EL BESO DEL VOLCÁN [COMPLETA]

CAPÍTULO 10. REGRESO DEL GUERRERO

Íbamos de regreso a la ciudad, es la primera vez que regresamos de una batalla sin haber pasado una semana o incluso meses para volver a casa.

Llevamos solo una parte de las cenizas sobre una diminuta bolsa amarrada con un lazo, y acompañada de una flor blanca. En el estaba inscrito el nombre de cada uno de los hombres que murieron en batalla.

Yo llevaba entre mis manos a Xolotl. Y quería ser yo quien se lo entregará personalmente.

Mientras íbamos de regreso, nuestras miradas de ira entre Xinantecatl y yo no paraban.
Muy en el fondo deseaba matarlo, pero ese pensamiento desaparecía al recordar a mi hermosa princesa Iztaccihuatl; deseaba darle un abrazo y besar sus suaves labios.

Cuando cayó la tarde, y arribo la lluvia. Nuevamente Xocoyotzin nos recibió, aunque al principio le costó creerlo. Había pensado que huimos de la pelea, al final le explicamos todo detalladamente.

Mientras todos iban al templo mayor, yo fui en busca de la casa de Xolotl.
Pregunté a cada persona que me encontraba, hasta finalmente dar con su familia.

Ellos vivían en una pequeña casa.
(Más pequeña que en la casa donde vivía cuando niño)

Había una mujer anciana con cabello blanco y piel muy arrugada.
Estaba calentando tortillas sobre un largo comal, se encontraban al menos diez tortillas de maíz en todo alrededor.

-¿Quién es usted?- pregunta extrañada la anciana.
-¿Aquí es la casa de Xolotl?
-Así es.

En ese momento aparece otra mujer de pelo negro muy largo y ondulado, estaba vestida con un vestido de color rosa y finalmente tenía puesto la palma de su mano sobre su vientre.

-¿Pasa algo? ¿Quién es usted?

-Buenos tardes. Soy Popoca, soy el líder del ejército de Moctezuma. Y amigo de Xolot.
-¿Donde está Xolot? ¿Donde está mi esposo?

Me acerco a ella con cautela, le muestro la pequeña bolsa y lo entrego en sus manos.

-¡No! ¡NO , XOLOT!

La mujer cae al suelo, gimiendo de dolor y derramando cientos de lágrimas por doquier.

-¡No, por favor!

La anciana se levanta y camina hacia la mujer, la rodea entre sus brazos.

-¡No, mi hijo!

Ahora ambas lloran, todo su cuerpo tiembla de dolor.

-Lo siento. Xolot era un increíble guerrero, y un buen amigo...
Si necesitan algo, con gusto puedo ayudarlos. No duden en buscarme por favor.

-Gracias- comenta la anciana.

Salgo de la casa y ahora me encaminó al templo mayor, que se encuentra lleno de mucha gente, incluyendo niños.
Tengo un presentimiento a todo ésto.

                           ...

Me encontraba frente a frente con mi próximo prometido, y finalmente había conocido su nombre, Xinantecatl.
Mi padre estaba justo en medio de nosotros.

Yo miraba sus ojos, quería ver más en su alma, y estoy convencida de que el no es un buen partido para mí. Más bien siento que el es muy manipulador y solo desea poder, se nota por su sonrisa falsa que esboza cada vez que lo veo.

-Querida pueblo. Me alegra que hayan podido venir.
Les pedí está orden, para que sean testigos  de lo que va a pasar.
Su princesa Iztaccihuatl contraerá matrimonio con Xinantecatl, uno de nuestros más grandes guerreros.

Todos estarán invitados a esta gran celebración. Próximamente les daremos aviso de la fecha.

Xinantecatl sujeta mi mano derecha, entrelazando sus dedos con los míos. Trato de separarme de el, pero el aprieta su mano muy fuerte con la mía.

En ese instante aparece Popoca atravesando a todas las personas que estaban ahí.
En cuanto me ve su rostro se vuelve melancólico y sus ojos se llenan lentamente de agua.

-¡No! ¡Déjalo!

Popoca se acerca hacia mí y me separa de Xinantecatl.

-¿Que pasa aquí?- comenta papá molesto.

Todo el pueblo y el resto de los guerreros comienzan a retirarse hasta dejarnos.

-¡Aléjate de mi hija!
-Señor, permítame hablar con usted.
-Por supuesto que no.
Tú no eres digno de mi hija. Si. Ya lo sé todo, me han contado sobre ti, y lo que has hecho con mi hija.

Mele aparece junto con Xocoyotzin.

-Aqui estás. Dilo Mele, repíteme lo que me contaste.

Xocoyotzin se retira (Al parecer no desea estar en esta conversación)

-¡Dilo Mele!

Observo a Mele, llena de rabia. Ella era la persona en quien más confíaba, y ahora me traiciona.
Si tienes un secreto, no le cuentes a otra persona, o deja de ser un secreto. Comento a mi misma en mi mente.

-¡DILO, MELE!

-Si señor. Su hija ha estado saliendo con el ya hace tiempo a escondidas suya.

-¡Escúchame bien, Iztaccihuatl!
Tú me vas a obedecer, te casarás con Xinantecatl sin ningún objeción.

Permanezco junto a Popoca, ambos estamos tomados de las manos.

-Padre, escúchame. Yo estoy completamente enamorada de Popoca... Mi príncipe
Y tú no vas a impedir que yo siga viendolo.
-¡Cállate! ¡No estarás con el!
¡Y tú, guerrero sepárate de ella!

Popoca obedece.

-¡Ahora lárgate y nunca te vuelvas aparecer!
¡Si te veo de nuevo, juro que yo mismo te daré sacrificio!

Popoca se va.
También Xinantecatl va retira junto con mi padre que no dice ni una palabra más.

-Princesa yo...
-Ahora no deseo hablar con nadie Mele, y mucho menos contigo. ¡Yo confíe en ti!
Y me traicionaste.

-Permitame explicarle.
-No quiero escuchar ni una palabra tuya.

Salgo de la pirámide y con mucho cuidado busco a Popoca. Tratando de que no me vea ni mi padre ni Xinantecatl.

Encontré a Popoca remojando sus pies sobre el lago.

-Princesa mía ¿Que haces aquí?
-Nada ni nadie podrá decidir por mi.
Yo te amo mucho, y solo tú eres el dueño de mi corazón...

Popoca sale del agua y camina hacia mí.

-Vamos...
-¿A dónde?
- A las estrellas...