Capítulo XV

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Minutos. Horas han pasado desde que ingresaron a ___ en el hospital de Whole Cake. Desconocen la situación de la joven esclava y eso preocupa a los dos comandantes. Por un lado, Katakuri está en su posición habitual, con la mirada clavada en la puerta. Por otro lado, Cracker camina de un lado para otro, nervioso de lo que pueda suceder. Ambos no dan crédito a lo que vieron sus ojos. Que el amor de su vida fuera, ni más ni menos, que un ángel caído del cielo. Oyeron leyendas urbanas de que los ángeles son criatura míticas con poderes extraños, y se extinguieron hace mucho tiempo. ¿Es posible que ella sea la última de su estirpe?

La cuestión también es si ella desde un principio lo sabía. Big Mom hará algo con ella. Los dos lo saben. Tal vez, arrancarle las alas o mucho peor para tenerla de colección. El de cabellos violetas se detiene en seco, con la mirada clavada en la puerta. Se está desesperando en no saber noticias de ___. Y no es el único. Katakuri, aunque esté en una posición de serenidad, está intranquilo. No puede usar su Haki, en caso de que el doctor salga de ahí y les dé una buena noticia. Solo desea que la chica salga bien y no le haya pasado nada grave. No quiere perderla.

Y como si los halagos de ambos fueron escuchados, aparece de la puerta el doctor, quién atendió las heridas de la joven esclava. Cracker se apresura donde está él, queriendo tener una pequeña visualización a ver si ella está bien. Pero la puerta se cierra, no dándole esa oportunidad.

—¿Cómo está ___? —pregunta Katakuri, separándose de la pared.

El médico se quita las gafas, una forma de que esto es serio—. Nunca imaginé encontrarme con una especie tan complicada.

—¿Qué quiere decir? —Cracker se alerta.

—La señorita ___, al ser un ángel, tiene los huesos de la espalda rotos. Eso es debido al crecimiento matutinos de sus alas. Si le hubieran crecido desde que era una niña, no habría problema, ya que los huesos sanan rápido. Y este no es el caso.

—¿Se quedará inválida?

—No, pero el proceso de sanación es lento —dijo, tranquilizando un poco a ambos—. No sé por cuánto tiempo, pero es cuestión de que se acostumbre.

—Con eso quiere decir que ella misma desconocía que era un ángel —comenta Katakuri, teniendo ya idea.

—Yo ahí lo desconozco. —Alza las manos.

—¿Podemos verla? —pregunta Cracker, ansioso.

—Sí, por supuesto. Pero les sugiero que no hagan movimientos bruscos ni nada. Como ya dije, su espalda está muy delicada.

Asienten, entendiendo la situación. El primero en entrar es el hombre-galleta, seguido de su hermano. La joven ___ está conectada a unas máquinas y con vendas en la zona de la caja torácica, sin cubrir sus alas. Parece estar dormida. Ambos hermanos se miran, un tanto preocupados por ella. Se acercan a la camilla, uno a cada lado. Cracker se sienta en una de las sillas mientras que Katakuri se mantiene de pie. «Ella ya está a salvo, ¿verdad?», se preguntan al mismo tiempo, no sabiendo que hacer. Y desconocen los planes de su madre al enterarse de esta noticia.

Al ser una criatura extinta, Big Mom querrá que la especie siga viviendo. Y para ello, la hará casar con uno de sus hijos. Pero, ¿a quién? A ellos seguramente que no, porque ya están comprometidos. Les parte el alma, saber que no eres el afortunado. La vida es muy injusta para los dos. El hombre-mochi se agacha un poco, estando a la altura de la camilla, para acariciar la mejilla de la chica. Verla conectada para que pueda respirar, le está matando por dentro. Ojalá despierte y hacerle ver qué todo estará bien. Que no debe preocuparse para nada.

Cracker, por su parte, toma la mano pequeña de la chica, para que supiera que está ahí. Que no se iría hasta ver abrir sus ojos. Esto le recuerda cuando él estuvo hospitalizado y ella iba todos los días para verle. Él haría lo mismo. Apoya la cabeza en la cama, implorando a que salga de ésta. Hasta siente unas palmadas en su cabeza, haciendo que la eleve.

The Pretty Slave (Katakuri x Reader x Cracker)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora