Ahora, todo es igual.
Yo, de nuevo, en mi misma vitrina admirando a todos ellos.
Todos estos pasando despreocupados por la calle, enfrente de mí.
En cambio yo, no puedo dejar de asombrarme con la deslumbrante imagen de la ciudad misma, teniendo presente que hay otros miles de lugares que ellos pueden admirar y que yo jamás lo haré.
Mis ojos inertes los miran con la misma impresión de siempre. Cada día hay algo nuevo que admirar y aprender. La vida nunca nos guarda sorpresas, siempre están ahí, pero ellos nunca las notan. Jamás le ponen un Stop a sus ajetreadas vidas, para admirar tan si quiera una mínima parte. Tan sumidos en sus propios pensamientos, tan absortos a sus tontos problemas, tan ciegos ante toda la hermosura, que no se llegan a maravillar como yo de la belleza que los rodea día con día.
Pero, bueno ¿Quién soy yo para juzgarlos?
Si yo no tuviera este hechizo, muy probablemente sería como ellos o mucho peor.
La humedad de la lluvia aún se hace presente. Ya no llueve más y así, se deja ver con más claridad la melancolía del clima. De los automóviles detenidos, se aprecian pequeñas gotitas resbalando superficialmente por los vidrios y el ligero vaho que se forma débilmente en estos. Me gusta observar la carrera de las gotitas al descender, a veces me detengo a observarlas más detenidamente, para admirar cual es la ganadora que llegará primero al final sin desvanecerse por completo. También, el suelo está bastante húmedo aún. Hay pequeños charcos de agua que salpican cuando uno de ellos pasa por encima de estos. Es bonito ¿Cómo se sentirá el agua de la lluvia empapar tus zapatos y tus tibios pies? ¿Frío?
Lo que más me gusta, es el cielo.
Éste, es el pronosticador del estado próximo del día.
¿Estará triste hoy, melancólico, reflexivo, relajante, feliz, llamativo, etc.?
Hoy hay nubes grisáceas tapando sólo un poco el sol, dando una sutil cálida oscuridad a la mañana. El azul del cielo habitual desaparece con estas nubes esponjosas, pero de ninguna manera luce menos hermosa la escena que se presenta ante mis ojos verdes, anhelantes por descubrir cosas nuevas.
Dos niños llaman mi atención. Están corriendo de un lado a otro, los miro con interés mientras escucho como mi dueño atiende a una mujer que necesita algo para retener a su esposo a su lado, supuestamente la está engañando pero sinceramente es algo que no me interesa en este momento. Mi única atención está puesta en esas pequeñas criaturas que corren de un lado a otro. Lucen bastante felices, todo lo contrario a los amargados adultos y adolescentes de hoy en día. Son una niña y un niño, rubios ambos, de ojos igualmente azules. Y pienso de inmediato que son hermanos y quizás, no me equivoco tanto en mi indagación.
He aprendido a indagar cosas, a falta de respuestas concretas que resuelvan mis múltiples dudas. He aprendido a responderme a mí mismo sin ni si quiera conocer mi entorno. Así, es la manera en la que aprendo yo.
El niño persigue a la niña.
Toca su brazo rápidamente mientras grita 'Te atrapé'.
Están jugando inocentemente. Nada puede arruinarles el momento.
Y ahora, la niña lo persigue a él.
Sus risas cantarinas e infantiles logran hacerme sentir bien, tan lleno de la vitalidad que por ende no tengo, pero que sin embargo la siento como si en verdad la tuviera o la fuera a tener algún día. Y me gusta cómo se siente. Es genial poder detenerse a sentir todo lo que cosas pequeñas provocan a tu cuerpo, dándole la debida atención a todos esos sentimientos que se arremolinan también en tu interior, al mismo tiempo.
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Human-Doll; frerard.
RomanceMi mundo es muy diferente al suyo. Y es que, yo soy diferente a ellos. O quizás, no tan diferente como parece. Porque en el día soy algo. Pero, cuando cae la noche soy alguien. . . . [ Sin ningún permiso para adaptar ]