Sé que, en cuanto mi dueño me vio esta mañana en mi vitrina, su semblante fue totalmente de sorpresa.
Sus ojos abiertos cual grandes eran, su mano cubriendo su boca y mirándome de forma analítica, sin respuestas, sin cuestiones más que las únicas preguntas rondando por su atareada mente de '¿Qué sucedió aquí? O ¿De qué me perdí?'.
Sé también que, quería obtener razones de sobra para despejar sus múltiples dudas, pero sin embargo, tenía presente que no obtendría ninguna o al menos, no por el momento. Una sonrisa divertida salió de sus labios mientras se encogía de hombros, tratando de restarle importancia al asunto a pesar de la grata sorpresa que le haya causado. Y sólo justo después de unos cuantos minutos en los cuales se quedó observándome con detenimiento, prefirió marcharse a continuar con sus propias cosas laborales del día que seguir atormentándose por más dudas inconclusas, haciendo hincapié a lo que siempre dice acerca de las cosas mágicas que lo rodean 'Si es algo mágico, debe tener su propia privacidad'. Y si, le agradezco internamente esa privacidad única que sólo mi dueño puede ofrecerle a las cosas mágicas como yo.
Pero a pesar de estarle cien por ciento agradecido por ello, nadie podría imaginarse, las ganas que me carcomían por dentro por reírme lleno de felicidad a carcajadas sonoras y tirarme a los brazos de mi dueño en un apretado abrazo, para trasmitirle así, la gran satisfacción que mi cuerpo estaba sintiendo en esos efímeros instantes. Porque realmente me sentía mágico y especial, porque por primera vez desde que tengo conciencia de vida, me sentía bien.
Completo.
Pero, sin embargo, apartando toda mi emoción y dejándola a un lado, sólo pude limitarme a observarlo marcharse porque ¿Qué más podría hacer?
Y es que me encontraba sentado en una pequeña banca dentro de mi vitrina, con una pierna cruzada sobre la otra, la mano derecha apoyada en mi pierna, sosteniendo sutilmente la barbilla de mi rostro descubierto ladeado hacia un lado, con los cabellos negros, oscuros, peinados prodigiosamente hacia atrás. Los ropajes negros cubriendo mi cuerpo por completo, la otra mano desocupada, cayendo libre al costado de mi cuerpo, sosteniendo con ligereza el borde de mi chaqueta oscura. Una sonrisa amplia, ensanchándose victoriosa por el contorno de mis labios delgados y rosados, junto con ese sutil enrojecimiento de mis pálidas mejillas. La felicidad notoria que yo expresaba en ese momento, fue lo que sorprendió a más de uno y hasta a mi llegó a sorprenderme con gratitud inmensa, la gran felicidad que estaba logrando sentir e identificar en el interior de mi cuerpo inerte. Podría llegar a pensar, que hasta tú que lees esto, te sorprenderías de mi expresión total de alegría.
Seguramente, todos los que pasaba por enfrente de mi vitrina y posaban su atención en mi figura, tenían esa mueca de sorpresa total en sus rostros debido a esa enorme y genuina sonrisa reposada en mis labios. Quizás, es porque jamás habían visto tal dicha en el rostro del misterioso –y lúgubre- muñeco de la vitrina del local de magia más extraño del lugar. Y bueno, debo admitir que nunca había experimentado esta plenitud extendiéndose en cada poro de mi cuerpo, provocando esta felicidad siendo una, con la complementación total de mi existencia. Es gracioso observar sus expresiones y hasta cierto punto, me gusta y me parece gracioso, ya que tengo una mínima parte de sus atenciones despistadas y perdidas en el mundo en el que viven.
Sorprendente es que todo haya sido causado por cierto chico bajito, de cabellos castaños y enormes ojos avellanas. Y por eso mismo digo que no fue mi culpa el haber quedado en esta posición y con esa sonrisa enamorada, porque si hay alguien a quien culpar de mi plenitud es única y exclusivamente a él. Pero, simplemente no pude evitarlo. En cuando Frank se marchó, esta sonrisa se volvió imborrable. ¿Y cómo no sonreír así? ¿Y cómo reprimir esta inmensa felicidad? Si el chico más bello del mundo había correspondido a mis sentimientos de amor por él y más aparte me había besado de la forma más hermosa posible e inimaginable.
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Human-Doll; frerard.
RomanceMi mundo es muy diferente al suyo. Y es que, yo soy diferente a ellos. O quizás, no tan diferente como parece. Porque en el día soy algo. Pero, cuando cae la noche soy alguien. . . . [ Sin ningún permiso para adaptar ]