orgasm ☕ hopev

020 » la confesión

A las nueve en punto de la noche, Taehyung se detiene frente a la casa de Hoseok. A medida que avanza hacia la puerta, su mente no deja de cuestionar la razón por la cual, tras semanas de silencio, Hoseok lo ha contactado de manera repentina, invitándolo a su hogar como si nada hubiese ocurrido. Tal vez, reflexiona, está sobreanalizando la situación, y no puede evitar culpar a Hajoon. Las palabras del hombre han estado resonando en su cabeza durante todo el trayecto.

¿Por qué, cuando todo parecía marchar bien y finalmente había alcanzado un estado de felicidad plena, las cosas debían desmoronarse? La fortuna parecía esquivarlo con precisión, como si fuera una entidad indeseada, y la sensación de querer llorar lo asaltaba con fuerza.

Al tocar el timbre, Taehyung da un paso atrás, esperando con ansiedad a que la puerta se abra. Al hacerlo, siente cómo su corazón se acelera y los nervios se intensifican. Del otro lado Jung Hoseok aparece, sonriendo con una calidez que Taehyung nunca había presenciado antes. Su cabello oscuro está ligeramente despeinado, y viste una camisa blanca desabotonada que deja al descubierto su pecho bronceado, junto con unos pantalones holgados de color negro. Incluso en su simplicidad, Hoseok luce impecable.

Este último lo examina de pies a cabeza, y es entonces cuando Taehyung toma conciencia de su propio aspecto. Lleva puesto un mono negro salpicado de manchas de pintura. El deseo de que la tierra se abriera bajo sus pies y lo tragara se hace insoportable. No puede creer que no haya prestado atención a su atuendo antes de presentarse.

—¿Qué has estado haciendo? —pregunta con voz suave, su tono cargado de encanto. Se acerca al castaño y toma sus manos, notando el pequeño trofeo que sostenía—. ¿Y esto?

—Participé en un concurso hoy. Gané el segundo lugar. —responde encogiéndose de hombros.

La emoción del abogado es inmediata y evidente. Su rostro se ilumina con sorpresa y una sonrisa sincera. Sin dudarlo, lo atrae hacia su cuerpo, envolviéndolo en un abrazo. El contacto de sus manos sobre las caderas del menor es intenso, una calidez que este recibe con agrado.

—Estoy tan orgulloso de ti, no te imaginas cuánto. —susurra en el oído impropio, separándose apenas para mirarlo—. Me habría gustado estar allí contigo, no lo niego, pero mi felicidad por tu logro supera todo eso. Sabía que lo conseguirías, y recuerda que esto es solo el primer paso.

Una sonrisa se dibuja en el rostro de Taehyung. Cualquier pensamiento negativo que antes rondaba su mente se desvanece, dejando solo una sensación de paz. Ante él, está el hombre más dulce y cariñoso que ha conocido. Con confianza, se inclina y deposita un beso en los labios de Hoseok, mientras sus manos acarician el pecho semidesnudo de este. Hoseok corresponde con igual entusiasmo, entrelazando sus dedos en el cabello de Taehyung con una mano, mientras la otra reposa en su cintura, firme y segura. El beso es profundo, cargado de una intensidad que refleja el tiempo que han pasado separados.

Al separarse, ambos intercambian sonrisas. El mayor con un gesto amable se aparta ligeramente para permitir que Taehyung entre en su hogar, en un silencioso pero acogedor gesto de bienvenida.

Entonces entrelaza sus dedos con los suyos y lo guia por la casa. Hacía tanto tiempo que Taehyung no la visitaba que apenas conservaba recuerdos claros de su interior, por lo que se dejó conducir en silencio. Hoseok lo llevó hasta el salón, y al llegar, quedó sin palabras. La iluminación tenue llenaba la habitación de un ambiente íntimo, aunque lo suficientemente clara para distinguir cada detalle. En el centro, la mesa principal estaba elegantemente vestida con un mantel blanco. Velas y rosas adornaban el espacio, mientras que en cada extremo de la mesa se disponían dos platos, con una comida preparada que parecía digna de una ocasión especial.

Taehyung no dijo nada de inmediato, no porque no quisiera, sino porque no sabía qué decir. Aquello lo había tomado por sorpresa, quizás porque nunca había experimentado algo similar.