CAPÍTULO 8. JUNTOS

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La noche llego mucho más rápido de lo que pensaba.
Cuando la oscuridad arribo, se hizo un pequeño tributo a los guerreros que murieron en la batalla; se colocaron unas ramas secas dentro de un jarrón. Estás fueron prendidas en fuego, y después las colocaron en el gran lago. Al menos unas treinta velas flotaban por las tranquilas aguas.

Los familiares de los muertos, se colocaron de rodillas a la orilla del lago, rezando por las almas de sus seres queridos.
Mi padre estaba totalmente distraído con todo esto, al igual que Moctezuma que por primera vez lo había visto con esa expresión de preocupación y tristeza, que estaba invadida en sus ojos.

Mientras estaban en ese homenaje, Popoca me invitó a dar un paseo hacia las montañas que estaban hacia el oeste de la ciudad.
Le pedí a Mele, que mintiera con respecto a mi paradero. Que inventara que fui a dormir, porque me sentía mal y necesitaba descansar.

Estábamos en la cima de un cerro, donde podíamos apreciar la ciudad pero en diferente ángulo.

-Quiero saber más de ti, princesa
Cuéntame algo bello que te haya pasado.
-Pues hasta ahora no me ha pasado nada interesante.
-Debe haber algo.

-Escucha Popoca yo no soy de aquí.
-¿De qué hablas?
-Yo...

El quetzal reaparece justo delante de mis ojos.
¿Que es lo que ha hecho?
La cabeza me da vueltas...
No es posible...
Ahora no recuerdo nada. Lo único que viene a mi memoria fue cuando llegué aquí, pero a lo demás me es imposible recordar.
Ni siquiera recuerdo a...
Mís padr...

-Princesa ¿Estás bien?
-Si... Estoy bien.
-¿Estás segura?
-Muy segura.
-Volviendo a lo anterior. Me gustaría saber mucho de ti.
¿Que te gusta?
-Me gustan las flores y el chocolate...
-Creo que el chocolate es una delicia para todos. Ni yo me resisto a su sabor.
-Mejor háblame de ti Popoca.
-Si eso deseas. Está bien.
De niño me gustaba mucho nadar en el agua, pero también caminar y aventurarme en el bosque en busca de nuevos descubrimientos que nos ofrece la naturaleza.
Perdí a mi padre...
Lo enterramos debajo de mi hogar, en ese entonces estaba con mi madre. La cuidaba y no permitía que derramará más lágrimas.
La cuide mucho, le entregué mi amor enteró.
Pero después me aliste en el ejército de Moctezuma, a decir verdad todavía era muy pequeño.
Pero a pesar de todo eso, me probé a mi mismo que podía llegar a ser el mejor de los guerreros, todas las mañanas entrenaba en el campo, corriendo para fortalecer mis músculos y cargando cosas pesadas para tener una mejor resistencia en mis brazos.
Y a partir de ahí mi vida no fue la misma, iba a luchar en mandato de Moctezuma con los tlaxcaltecas. Siempre hemos tenido problemas con ellos.
Y a pesar de que todas las batallas las ganamos no todo fue felicidad para mi.
Mi querida madre murió en el lago... Se ahogó.
Eso me partió el corazón, pero también me ayudó a ser más fuerte.
-¿Y ahora estas solo?
-Si. Estoy solo. Claro que tengo a mis compañeros que luchan junto a mi lado. Pero en cuanto a una relación seria, nunca.
¿Y tú, princesa?
-No. Al parecer no tengo mucha suerte en el amor.
-Yo siento que no es así. Frente a ti hay una persona que realmente te ama, y que desea compartir su vida contigo. Y que desea entregarte su corazón como prueba de su amor.
-Es muy tierno lo que dices...
Pero no creo que sea posible.
-¿Dime por qué?
-Mi padre no lo aceptará.
-Yo le probaré que soy digno de ti. Y si el no lo aprueba...

Yo lucharé por tu amor...

En mi vida había escuchado esas palabras, y mucho de menos de una persona tan increíble y llena de vida y orgullo.

-¿Que piensas Iztaccihuatl?
-Estoy confundida y sorprendida a la vez.
-¿Me quieres?
-¿Cómo dices?
-¿Que si me quieres? Necesito saber la verdad.
Yo deseo tu amor Iztaccihuatl, sinceramente me pondría triste el saber que no me amas.
Aunque confieso que sería un honor que rompieras mi corazón...

EL BESO DEL VOLCÁN  [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora