Behind the scenes

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Yi En Tuan, regresó del jardín de infantes con el corazón destrozado. Los niños de su salón se habían burlado de su dibujo. En su frágil corazón tal acto no tenía justificación. Su maestra había ordenado dibujar el recuento de sus vacaciones y ella hizo lo que se le pidió; dibujó el parque de diversiones a la que su papá y mamá la habían llevado. Si bien era cierto las figuras no se parecía mucho aquel hermoso paisaje Yi En había plasmado todos los bonitos colores que recordaba y definitivamente el algodón de dulce se veía similar e igual de delicioso: decidió la pequeña.

Tal tragedia no podía pasar desapercibida, la pequeña corrió hacía los brazos de su madre, ésta simplemente la acogió de la manera más amorosa posible, bien sabía ella que su pequeña tenía madera de actriz o artista: con los sentimientos a flor de piel.

- Hey, ¿no pudo ser tan terrible?- comento su mamá arrodillándose para estar a la misma altura de su hija.- Hoy en la mañana estabas tan feliz y entusiasmada de regresar al jardín de niños...- gordas lágrimas desbordaban de los ojos de la pequeña mientras se aferraba fuertemente a su madre-

- Se han burlado de mi dibujo.- confesó la niña entre llantos.- Ha sido una agresión injustificada.- sentenció dramáticamnete la niña; su madre sonrió: era su culpa, no debería dejarla ver viejas películas, pero la pequeña parecía amarlas y eran lo único que la entretenían.

- Está bien, quizá los demás niños solo estaban un poco celosos de tu dibujo.- dijo dulcemente besando tiernamente la frente de la pequeña.

- Pero han sido muy malos.- respondió la pequeñas mostrando sus mofletes no entendiendo porque su madre defendía tales actos. Cuando ella no le prestaba los juguetes a Amber, su vecina, su mamá siempre la regañaba.

- Lo sé, pero con el tiempo mejorará.- su madre la miro directo a los ojos como cada vez que prometía algo. Yi En confiaba en su madre, de todos modos ésta nunca le había fallado en sus cinco largos años de vida.

- Mami, si estoy triste ¿qué canción sonará al final del día?- pregunto con preocupación la pequeña. Esa era otra cosa que no debió enseñarle, se lamentó la madre de la pequeña.

Era como una tradición familiar, al final del día alguien elegía una canción que resumía lo bueno y lo malo que había sucedido a lo largo del mismo. Dorin era agradecida; habían sido muy pocas veces las que en su hogar al final del día se reprodujeron tristes melodías. Tenían un hermoso hogar, era amada y amaba a su hija y esposo. La vida era buena.

- Cuando estés triste jamás escuches una canción triste, eso solo logrará que la tristeza embargue tu corazón. Cuando estés triste escucha la canción más loca y divertida; y baila Yi En, baila como si no existiese un mañana.

Y así lo hizo, Yi En bailó hasta que sus piernas dolieron, bailó hasta que sus mejillas dolieron de tanto reír, bailó hasta caer dormida... bailó entre sueños. Y cuando despertó quiso seguir bailando, pero algo había sucedido. Cuando sus ojos se habían apenas abierto; el rostro triste de su padre la recibió entre las sombras éste la miro dos tres segundos antes de lanzarse a su regazo y llorar inconsolablemente. Papá nunca lloraba, papá era el hombre más fuerte del planeta. Papá siguió llorando por lo que parecieron horas, pero lo más raro fue que su madre no viniese a consolarlo como lo hacía con ella. Mamá era buena consolando, mamá daba abrazos que hacían que las lágrimas no cayesen más, mamá daba besos que borraban la tristeza...

The EndDonde viven las historias. Descúbrelo ahora