Capítulo 9: Serendipia

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Hoy era el cumpleaños número dieciséis de Merida.

Sus padres estaban decorando la casa para la fiesta, aunque en realidad iba a ser una reunión entre familia y amigos.

Aun faltaban unas dos horas para que sus amigos llegaran.

Estaba en el cuarto de Rapunzel arreglándose, aunque parecía mas una batalla campal entre las dos.

―¡Jamás me pondré maquillaje en mi cara!—la agarra de las muñecas, evitando que ponga eso en su cara

―¡Merida, deja de chillar!—la regaña. Tratando de soltarse de su agarre—. El maquillaje no hace daño, solo es para verte mas presentable. Se supone que hoy cumples dieciséis, deberías comportarte mas como una chica madura y no una niña

―Pues esta niña no le gusta el maquillaje

―Soy tu mejor amiga, soy consciente de eso, por eso no te voy a maquillar en exceso. Se cómo eres, confía en mi

Lo piensa un poco para luego dar un suspiro.

―Esta bien—dice sin mas, soltandola

La pelirroja se sorprendió al verse en el espejo. Había resaltado sus ojos, un poco de rubor en las mejillas y algo de brillo en los labios.

―¿Qué te parece?

―Eres una genia Rapunzel, ¿Cómo lo hiciste?—dice sin parar de mirarse en el espejo

―Solo diré que los tutoriales de maquillaje coreano de youtube son efectivos. Ya casi es hora, cámbiate de ropa

Asiente dirigiendose al baño con la ropa. La cual consistía en un un pescador en forma de vestido de color azul turquesa con detalles dorados, que le llegaba arriba de los tobillos. Por ultimo se puso sus botas de color café que siempre lleva a todos lados.

―Me gusta como se ve, excepto por las- —dice la rubia al verla salir del baño

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―Me gusta como se ve, excepto por las- —dice la rubia al verla salir del baño

―Mis botas se quedan

―Pero arruinan todo el estilo

―Mis botas no están en discusión―ella rueda los ojos rindiéndose

―Bien vámonos

Rapunzel llevaba una falda rosada con un estampado floral, una camisa de color blanco con vuelos en las mangas y unas sandalias de color dorado, su cabello estaba recogido en una trenza.

Merida no pudo evitar pensar que a veces sentía envidia su cabello. A pesar de lo largo, no era tan salvaje como el de ella.

Al entrar al departamento sus padres estaban arreglando la mesa para servir la comida, mientras que sus hermanos estaban jugando videojuegos en la sala.

―Ya estamos listas—es informa para que se den cuenta de su presencia

―Se ven hermosas, pero Merida no crees que-

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