Capítulo 12 - El inicio de todo lo que vendrá.

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Sus cuerpos danzaban bajo la luz de la luna con movimientos ágiles y precisos, ambos jóvenes intentaban sobreponerse ante el otro para lograr ventaja, sin embargo era una lucha relativamente pareja. Pasaron varios minutos intentando golpear, esquivar y derribarse el uno al otro, hasta que el combate empezó a decantar a favor de uno de ellos.

A Bakugou le costaba tumbar a Uraraka en principio, la muchacha era rápida cuando se concentraba al máximo pero a su vez, ella tampoco lograba derribarlo a él e incluso le costaba acercárse lo suficiente. Así mismo, el joven esquivaba velozmente y arremetía con fuerza, sólo para que ella logrará desviar el ataque en el último instante.

A simple vista todo se veía muy equitativo, hasta que la castaña comenzó a perder fuerzas y su respiración se tornó cada vez más entrecortada, era evidente también que su agilidad disminuía. No así era el caso del rubio, que aún se mantenía en pie y atacando con la misma energía que desde el inicio de aquel combate... en cuanto a resistencia y tenacidad se trataba, Bakugou era el rey, y allí es donde resaltaba la debilidad de Uraraka.

-Tan temprano y ya te cansas, cara redonda?- dijo burlón pero sin perder la concentración.

Los jadeos eran cada vez más pesados, mientras se limpiaba el sudor de la frente. -Ni de broma Bakugou-kun! Esto recién empieza!- respondió mientras se lanzaba hacia él una vez más, intentando sujetarlo por detrás del hombro derecho. Sonrió ya que por un segundo, creyó haberlo tomado con la suficiente fuerza como para jalar su brazo hacia atrás, y así poder tumbarlo de un golpe en la espalda.

Pero algo falló... La castaña no contaba con que el muchacho tuviese la suficiente fuerza y flexibilidad, como para torcer su cuerpo y tomarla de la cintura. La presión de ese agarre fue tal que, tras unos segundos de forcejeo, Bakugou obligó a Uraraka a soltarle el hombro.

Fue en ese instante donde él aprovechó para tomarla del brazo con ambas manos y, con una fuerza descomunal, la levantó por encima de él para luego estamparla contra el piso. La joven quedó boca arriba con ambos brazos sujetos por las manos del rubio, y su cadera aprisionada bajo el peso de una de sus piernas. En esa posición, le era casi imposible moverse.

-Aaarrgghh!!- Uraraka intentaba zafarse con todas sus fuerza, pero estaba agotada y el rubio no aflojaba su agarre.

-VAMOS CARA DE MOCHI, YA TE RINDES? TE HACÍA MÁS RUDA QUE ESTO!- gritó el rubio apretando cada vez con más fuerza. Las palabras salieron rudas, aunque en cierto modo parecía estar alentando a la muchacha a que no se dé por vencida.

Uraraka no quería rendirse, pero su cuerpo no le hacía caso haciendo que su fuerza disminuya cada vez más. -MIERDA, No quiero perder!!- vociferó casi desesperada.

-Huh? Acaso ahora insultas? No te hacía tan boca sucia...- dijo divertido, mostrando una sonrisa torcida.

-Mira quién habla! Eres un diccionario de palabrotas andante!- Infló los cachetes frustrada y tras unos segundos más, dejó de resistirse. -Está bien, me rindo! No me quedan fuerzas...-

El rubio sonrió triunfante mientras aflojaba un poco la presión del agarre, sin moverse de su posición. Ambos estaban sudorosos y respiraban con fuerza por todo el esfuerzo. Se quedaron así por varios segundos hasta que finalmente cesaron los jadeos... Bakugou miraba a Uraraka de una forma un tanto curiosa, parecía atrapado en los grandes ojos chocolate de la joven.

En pocos segundos ella cayó en la cuenta de su situación, estaba en el suelo inmóvil bajo el agarre del rubio, mientras éste la miraba fijo sin ninguna clase de pudor. Las mejillas de la joven comenzaron a tornarse rojas, mientras que un leve temblor comenzó a recorrer su cuerpo haciendo que éste entre en calor nuevamente, aunque esta vez de una manera bastante incómoda.

Del Amor Adolescente a Grandes Héroes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora