Capítulo VI: Remus

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El fic no me pertence; es de Sablesilverrain. Sólo la traducción en español es mía.

Los personajes son de J. K. Rowling, si fueran míos, las cosas hubieran sido algo —muy— diferentes.

El fic está completo; actualizaré cada semana.

P. D. Si aún no es obvio, esto es Slash —que significa ChicoxChico—, si no te gusta, ¡adiosito!

 Si aún no es obvio, esto es Slash —que significa ChicoxChico—, si no te gusta, ¡adiosito!

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Sirius era ruidoso.

Harry y Severus habían estado leyendo en silencio cuando Fawkes apareció en las habitaciones de Severus con un estallido de llamas; traía una nota para Harry que pedía su presencia en la oficina de Dumbledore y le daba la contraseña.

Harry miró a Severus, quien encontró sus ojos sobre su libro. —Mi relación con Black es malhumorada en el mejor de los casos, homicida en el peor. Yo no te acompañaré —le dijo al niño.

Harry asintió. —Bien.

—Deberías encoger tu baúl y ponerle un encantamiento «ligero como pluma» —aconsejó Severus.

Harry entró en su habitación y empacó su baúl rápidamente, lanzando ambos encantamientos y deslizándolo en su bolsillo.

Severus asintió cuando regresó. —No dudes en visitarme después de las clases o los fines de semana cuando la escuela comience nuevamente. Tu presencia no es insoportable —dijo indiferente.

Harry sonrió. Viniendo de Severus, eso fue básicamente lo mismo que un «te extrañaré». —Me aseguraré de visitarte el año que viene, Severus. Me lo pasé muy bien conociéndote mejor. Creo que podríamos ser amigos.

Severus arqueó una ceja. —También disfruté de tu compañía, sorprendentemente —respondió.

La sonrisa de Harry se iluminó y se fue, dando brinquitos. Se dirigió a la oficina de Dumbledore, preguntándose cómo sería Sirius Black.

Dumbledore había dicho que el hombre era su padrino, por lo que Harry debería haber estado viviendo con él todo el tiempo, en lugar de ser dejado en la puerta de los Dursley cuando era bebé.

Harry le dio la contraseña (Moscas de café con leche) a la gárgola y golpeó la puerta de la oficina de Dumbledore.

—¡Entra, muchacho! —gritó Dumbledore.

Harry abrió la puerta y vio a un hombre sentado en la silla frente al escritorio de Dumbledore.

Tenía barba de chivo y cabello largo y rizado, y parecía sonreír bastante.

Sus ojos se iluminaron cuando cayeron sobre Harry, y sonrió ampliamente. —¡Harry! ¡Oh, Merlín, te ves igual que tu padre! —dijo efusivamente, levantándose y agarrando a Harry por los hombros, sosteniéndolo a los brazos para mirarlo—. ¡Una miniatura de James! Pero con los ojos de Lily. Dumbledore dice que ya te ha explicado todo, ¿cierto? —cuestionó el hombre.

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