Parte Cinco

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¿Será posible que pudiera decir que hay una necesidad única existente entre ambos, que nos obliga a querer tener un mínimo contacto de piel contra piel en todo momento? Pues bien, desde que salimos del laboratorio de mi dueño y comenzamos una pequeña charla amena, nos tumbamos en el suelo, en una posición donde se nos permitía estar bastante unidos.

Nuestras espaldas estaban recargadas en una de las paredes, pero mis piernas estaban entrelazadas con las suyas mientras que mis dos brazos estaban alrededor de su cintura y mi cabeza recargada en su hombro. Por su parte, él con uno de sus brazos rodeaba mis hombros atrayéndome más a su cuerpo y su mano desocupada se mantenía acariciando de forma lenta los cabellos negruzcos que caían por el contorno de mi rostro mientras que podía sentir su barbilla en la coronilla de mi cabeza y su respiración cálida y tranquila de igual forma.

¿Cómo llegamos a esa posición?

Difícil de explicar, pero era una necesidad extraña que ambos teníamos y definitivamente no íbamos a dejar de aprovechar el momento.

Por otra parte, el tener que responder a las cuestiones que Frank me decía, fue verdaderamente gratificante, a pesar de que su atención únicamente enfocada en mi lograba intimidarme y hacerme sentir ese calor en mis mejillas, que ahora se –gracias a él- que se llaman sonrojos. Contarle a Frank acerca del porque lo observaba desde mi vitrina, fue un total enigma, puesto que ni yo mismo tenía la respuesta aclarada en mi mente.

Obsérvalo fue un impulso desde el principio, lo sé perfectamente. En cuanto mis ojos inertes se posaron en su figura humana, el interés por él apareció de inmediato y fue en aumento conforme el paso de los días. Quizás fueron sus hermosos ojos avellanas, o el misterio que su porte exhibía, tal vez la manera de andar desinhibida que mostraba o su encierro mental, ajeno al mundo alrededor suyo.

Y exactamente con esas palabras le expliqué mi motivo.

Bueno, obviamente exceptuando los halagos hacia su belleza y cosas similares.

Él me escuchaba atento mientras sentía su mirada fija en mí con sumo detenimiento, interrumpiéndome de vez en cuando para decirme que tenía una bonita voz para hablar, lo cual inmediatamente me hacía enrojecer y trataba por todos los medios de no mirarlo y seguir con mi continua explicación. Mentiría si dijese que no sentía algo removerse en mi interior al tener su atención puesta en mí. Era genial, porque era lo que siempre había deseado. Que me mirara y que lo hiciera con efímero interés, así como yo lo hacía con su persona.

   -     ¿Puedo seguir preguntándote más cosas? Siento el deseo de saber todo de ti, aunque presienta que sé mas de ti de lo que me doy cuenta.

    -      Claro, puedes preguntarme todo lo que quieras, misteriosamente siento lo mismo que tú.

En la misma posición en la que había mencionado en la que nos encontrábamos, tumbados en el suelo, me atreví a elevar una de mis piernas con lentitud para posarla sobre sus dos piernas estiradas a lo largo del suelo, recargándola en su regazo. Noté su respiración detenerse durante unos segundos ante ese acto y su aliento escapo de sus labios, rozando mi nuca y haciendo estremecer a mi cuerpo completo.

    -      ¿Nunca has salido de aquí?

    -      No, desgraciadamente no.

    -      Bueno, no es que te estés perdiendo de mucho.

    -      ¿Por qué lo dices?

Levanté ligeramente la cabeza, para mirar su rostro. Frank se encontraba con la mirada pegada en algún punto inespecífico en el suelo del lugar y su mirada se veía preciosa ante la tenue luz que nos acompañaba y más aún porque sus orbes avellanas estaba brillando con intensidad.

Human-Doll; frerard.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora