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-Cierra los ojos y déjate caer, gitana.

Eché la cabeza atrás, mientras que sólo mi suspiro se escuchaba en el silencio de la habitación.

Estaba solamente en un tanga de encaje delante de él, así que un débil gemido salió de mi boca cuando sus grandes manos ahuecaron mis pechos para luego presionar ligeramente.

Su lengua mojó el recorrido de mi mandíbula y acarició sus labios con los mios antes de bajar sus manos hasta mis nalgas y apretando ligeramente esa zona, devoró mi boca.

Mía gemidos eran capturados por su boca y di acceso a su lengua cuando me pidió permiso. Mis manos fueron a su nuca cuando me subió la pierna derecha para colocarla a un lado de su cadera.

Puso su mano en lo bajo de mi espalda y me apretó contra él. Di un jadeo que quedó capturado por sus labios.

-¿Lo sientes? - su voz ronca sólo aumentó lo que parecía ser la humedad en mi zona íntima.

Asentí sin poder hablar mientras seguía frotando sus partes íntimas contra las mías.

Mis caderas se movieron solas, apretándose más para conseguir más placer, pero él, con una sonrisa, me bajó la pierna para después bajarse los pantalones delante de mí.

Mis manos volaron osadas al elástico de sus calzoncillos negros, pero sus manos me detuvieron.

Mi mirada tímida se cruzó con la suya, ardiente de deseo.

-Ésta noche déjame a mi, gitana- bajé mis manos, rindiéndome ante él, lo cual le gustó al parecer.

Me empujó hacia la cama y paseó sus manos por mi cuerpo entero, una vez tumbada.

Besó mi estómago y yo me arqueé ante las sensaciones que estaba sintiendo internamente, sobre todo.

Sacó su lengua para lamerme la piel de debajo de mi ombligo, y yo apreté los dientes cuando sus dedos se enredaron en mi ropa interior.

Sentí su aliento encima de mi parte intimida, pero tire de él para que su cara estuviese encima de la mía.

Mi cara estaba roja.

-¿Eso te incomoda? - asentí sin poder mirarle a la cara, pero cuando me besó, pude distinguir la sonrisa en sus labios- Ya te haré perder la vergüenza, gitana...

Esa promesa solamente me encendió más y arqueando mi espalda de modo que nuestros pechos estuviesen unidos, llevé su mano hasta mi ropa interior.

Sus ojos se oscurecieron y yo cerré los míos cuando deslizó un dedo por debajo de la tela. Mis partes íntimas palpitaban y no sabía si eso era normal o no.

Besó mi mejilla antes de deslizar un dedo dentro de mí.

Fruncí el ceño, sintiendo cierto malestar, pero sus labios apoderándose de los míos de nuevo, me hicieron olvidarme de todo malestar...

Estuvo un tiempo con sus movimientos bajo mi ropa interior, hasta que sacó la mano de ahí para luego subirla hacia su rostro.

Abrí la boca e hice una mueca al verle meterse el dedo de en medio en la boca, chupándolo. Deduje que fue el dedo que estuvo dentro de mí y le di un golpe en el hombro.

-No hagas eso, guarro.

Al parecer lo que dije fue gracioso ya que la risa se apoderó de él y no dejó de reír hasta que yo volví a la cama con un preservativo entre los labios.

Le miré insinuante y él soltó una palabrota para cogerme desprevenida y ponerse encima de mí.

Me arrebata el papel del preservativo de mi boca con sus labios y se puso entre mis piernas para después abrirlo lentamente...

GITANA✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora