde sabían se encontraba Asmodeo. Changkyun le había dado una razón para pensar en dónde podía estar Jinhwan. Era más ángel que demonio, y eso Daios no podía soportarlo porque de esa manera podía defenderse de él.

—No mucho, ya casi llegamos.—respondió Jooheon.

Se había ido sin despedirse de Changkyun, cuando Raziel llegó a avisarles que partirían antes de lo previsto, el íncubo dejó a Changkyun dormir, le dio un beso en la frente y se fue. Jamás abandonaría a un amigo, Hoseok nunca le perdonaría que dejara a Hyungwon a manos de ese demonio, y estaba consciente de que podría morir en combate. Quizá estaban en ventaja al encontrarse en territorio íncubo, aunque eso no aseguraba que Asmodeo no pudiera arrancarle la cabeza si se cruzaba en su camino.

—¿Es seguro llegar así de la nada?, no sabemos de qué lado están esos íncubos.—Hyunwoo no estaba convencido del todo.

—Hace unas semanas se celebró allí una junta, el señor Minhyuk está de nuestro lado. Si las suposiciones de Raziel son ciertas, entonces no corremos ningún riesgo yendo con ellos. Daios no lo sabe.—Hyunwoo asintió, tal vez Jooheon tenía razón, debía confiar en que era así.

—La ciudad.—dijo Raziel, interrumpiendo la plática. Unos puntos luminosos aparecieron en la lejanía, estaban a punto de llegar.

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Iban a gran velocidad sobre la carretera, el viento soplaba fuerte, pero la adrenalina mezclada con el temor lo hacía acelerar cada vez más. Sus manos en el volante estaban tensas, nadie decía nada, los dos miraban el camino deseando que pronto pudieran estar en la ciudad.

—¿Un íncubo es más veloz que un auto?—preguntó Changkyun manteniendo el volante firme.

—Tal vez solo un poco.—respondió Kihyun mirando su celular, según el GPS faltaban cuarenta y cinco minutos para llegar a la ciudad.

Habían salido poco después que los otros una vez que Kihyun le robara el auto a su padre. Los dos decidieron eso cuando supieron que no tendrían alternativa, no estaban dispuestos a ser dejados atrás. Ellos estaban preocupados por Hyungwon y sus parejas, y que se molestaran no les importaba en lo absoluto, no los dejarían solos.

—¿Y si solo estorbamos?

—Ya hablas igual que Hyunwoo. Changkyun, nosotros ayudaremos a sacar a Hyungwon de ahí, nos lo llevaremos en medio de la confusión, no pasará nada. No servimos para pelear, pero sí para defender a nuestro Hyungwonie.—Changkyun se animó un poco.—Ahora acelera, tenemos que llegar a tiempo.

Changkyun aceleró, pero apenas unos segundos después algo se atravesó en su camino. Changkyun frenó, el auto rayó el asfalto, y entonces un ruido de un vidrio quebrándose se escuchó fuertemente. Kihyun había sido lanzado, atravesando el cristal, girando por la carretera hasta detenerse varios metros adelante.

La respiración de Chankyun fue estrepitosa. Kihyun no llevaba puesto el cinturón de seguridad. Changkyun miró hacia el asiento del copiloto todavía sin poder creerlo. Luego su vista pasó al frente, Kihyun estaba tendido en la carretera con el cuerpo hacia arriba, inmóvil. ¿Estaba muerto? Se quitó el cinturón y bajó del auto corriendo hacia su amigo. Tenía que estar bien, tenía que estarlo, ¿Por qué no se movía?, ¡¿por qué no daba señales de vida?!

—¡Kihyun!—gritó Changkyun, el eco de su grito se extendió por el terreno.—¡Kihyun!, ¡despierta, Kihyun!

Changkyun lo movió del hombro, pero el chico no se despertó. Tenía sangre en su cabeza, la cara con varias cortaduras, sobre todo una muy profunda en su ceja izquierda; su rodilla también sangraba, al parecer se había roto varios huesos.

That boy is a monster.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora