CAPÍTULO 11. AMOR BAJO LAS ESTRELLAS

17 1 0
                                    

Fuimos a nuestra colina preferida.
Estábamos sentados sobre el pasto mojado.

Ambos estábamos abrazados, recargaba mi cabeza sobre su hombro.

-Ha sido un día muy duro.
-Lo sé
-Además de lo que nos pasó. El conflicto que tuve con tu padre... La muerte de mi compañero.
-¿Muerte? ¿Que ocurrió?
-Mientras estábamos peleando, mi amigo Xocot desapareció de mi vista, y no lo vi en toda la pelea.
Una vez que derrotamos al enemigo, tuve la sorpresa de encontrarse con Xolot. Pero el estaba tirado en el lodo con un hacha enterrada sobre su pecho.
No pude hacer nada para salvarlo...
Lo único que hice fue llevar las cenizas de Xolot a su familia.
-En verdad lo siento.
-Descuida. Está bien, solo que me hubiera gustado agracerle. Por lo que me había dicho; yo siempre dudaba sobre el amor. Y que jamás lo tendría. Pero Xolot insistía en que cualquier momento llegaría a mi vida...
Y todo lo que dijo se cumplió... Estoy enamorado de la mujer más hermosa que haya conocido, la mujer que hace que mi corazón latente acelere su ritmo.

Escúchame princesa, le probaré a tu padre que soy capaz de cuidarte, de amarte todos los días y respetarte.
Le demostraré que tengo la capacidad de hacerlo... Aunque sea lo último que haga.

-Pero príncipe ¿Y si se niega? 
-Entonces nos iremos lejos de aquí. Solo tú y yo a formar una vida feliz y próspero.
-Me agrada la idea.

Justo cuando íbamos a besarnos, aparecieron muchas luciérnagas que volaban alrededor de nosotros.
Era realmente precioso e imposible de creer.

Popoca se acercó a mí y finalmente beso mis labios.
Retiro mi vestido hasta finalmente tener nuestros cuerpos desnudos y unidos uno con el otro.
De nuevo me hizo suya.
De igual forma aproveche en acariciar sus pectorales, su espalda y sus músculos.
Él era completamente mío, y yo suya.

Mi amor por él no se extinguirá jamás, en verdad lo amo. Mucho.
Simplemente en pensar en él, mi piel se ruboriza y mi corazón palpita con más fuerza.

Estábamos recostados sobre el pasto, cubría mi  piel con el vestido encima de mi pecho y cadera.
-¿Que piensas princesa?
-Pienso que te amo, y no se haría si te perdiera.
-Lo mismo digo amada mía.
-También pienso que quiero formar una familia contigo.
-Eso me encantaría.

Cuando todos se fueron a dormir, Popoca y yo nos fuimos a nadar en el lago.
A pesar de que el agua estuviera fría nada nos detuvo.
Rodeaba a Popoca con mis brazos sobre su cuello, al igual que el rodeaba mis caderas.

Varios veces juntamos nuestros labios, y eso me gustaba.

-Tengo miedo Popoca.
-Miedo ¿Por qué?
-Miedo a mi padre. Que te lastime o te llegue a matar.
-Princesa mía, no temas por favor. Yo estaré bien; al contrario yo tengo más miedo que tú.
-¿Por qué?
-Miedo a que no puedo verte más y mucho menos tocarte. El que te alejes de mi... Para siempre

Salimos del agua y de nuevo nos colocamos la ropa. Popoca se cubrió la espalda con una larga capa roja.

-Debes irte princesa.
-No quiero volver.
-Tienes que regresar. O empezarán a preocuparse.
-¿Te puedo ver mañana?
-Claro que si. Juro que voy a verte.
-De acuerdo. Te veo mañana.
-Por supuesto.
-Que descanses.
-Igual tu.

-Te amo...
-Yo también te amo...

Regreso hacia la pirámide, y para mi mala suerte papá se encuentra justo en la entrada con los brazos cruzados.

-Al fin regresaste.
-Papa, escucha.
-Realmente me estás decepcionando.
-¿Por qué?
-Donde está la educación que te he dado, se suponía que deberías obedecer.
-Papa lo siento mucho.
-¿Que crees que no vi que estabas con el?
-Papa, comprende que yo lo amo más que mi vida. Lo adoro y lo quiero mucho.
-Olvídate de ese muchacho. Además tú ya le perteneces a Xinantecatl.
-¡Yo no lo amo a él!
-¿Entonces que quieres hacer con tu vida?
-¿Tú me amas papá?
-¿Que si te amo? Que pregunta es esa. Claro que te amo, eres lo mejor que me ha pasado cariño.
-¿Quieres verme feliz?
-Por supuesto hermosa.
-Papa, te suplico que me escuches.
-Te escucho cielo.
-Por favor padre. Dale un oportunidad a Popoca, te lo imploro.
-Hija yo...
-Te lo ruego padre, lo amo tanto como te amo a ti.
-Eres igual que tú madre, nunca podía negarme a ella. Escucha Iztaccihuatl, yo quiero que seas feliz. Así que haremos esto.
Mañana hablaré con él.
-¿De verdad?
-Si hija. Hablaré con él, quiero discutir algunas cosas.

Rodeo a mi padre entre mis brazos.
-Gracias papá. Te quiero.
-Y yo a ti, hermosa.
Ahora es momento de que vayas a dormir. ¿De acuerdo?
-Claro. Descansa papá.
-Tu también descansa.

Una vez dentro me recuesto sobre la piel de jaguar. Mele se encuentra también ahí.

-¿Princesa?

Sigo sin decirle una palabra, aún sigo molesta con ella.

-¿No desea hablarme verdad?

Continuo ignorandola. Cierro mis ojos y me concentro en dormir.

-Si es así. Está bien.
Buenas noches princesa.

Escucho a lo lejos unos pasos, posiblemente papá ya va dormirse.

De nueva cuenta la mujer del lago reaparece a la mitad de la noche, llorando y gimiendo excesivamente de dolor.
Sus gritos fueron más grandes y tenebrosos.

Al principio me costó dormir, supongo que después de que paso una o dos horas pude caer en el sueño.


*Estaba en lo alto de la pirámide, parada justo en la esquina de esta. Mi cuerpo se balanceo hacia al frente y lentamente fui cayendo hacia al suelo.
Mi cuerpo chocó contra el, al parecer sostenía un cuchillo en mi mano derecha. Está se había clavado en mi ombligo cuando hice impacto con el suelo, lo que provocó que me desangrara.
Mele estaba gritando de horror al mismo tiempo que pedía ayuda.
El charco de sangre se hacía cada vez más y más.
Mi cabeza se recargaba en el suelo. Mientras continuaba escuchando los gritos de Mele...


Desperté llena de sudor en la frente. Que horrible pesadilla. Mi cuerpo no para de temblar y mi respiración se acelera más.

Mele se levanta.

-¿Princesa, se encuentra bien?
-Si. Solo que... Tuve una pesadilla.
-¿Una pesadilla?
-Si. Era espantosa; soñé que me moría, pero yo era la causante de mi muerte...

EL BESO DEL VOLCÁN  [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora