Taehyung estaba teniendo, sin lugar a dudas, un día terrible. Era invierno, y el clima era insoportable. El frío gélido parecía traspasar todas las capas de ropa, calando hasta los huesos. Por supuesto, levantarse esa mañana para ir a trabajar había sido lo último que deseaba. Pero ahí estaba, de pie detrás del mostrador de la cafetería, luchando por mantener los ojos abiertos. Apenas podía concentrarse en preparar un café decente, y la presencia constante de su jefe, murmurando en su oído que era un inútil, no hacía más que empeorar su ya pésimo estado de ánimo. Lo único que le brindaba algo de consuelo era el hecho de que Jungkook, que estaba al mando ese día, había decidido no sobrecargarlo con órdenes constantes. El silencio del azabache era un pequeño alivio en medio de una jornada laboral caótica.
Dongsun, por otro lado, era una historia completamente diferente. Taehyung ya estaba empezando a lamentar profundamente haberse acostado con él. Desde esa noche, lo único que sentía era una creciente aversión hacia sí mismo y hacia el otro. Cada día, Dongsun se volvía más molesto y pegajoso, como una sombra que no dejaba de seguirlo. Taehyung se encontraba constantemente luchando contra el impulso de gritarle a la cara lo insoportable que le resultaba, especialmente cuando intentaba tocarlo sin su consentimiento. Si no hubiera sido porque Jungkook hace unos minutos lo llamó para lavar las tazas sucias, probablemente Dongsun seguiría merodeando a su alrededor, buscando cualquier excusa para acercarse.
Después de atender al último cliente antes de su descanso, Jimin se le acercó por primera vez en todo el día. Se apoyó en la barra con una sonrisa amable y miró a Taehyung con preocupación.
—Pareces cansado —comentó suavemente—. ¿Por qué no te vas a casa y te tomas un descanso?
Taehyung parpadeó, confundido. Sabía que Jimin conocía su horario mejor que nadie y que aún no era el momento de terminar su turno. En esos momentos, tenía la tentación de tomar a su amigo por los hombros y sacudirlo, rogándole que dejara de darle esperanzas. Daría lo que fuera por marcharse y dormir durante cincuenta horas seguidas, pero aún le quedaban cinco horas más de trabajo, y una larga fila de clientes esperaba ser atendida.
—Supongo que estoy un poco cansado —admitió con un encogimiento de hombros, aunque sabía que eso era una subestimación. Había dormido apenas tres horas la noche anterior debido al frío, y estaba seguro de que aún tenía una mancha de café en la mejilla—. Pero no puedo irme, Jimin. Hoy salgo a las ocho y media.
El rubio lo miró con una mezcla de comprensión y determinación.
—Lo sé, pero... —dijo, su voz llena de compasión—. Es miércoles por la tarde, ya pasó lo más duro del día. Puedo cubrirte con el jefe, no te preocupes. Ve a descansar.
—Jimin, no puedo simplemente—
—Claro que puedes —lo interrumpió, sonriendo mientras le daba un reconfortante apretón en el hombro—. Sé que harías lo mismo por mí. Anda, ve.
Sin saber qué decir, Taehyung lo abrazó con fuerza, expresando su gratitud sin palabras. Jimin siempre había sido el mejor amigo que cualquiera podría desear.
Cuando finalmente llegó a la calidez de su hogar, Taehyung se dejó caer en el sofá sin siquiera molestarse en quitarse la chaqueta. No buscó una posición cómoda; solo necesitaba estar sobre algo suave y mullido. En ese momento, habría dado cualquier cosa por tener a su abuela allí, preparándole uno de esos chocolates calientes que tanto le levantaban el ánimo cuando era niño. Se tumbó boca arriba, frotándose la cara con las manos en un intento de borrar la fatiga de su rostro. Suspiró profundamente, observando cómo su pecho subía y bajaba lentamente.
Por más que intentaba relajarse, su mente no dejaba de dar vueltas a los eventos del día. Pensó en Dongsun, y la mueca de disgusto que se formó en su rostro lo decía todo. Dongsun era molesto, insistente, y cada vez más repugnante. Taehyung no podía entender por qué no había captado el mensaje de que lo suyo había sido solo una aventura de una noche. Nunca le había dado esperanzas de que pudiera ser algo más. Lo que pasó, pasó, y punto. ¿Era realmente tan difícil de entender? ¿O Dongsun era simplemente estúpido? La próxima vez, Taehyung se aseguraría de dejarlo claro desde el principio. Pero no podía hablar de esto con su jefe; después de todo, Dongsun parecía ser el favorito del lugar.
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orgasm ☕ hopev
RomantikDonde taehyung a sus veintiséis años aún no ha experimentado un buen orgasmo. Frustrado sexualmente recurre a hoseok, un codiciado abogado de la ciudad. ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ ✿ hs top ; th bottom. ✿ smut, romance. historia 2019. ✿ portada por @sof...