Parte Nueve

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Después de la densa oscuridad vi la luz, la claridad innata de la verdad y la realidad.

Todos los recuerdos vinieron a mí de golpe y sin previo aviso, dándome a conocer mi historia y mi verdadero yo.

Me vi en múltiples escenarios, reconociendo de forma semi-automática a aquel hombre a quien creía odiar de cabellos rubios y ojos olivas, como mi hermano menor, y al portador de mi amor de ojos avellanas y cabellos castaños como mi mejor amigo y mi amor platónico de toda la vida.

En uno de los primero lapsos de recuerdos, me vi conociendo a Frank por primera vez en mi vida, ambos sonriéndonos tímidamente con la inocencia de dos adolescentes que perjuran que es un pecado reconocer a otro ser humano como algo mucho más atractivo de lo usual. Nos presentamos formalmente y estrechamos nuestras manos en un saludo cordial, sin saber que con ese mínimo contacto estábamos creando un lazo fuerte e irrompible entre ambos. Pronto nuestra amistad surgió, después de conocernos más a fondo, compartir nuestros gustos similares y entender que ambos concordábamos en armonía continua cada vez que estábamos juntos.

Después, el siguiente escenario que brotó en mi mente me mostraba a mi yo adolescente presentándole a Mikey, mi nuevo mejor amigo Frank, este saludó a mi hermano menor con cordialidad regalándole una sonrisa amistosa y Mikey se quedó estático en su lugar, sólo observando a mi nuevo mejor amigo. Y en ese preciso momento yo no sabía, y ni si quiera me imaginaba que tan grave había sido el haberlos presentado, pero poco tiempo después lo supe, porque lo mismo que yo sentí por mi castaño de ojos avellanas fue lo que mi –en ese entonces- amado hermano también experimentó por él.

Seguido de esos primeros recuerdos e imágenes borrosas, vino el recuerdo más especial para mí, el recuerdo que más atesoraba en la profundidad de mi mente; la primera vez que Frank y yo nos besamos, ya que en ese beso habíamos dejado en claro nuestro reciproco sentimiento de amor. Al poco tiempo de esa confesión muda y espontánea de sentimientos, nos hicimos pareja a escondidas del mundo, haciendo el amor en su habitación y entregándonos mutuamente por primera vez en la vida.

Mikey se enteró de nuestro amor, y la envidia, los celos y el odio se apoderaron de su buen corazón, pudriéndolo de a poco con el paso del día a día. Unos días después, Mikey; mi amado hermano se atrevió a amenazarme, diciéndome que si no me alejaba de mi amado Frank lo pagaría muy caro, pero yo, sintiéndome invencible por el amor correspondido que mi castaño me profesaba no le di la debida importancia en su momento.

La segunda vez que hicimos el amor fue en mi habitación. Fue más especial porque la timidez adolescente que nos caracterizaba al conocernos se esfumó, dejándonos al merced de la lujuria, el placer y la pasión. Esa noche lo hicimos con locura desbordante, ambos podíamos sentir el fuego ardiente del pecado sobre nuestras pieles, el ardor lujurioso de hacer algo prohibido y la diversión de desobedecer al mundo con una rosa rosa en medio de nuestro fugaz sentimiento de amor. Pero esta vez, Mikey nos descubrió al abrir la puerta de mi habitación encontrándonos desnudos, enredados entre las sábanas blancas de mi cama.

Y aún recuerdo y mantengo en mi mente grabada con gran nitidez como sus ojos olivas se volvían más oscuros y destellaban furia a niveles sorprendentes, haciendo que mi mente llegara a la conclusión de que ese joven rubio ya no era más mi hermano. Lo que Mikey tenía dentro de su pecho era un corazón lleno de sentimientos malos e impuros, sentimientos que lo llevaron a acabarnos por completo.

Recordé a Mikey desenfundando un arma de su bolsillo trasero de su pantalón, apuntándola con dirección a mí, diciendo, o más bien gritando las fastidiosas palabras que me acompañarían hasta el día de hoy.

"¡Él jamás será tuyo!"

La bala atravesó mi pecho sin dolor, porque fue tan espontaneo que ni tiempo me alcanzó de reaccionar y mientras la sangre brotaba de mi interior, escuchaba los sollozos de Frank y su voz diciendo "¿Por qué no comprendes que amo a Gerard y a nadie más? Mikey, por favor, comprende que nos amamos, comprende que aún en la muerte nos encontraremos y volveremos a amarnos, porque él y yo estamos destinados a estar juntos hasta el final"

Human-Doll; frerard.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora