orgasm ☕ hopev

016 » una oportunidad

Taehyung tenía la mente en las nubes, incapaz de dejar de pensar en lo que había ocurrido la otra noche con Hoseok. Aunque en ese momento se había mostrado juguetón, devolviéndole cada palabra con la misma ligereza, ahora que su mente estaba más despejada, no podía evitar cuestionarse: ¿a qué demonios se refería Jung Hoseok? Ese hombre era un completo enigma, y la incertidumbre lo mantenía en vilo.

El mero recuerdo de la voz rasposa del azabache repitiendo aquella frase en su cabeza le erizaba la piel. Se obligó a morderse el labio para contener un suspiro, mientras continuaba garabateando en el pequeño cuaderno donde solía anotar los pedidos de los clientes.

Dibujar en ese cuadernillo, el único material a su disposición en el trabajo, era su manera de encontrar calma. Su mente, desbordada por las dudas, se reflejaba en los trazos del lápiz, que parecía moverse por sí solo, creando una pequeña ciudad caótica, poblada de formas geométricas desordenadas, como si en ese papel se plasmara el torbellino de pensamientos que lo inquietaba.

Mientras seguía absorto en sus pensamientos, escuchó unos pasos detrás de él. La silueta de Jungkook pasó a su lado, y una leve corriente de aire le acarició la espalda. No pasaron ni tres segundos antes de que sintiera la respiración del chico en su nuca.

Taehyung lo miró de reojo, observando cómo el otro apoyaba el mentón sobre su hombro, observando con atención el dibujo que había estado haciendo.

Dirigió la mirada al papel, luego de nuevo a Jungkook, y finalmente de vuelta al dibujo. Un nudo de nerviosismo le tensó el cuerpo, haciéndole rechinar los dientes al sentirse juzgado e inseguro. De inmediato, aplastó el folio entre sus manos, convirtiéndolo en una bola desordenada que trató de ocultar entre sus palmas sudorosas.

—Hey, ¿por qué lo arrancas? —preguntó su compañero, acercándose aún más para forcejear suavemente con Taehyung, entrelazando sus dedos con los suyos y abriéndolos con firmeza para recuperar lo que quedaba del dibujo.

El corazón del mayor comenzó a latir con fuerza, entrando en pánico. Trató de arrebatarle la arrugada bola de papel, pero Jungkook, con su estatura, fuerza, y competitividad desbordante, era un rival imposible de vencer.

Entonces este desplegó nuevamente la pequeña bola arrugada y lo observó con atención, sus grandes ojos oscuros recorriendo cada trazo. Tras un momento, una sonrisa cálida se formó en sus labios.

—Es maravilloso. No sabía que dibujabas tan bien. —comentó, su voz impregnada de sincera admiración-. ¿Es algo que disfrutas o simplemente un pasatiempo?

Taehyung sintió cómo su cuerpo se tensaba al instante. No estaba acostumbrado a recibir elogios de ese tipo, y mucho menos a hablar de sus intereses personales. Sus mejillas se tornaron de un vivo color rojo por los nervios, mientras sus dedos, instintivamente, se dirigían a rascarse la nuca, deseando hundir las uñas en su piel para liberar la tensión. Con voz baja, respondió:

—Me gusta, sí. De hecho, me gustaría dedicarme a esto.

Jungkook esbozó otra pequeña sonrisa ante la respuesta, volviendo a dirigir su mirada al dibujo antes de hablar.

—Este viernes habrá una exposición de dibujo en la plaza, y podrías inscribirte en el concurso. Ofrecen tres premios, y el ganador tendrá el honor de ver su obra expuesta en el museo. Deberías intentarlo. Mi primo es parte del jurado, y sé que aprecia mucho el estilo de arte que haces. Sería una oportunidad increíble para ti. Un talento como el tuyo no debería desaprovecharse, ¿no crees?