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T R E S


—¿Cuáles son las posibilidades de morir de aburrimiento? —Hailee ignoró la presencia del docente, y se removió en su asiento.

Llevábamos una hora en la sala de conferencias de Sheridan, escuchando como él hablaba acerca de su vida, en lugar de su tema a tratar. Lo peor es que no parecía tener deseos de parar, y ningún prefecto estaba cerca para detenerlo.

—No creo que exista ese tipo de muerte. —Carter echó un vistazo hacia atrás al contestarle. Sus ojos lucían igual de agotados que los de Hailee, pero volvió a concentrar su mirada al frente.

—Yo sí, si te aburres lo suficiente podrías cometer cualquier tipo de locura —esta vez fui yo quien habló—. Créanme, mis peores decisiones están basadas en ello. Y en muchos traumas, también.

—Bueno, lo último sí que lo hemos notado... —se metió Colton a la conversación, y apartó su mirada con prejuicio.

Lo empujé, ofendida.

Blair se rio mientras cerraba el libro con el que había comenzado el día. Era el quinto de la semana, y yo seguía sin comprender cómo los acababa tan pronto. Yo también disfrutaba de la lectura, pero me demoraba más tiempo del necesario en encontrar un libro que me gustara lo suficiente para no querer soltarlo.

Y ella, aunque uno no le estuviese brindando satisfacción, lo terminaba en ese mismo día.

—¿Alguien puede recordarme el tema de la conferencia? —preguntó Blair.

—Creo que es de geología, pero no estoy segura.

Blair me miró al no estar contenta con la respuesta de Carter. Yo le hice un ademán con mis manos de tampoco saber. Aunque presentía que podía ser de paleontología por el broche que el docente tenía en su saco. Era de un estegosaurio.

—De mí no esperes nada —la interrumpió Colton antes de que sus ojos verdes buscaran respuestas en los suyos—. Yo solo me puse a escucharlo cuando comenzó a hablar sobre su cuarto matrimonio... Y todavía no me convence. ¿El gobierno en verdad te deja casarte tantas veces?

—Supongo, sería muy extraño que te dijera: «Eh, no puedes casarte de nuevo. Tendrás que morir solo por no haberlo hecho bien antes» —comenté.

—Tal vez no, pero un: «¿Estás seguro? ¿Necesitas ayuda? Parpadea si sí». No estaría nada mal para evitar que se sigan casando y fracasando, al final solo harán ver al amor como algo desechable —Colton insistió en marcar su punto, como si estuviera debatiendo un tema serio.

—¿Y no quieres también que les hagan una prueba de polígrafo? —se burló Hailee.

—Pensándolo bien, sí. ¿Qué tal que si alguien quiere casarse conmigo por interés?

Blair colocó su mano en el hombro de su primo, y lo miró con seriedad antes de responderle.

—Colton, con tu personalidad, cualquier persona lo haría por interés.

Sin querer, mi risa terminó por hace eco en la sala, y el conferencista me llamó la atención.

—Usted, la rubia. ¿Qué es lo que le parece tan gracioso?

Lo miré. Toda expresión alegre y llena de confianza en su rostro fue llevada al olvido por un semblante colérico.

—Nada. Fue una risa involuntaria.

—Por el bien de la clase, espero sea lo último involuntario e innecesario que escuche de su parte. No puede distraer a sus compañeros —dijo él con severidad, y no se detuvo—. ¿Al menos sabe de lo que estamos hablando?

Prometo Destruirte. [Nueva versión]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora