La joven ___ se encuentra en la cocina, ayudando a las demás sirvientas en preparar la mesa, ya que es la hora del té. Big Mom quiere que todo esté preparado. Escuchó noticias de que vendría una familia bastante poderosa y a saber que planes que tiene la pirata. Tiene el presentimiento de que algo va a suceder, y no es nada bueno. Intenta no pensar en nada malo. Duda que Big Mom quiera venderla, la joven esclava es demasiado valiosa. Y cree que sus dos amores prohibidos dejen que su madre salga con la suya.
Suspira levemente ya con la mesa colocada y se pone en su sitio, con la cabeza agachada, esperando la llegada de la familia Charlotte. Y ahí están. Entrando uno a uno hasta que llega la soberana de todo el reino de Totto Land. Deben estar preparados ante la llegada de aquella familia rica. Big Mom está tranquila, como si esto no le afectase demasiado, ya que está acostumbrada a recibir visitas. Sin embargo, sus hijos están algo nerviosos. Solo vienen hombres a casarse con su madre, pero esta vez, es diferente. Los rumores de que Linlin tiene planes para sus hijos, puede ser real.
Y las puertas se abren, donde todos se callan con la mirada clavada en la entrada. Aparece un hombre, medianamente bajo, junto con dos chicas casi idénticas y altas. ¿Serán hermanas de sangre? Lo más notorio es que esas dos jóvenes son la mar de hermosas. Una rubia y una morena. ___ siente los nervios florecer en esas dos jóvenes que no han dejado de sonreír. Una forma de impresionar a la gran pirata. «¿Qué estarán pensando Katakuri y Cracker?», se pregunta así misma, mirando a los dos sujetos. Ellos no muestran interés en las hijas de ese hombre. ¿De dónde vienen?
—¡Bienvenidos a Totto Land! —grita eufórica Linlin con los brazos alzados.
—Gracias por la invitación, Big Mom —habla el hombre. El tono de su voz es seguro y autoritario—. Soy Biriliz Horns, gobernante del reino Mistrux. Y estas son mis hijas, Amaine y Koman. —Las dos hacen una reverencia, una forma de respeto.
—He oído que en vuestro reino tenéis muchas armas militares —comenta Big Mom, deseosa de escuchar aquello que anhela.
—Esos rumores son ciertos, pero por favor, hablemos sobre eso mientras disfrutamos de esta velada.
La familia Biriliz se sienta en sus respectivos asientos, ante la atenta mirada de los hijos de Big Mom. No les agradaba la presencia de esa gente, y no pueden objetar. Deben acatar las órdenes de su madre, sino quieren morir ante la habilidad de ella. Las sirvientas comienzan a poner la comida, cada uno con su propio dueño. ___, no tiene problema ninguno, ya que solo obedece a los dos comandantes y, de vez en cuando, a Linlin.
Las dos jóvenes no dejan de mirar a los dos comandantes, si tuvieran interés en ellos. Eso no le gustó para nada a ___. ¿Y si esa familia intenta arrebatarle lo que más quiere? Agacha la mirada, no queriendo pensar en ello. Siente una mano rozar por su espalda y ve al causante de eso. Katakuri le dedica una mirada, una forma de decirle que estuviese tranquila. Ella, simplemente, sonríe agradeciendo de que el comandante se preocupe. Cracker, mira mal a esas dos chicas, no le agrada su presencia. Y tiene un mal presentimiento. Solo tiene ojos para ___, que sonríe como un bobo enamorado al tenerla cerca. Disimuladamente, acaricia el trasero de la chica, no pudiendo evitar en apretarlo, provocando que ella se sonroje a más no poder.
Hasta que escucha a Horns hablar:
—Big Mom, vine aquí para proponerle una cosa —dijo mientras se levanta de su sitio, poniéndose en pie en la silla—. Yo le entregaré todas las armas militares, a cambio de que mis preciosas hijas se casen con uno de sus hijos. —La gran mayoría de los varones quedaron con la boca abierta—. Pero no uno cualquiera, sino con los dos comandantes.
«¿Los dos comandantes?», lo ojos de ___ se agradan al escuchar esa proposición y su mundo está a punto de desvanecerse. Si Big Mom lo acepta, ellos se casarán con esas dos arpías. Katakuri y Cracker miran a su madre con miedo, esperando su respuesta.
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The Pretty Slave (Katakuri x Reader x Cracker)
FanfictionUna esclava no puede enamorarse de nadie. Ni siquiera de sus señores. Era un pecado fijarse en alguien superior a ella. Sin embargo, dos hombres aparecen en su vida. Dos hombres que en sí, eran comandantes y además son hermanos. Dos hermanos que pue...