Le hice caso.
Por una vez, hice caso a un hombre.
Decidí dejar a un lado los extraños sentimientos que estaban aflorando por parte de Tristán.
Empecé a quedar más con Lucas y era un encanto de hombre, un buen partido, si no fuese por sus manías de contarme con detalles lo que hacía en el trabajo.
Él estaba encantado conmigo y me sentía bien al ser bien recibida y admirada por un hombre.
Seguí con las terapias con los chicos y me sorprendí a mi misma por lograr esquivar al señorito, actuaba normal, bromeaba con los chicos y a él le ignoraba, salvo en las terapias, donde escuchaba su opinión y me mordía la lengua para no dejarle saber la mía.
Informé a Pierce de los avances de los chicos y él estaba encantado de que estuviesen evolucionando tan bien.
Me sentía orgullosa de mi misma.
Por otro lado, quedé con Fátima el día de su revisión y acabamos llorando y culpándonos la una a la otra de nuestro distanciamiento.
Le di el coche con las llaves para que se lo lleve a mi padre y le dije que no quería saber nada de ellos.
Ya no más.
Quedé en llamarnos más a menudo y ahora, esperando a que termine de probarse vestidos para un bautizo de su familia, quería estrangularla.
-Fátima, soy capaz de dejarte aquí y largarme.
Escuché su risa desde dentro del probador y sonreí para mí misma.
Estaba mejor. Y lo confirmé cuando abrió las cortinas y camino sensualmente con ese increíble vestido.
Estaba más alegre y el tratamiento le estaba haciendo efecto. Lucas me informó sobre qué tendrían que quitarle el pelo más adelante para llevar el tratamiento hasta el final y digamos que ella esquiva ese tema cada vez que puede.
Aplaudo y caminamos hacia la cajera, donde pago yo con mi tarjeta, ignorando sus miradas de culpa.
-Prometo pagarte algún día todo ésto que estás gastando en mí... - susurra, apoyando su cabeza en mi hombro mientras caminamos.
Sonrío y nos metemos en el taxi que nos esperaba fuera.
-Lo dudo, a menos que te cases con el presidente o con algún político de mierda- reímos cuando empieza a golpearme con el bolso, como una vieja.
Me la como a besos cuando el taxi me deja a mí delante del bloque de edificios e ignoro la mirada de Fátima.
Quería desde hace tiempo conocer a los hombres a los que daba terapia pero no quería presentarles a nadie por el momento.
Pago al taxista para que lleve a mi amiga hasta la puerta de su rancho y saludo a Dave con un abrazo.
-¿Que tal con tu novia? - pregunto Apoyándome en la pared donde suele estar vigilando.
Se encoge de hombros y suspira.
-La hecho de menos. Han pasado unos pocos meses pero... Quisiera que no se gastase ésta vez dinero de nuevo para verme- gruñe y entiendo su frustración.
Debe de estar sintiéndose como la mujer de la relación.
-¿Dijiste que tu novia vive en los ángeles? - asiente y le imito. El billete desde luego vale una fortuna. Sydney está en el quinto coño- Ya verás como todo sale bien.
Le doy un beso en la mejilla y entro.
-¡Doooraaaa! -la mujer suelta la escoba para correr como puede hacia mi.
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GITANA✓
RomanceMe encontré segura en el sitio menos seguro. *** Queda prohibido, sin autorización escrita del autor, bajo las denuncias establecidas por las leyes, la reproducción total, adaptación, distribución y plagio por cualquier medio o procedimiento. TODOS...