009 » ésta noche

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Taehyung había pasado todo el trayecto observando su reflejo en la pantalla del móvil una y otra vez, de manera casi compulsiva. No podía evitarlo; se sentía sofocado e inmensamente ansioso. Llegó a tal punto de inquietud que empezaron a surgir toda clase de ideas absurdas en su mente caótica. Imaginaba que las costuras de su traje se romperían de forma desastrosa, que acabaría siendo solo un nudo de hilos enredados en la lavadora; cualquier tipo de disparate que pudiera desencadenar una catástrofe en la fiesta.

Sabía que probablemente estaba exagerando, que su mente trastornada y sobrepensante le estaba jugando una mala pasada. Pero la incomodidad era asfixiante; incluso estando en el auto de Hoseok, los temblores seguían recorriendo su cuerpo sin piedad. Una oleada de preguntas se agolpaba en su cabeza: "¿Estaré bien?", "¿Seré bien recibido?", "Este peinado definitivamente no me queda bien."


El traje era precioso; eso era innegable. Desde el primer momento, había sido un flechazo. Hoseok había tenido la generosidad de pagarlo por él, y Taehyung sabía que debía estar agradecido. Era el traje más bonito y endemoniadamente caro que tendría el honor de usar en su vida. Su peinado, por otro lado, no era nada fuera de lo común, salvo por el hecho de que, en ese preciso instante, cada hebra de su cabello estaba prácticamente pegada a su cabeza, sostenida por una cantidad abrumadora de gomina, suficiente para mantener todo en su lugar durante la velada. Sin embargo, los nervios seguían a flor de piel, impidiéndole sin piedad sentirse cómodo consigo mismo o con el entorno en el que pronto estaría inevitablemente inmerso.

Exhaló ruidosamente en un intento inútil de calmarse, pero su espalda permanecía tan tensa como el hierro y sus manos temblaban, aun estando apoyadas en su regazo. El nerviosismo era tan intenso que, en su mente, parecía resonar el "tic-tac" inconsciente de cada segundo que pasaba con inquietante rapidez. Un par de segundos más transcurrieron antes de que sintiera un calor reconfortante en uno de sus muslos; Hoseok había puesto su mano suavemente sobre su pierna, acariciándola con ternura y cuidado.


—¿Te encuentras bien, Tae? —preguntó con un tono sereno y profundo, casi como un suave verso al aire. Su mano izquierda seguía firmemente sujeta al volante, y su mirada se mantenía fija en la carretera con atención.

Taehyung asintió lentamente con la cabeza, pero de inmediato una oleada de sinceridad le golpeó como un balde de agua fría, y comenzó a negar frenéticamente en respuesta a la pregunta de Hoseok. El abogado dejó escapar un suave suspiro, apretando un poco más la piel de la pierna de Taehyung, acariciándola de nuevo con el pulgar en un gesto tranquilizador.

—Sé que es difícil, pero intenta respirar y soltarlo todo... —murmuró con aquel tono calmado—. Te prometo que estaré a tu lado en todo momento, y haré todo lo posible para que te sientas cómodo, Taehyung.

Aquellas palabras fueron suficientes para que Taehyung se permitiera bajar la guardia y respirar con un poco más de normalidad. No hicieron falta más palabras; sabía que Hoseok ya entendía su respuesta perfectamente. Bastaba con ver la tranquila sonrisa que se dibujaba en los labios de su acompañante. Taehyung se recostó en el asiento, cerró los párpados y dejó que su cuerpo se acomodara mientras esperaba.

Por suerte, o al menos eso es lo que le gusta pensar para calmar su interior, no tardaron mucho en llegar. El tiempo realmente había pasado volando, aunque no estaba seguro si era porque le entretenía escuchar a Hoseok canturrear las canciones de la radio en voz baja, o porque el sueño hacía que todo le pareciera más ligero. Quizá una mezcla de ambas. Juraba que Hoseok tenía una voz preciosa y relajante; le encantaba oírlo.

Al bajar del coche, se siente genial. Hoseok le abre la puerta y le tiende la mano para ayudarlo a salir. Es algo nuevo para Taehyung, y lo encuentra fascinante.

orgasm ☕ hopev Donde viven las historias. Descúbrelo ahora