Capítulo IX

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Katakuri y ___ en la misma habitación en donde el silencio reina. No han dicho ni una palabra, pero era suficiente para aquel hombre que observa con detenimiento a la chica que limpiaba. Le encantaba verla en ese estado, tan ocupada y centrada. Y él como siempre como una sombra como si no estuviera ahí. En verdad, estaba entretenido leyendo un libro. Y a veces su mirada se desviaba en ella. Es la ventaja que tiene de ser alto y que la joven no se dé cuenta.

___ termina la tarea llevándose la mano hacia su frente retirando aquel sudor que se acumulaba. Los ojos de Katakuri clavados en su cuerpo la estaban matando y poniéndose nerviosa. Ese hombre impone mucho. ¿Debería decirle algo? Va girando lentamente su cuerpo viendo que no la miraba. ¿Era una forma de pasar desapercibido?  La única forma de llamar su atención era preguntar a ver qué deseaba el primer comandante.

—¿Desea algo, Katakuri-sama?

El hombre detiene su lectura para mirarla.— La verdad es que sí. —Katakuri se levanta de su sitio acercándose a ella y se acuclilla.— Me gustaría que estuvieras conmigo hoy.

Le estaba pidiendo lo mismo que hizo Cracker ayer. No lo estaba soportando. ¿Ambos han descubierto sus sentimientos? El corazón le iba a mil porque no estaba muy segura. Ella se prometió así misma en amar a ambos hombres por igual, sobre todo con Katakuri. Nota como el agarra sus muñecas para acercarlas hacia su bufanda. ¿Quiere que ella se lo quite? Traga saliva un poco y sus dedos atrapan con delicadeza aquella prenda bajándola hasta descubrir aquella mandíbula tan perfecta para sus ojos.

Un ahogado gemido escapa de sus labios y sus mejillas se tornan de un color carmesí. Él simplemente la observa. La mira a través de aquellos ojos granates que tanto cautivan a cualquiera. Poco a poco los rostros de ambos se van acercando para recibir aquel beso que tanto anhelaban sentir. Y eso no fue así porque el Haki de Katakuri se activa avisándole del peligro. Se cubre la boca de nuevo y mira de reojo a ver quién entraba.

Su hermana pequeña Brûlée aparece en acción con una gran sonrisa de oreja a oreja.— ¿Interrumpo algo?

—No —dice secamente incorporándose.— ¿Ocurre algo?

—Sí, mamá te está buscando ___.

—Iré en seguida, Brûlée-sama.

¿Por qué ahora cuando los dos estaban muy cómodos? Le chafaba la idea de que su madre la llame, pero seguro que es importante. La joven se va con Brûlée dejando solo a Katakuri en aquella habitación. Un largo suspiro sale de sus labios apoyando la espalda en la pared. Esa chica la estaba volviendo loco, demasiado. Quiere tenerla solo para él. Y su hermano Cracker estaba en medio. Gruñe no muy satisfecho sabiendo que tiene que compartirla con él. Katakuri es el único hombre que puede satisfacer a ___ o eso piensa él.

«Deberia distraerme con algo», con ese pensamiento en la cabeza camina en dirección a la sala de entrenamiento deseando que no hubiera nadie allí. En todos estos años no ha tenido la oportunidad de entrenar solo, siempre Cracker acudía a él para que entrenasen juntos. Fue un grave error al hacerlo, pero es su hermano, al fin y al cabo. Asimismo no podía negarlo, quería ver lo que era capaz Cracker con su Akuma no mi y se ha visto que ha podido engañar a los propios marines.

Lleva mucho tiempo caminando hasta llegar a la gran sala y para su mala suerte estaban sus dos mellizos. Y lo peor de todo es que estaban haciendo el típico juego de puños a ver quién era el más fuerte. Definitivamente, Katakuri estaba rodeado de idiotas. Camina con sigilo para no estorbar aquel desafío hasta que siente un golpe en la mesa. Alguien ha ganado y fue Oven.

—¡Ja! ¡Me debes cien berries! —«¿Han hecho una estúpida apuesta?», una gota va resbalando por su sien.

Daifuku chasquea la lengua no satisfecho de que haya perdido y saca de su bolsillo un pequeño saco.— Anda, toma.

The Pretty Slave (Katakuri x Reader x Cracker)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora