Epilogo

23 1 0
                                    


Han pasado ya 38 años de que con mis hijos iniciamos una nueva vida juntos. Cambiamos de ciudad y vivimos cosas maravillosas. Cuando tenia 39 años conocí a una chica, la cual hasta el día de hoy no se a alejado de mi. Más que nada es mi mejor amiga y confidente, Nicole, la chica que sobre puso mis heridas y amo a mis hijos, ahora ella tiene 50 años y yo 66. . . Si, estoy viejo, pero no pierdo mi encanto.

Mis hijos ya están casados con los amores de su vida, Cristina y Luisa. Harry me dio tres hermosos nietos y Edward una bella niña y próximamente una nueva retoño. Cada uno tiene su vida y es feliz, logre ser un buen padre para ellos. 

Acabe llevando el negocio de mi padre luego de el y su esposa fallecieran. Ahora, llega mi turno. Hace un tiempo descubrieron que estoy enfermo, aunque yo creo que mas que enfermedad corporal, es una enfermedad llamada dolor y soledad. 

- Vamos Romeo, aun puedes dar un poco más.- Decía Nicole

- Nicky. . . estoy cansado, ya no quiero mas guerra

- Ni que estuvieras tan viejo

- No lo estoy. . . pero ya no quiero más guerra con mi corazón

- Romeo. . . Creo que no tengo como discutirlo.- Dijo tomando mi mano mientras sacaba algunos cabellos que estaban en mi frente

- Creo que ella cada vez esta más cerca de mí

- Ella nunca se fue de tu lado Rom, aunque físicamente no esta aquí, siempre esta a tu lado.  . . Desde el momento en el que se fue de aquí

- Si. . . pero ahora es más fuerte. . . la siento aquí, junto a mí

Me dio una sonrisa cariñosa justo cuando mis hijos entran a la habitación

- Hola papá.- Dijo Edward

- Como te sientes?.- pregunta Harry

- Mis hijos. . . necesitaba verlos esta ultima vez

- No digas eso viejo.- Me reclama Edward

- Hijo, ya hay que aceptarlo, estoy cansado y siento mi hora cerca. Agradezco que me hayan traído a la casa que me vio crecer y amar a su madre, donde viví mis mas grandes alegrías y tristezas. Cuiden a sus mujeres y no las dejen jamas, protejan y hagan felices a sus hijos. . . No dejen que las alegrías y momentos felices se alejen de ellos por una oscura tormenta

Mientras hablaba me sentía más cansado aún, el aire me faltaba y sentía mi corazón acelerarse sin parar.

- Papá

- Papá!

- Romeo!!!

- Yuki. . .- Susurro para cerrar mis ojos

Deje de escuchar cuando mis latidos ya no podía escuchar, ok, si ya estoy muerto. . . ¿Porque me siento más solo? Todo esta oscuro

(reproduzcan la canción ahora mismo para que vean todo como yo lo hago)

- Romeo.- Una voz suave me habla y de la nada una silueta de una bella mujer de espaldas, su cabello le llegaba hasta las caderas y era de un color morado eléctrico, se le veía curvilínea y el aroma que llegaba a mi nariz era de rosas. 

Mire a mi alrededor y todo había tomado forma, estábamos en el jardín de rosas de mi casa. Me observe por la ventana de la cocina y pude notar que mi físico era de como cuando tenía 19; volví la vista delante para ver lo más bello que mis ojos pudieron ver jamas. La bella chica daba la vuelta dejándome ver unos ojos bicolores, los ojos de los que me enamore.

- Yuki. . . - Camino lento hacia ella sintiendo como el aire se hacia más tibio

- Romeo .-Me susurra.- Mi amor. . . Ya estas en casa

- Estas aquí

- Nunca me fui de aquí

Llego frente a ella y me pierdo en sus hermosos ojos, en su nariz, sus mejillas ruborizadas de un bello tono rosa y en sus carnosos labios de color rojo natural que me hacen desear besar sin detenerme. Acaricio con suavidad su mejilla haciendo que sus ojos se cerraran con una sonrisa

- Si eres tu .- Susurro apoyando mi frente en la suya

- Claro que soy yo. . . Mi rebelde idiota

Sonreímos y nos besamos, sintiendo todo lo que ambos queríamos decir en ese suave tacto junto con la necesidad del tiempo. Nada importaba en este momento, solo nosotros y el suave vaivén de nuestros labios.

- No sabes cuanto te extrañe.- Susurro en sus labios

- Claro que lo sé.- Dejando caer una lagrima.- Por que fue lo mismo a cuanto te extrañe a ti

Enlazamos nuestras manos mientras nos sonreíamos. No había necesidad de hablar, pues en el sentir de nuestras respiraciones a ojos cerrados y nuestra sonrisas era todo lo que necesitábamos.

- Te amo Yuki. . . Nunca pude dejar de amarte

- Lo se. . . También te amo. . . con toda mi alma

Nos volvimos a besar suavemente mientras sus manos jugaban con mi cabello, las mías acariciaban su cintura y espalda baja

- Vamos a casa Romeo

- Vamos a casa Yuki

Con nuestras manos enlazadas caminábamos hacia el interior de la casa, sin que nadie nos apresurara, ni el peligro estuviera cerca. . . Eramos solo ella y yo. . . Amándonos aun cuando la muerte nos había separado, ahora estábamos juntos. . . Para siempre


"Palabras de un chico rebelde"


palabras de un chico rebeldeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora